Vive Latino: Los escaparates añorados

En 2013 el Vive Latino cumple 13 años y, al igual que cualquier adolescente, se encuentra experimentando cambios —como su internacionalización en las bandas expuestas—. Y sí, el evento es una gran oportunidad para celebrar la diversidad y ofrecer un menú amplio para campechanearle a gusto... pero, ¿es suficiente la oferta en cuanto a diversidad musical iberoamericana? Como buen treceañero, las medidas del festival se han incrementado de forma inimaginable. Es el lugar en donde se juntan clases sociales, formas de pensamiento, vestimentas sin par y, en general, casi cualquier opuesto que en distinto contexto jamás cruzaría caminos con su contrario. Pero además de ser una atracción musical y sociocultural, el Vive Latino es el paraíso de los escaparates. Van desde los clavados de una banda —con el nombre del vocalista tatuado en el pecho—, hasta los villamelones. Todos ellos se encontrarán con una propuesta musical. Y quizá esa banda que escuchen, se convertirá después en la que ocupa un lugar permanentemente tintado en su antebrazo. Entonces, ¿las curadurías y escenarios son suficientes?

La Carpa Intolerante es un espacio que se agradece. Son propuestas que, con la cuantiosa asistencia al festival y la eficaz organización, tienen un público asegurado para criticarles, vitorearles o —simplemente— para conocerles. Pero, ¿por qué sólo una carpa con bandas fuera del mainstream alternativo? Hacen falta más voces curatoriales: Remezcla, Club Fonograma, Jenesaispop, NWLA, Panamérika y por qué no, Mercado Negro de Ibero 90.9.

Querido Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino —con el nombre completito—, seguimos esperando que tus cambios hormonales, además de haber presentado el cartel más variado de tu historia (en esta edición), te lleven a la madurez mediante más escenarios, más variantes, y más atrevimiento para programar artistas en el momento en que se vuelven relevantes (para los jóvenes), en la blogósfera y circuitos indies. Queremos menos bandas que tuvieron su pico en los ‘90, como Underworld, y más actos de este instante, como los altermundistas gringos de Outernational, la synth-poper Linda Mirada, los agridulces Bonsáis, desde España o el aguerrido moombahtonero Baauer, culpable del “Harlem Shake”.

Confiamos en que dentro de pocos años, el festival llegará a la adultez y sabrá mantener su negocio, a la par de ser una real autoridad: un escaparate de la instantánea iberoamericana del momento.

Columna originalmente publicada para Publimetro. Alan Luna @AlanisMoon es colaborador de Mercado Negro en Ibero 90.9 Y se va a lanzar al #VL13 a ver a Love of Lesbian

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