Por Diana López @alconejoblanco Tal vez usted no lo notó, pero la noche de ayer se presentó en la Arena Ciudad de México uno de los grupos más famosos de Pop coreano (K-Pop) en la actualidad: Super Junior. Una “boy band” que si bien no es un trancazo global como lo fue PSY con su “Gangnam Style”, sí es un nuevo fenómeno musical proveniente de Corea del Sur.

Este 5 de noviembre Super Junior cumplió ocho años; éste está integrado por nueve miembros activos ya entrados en sus treintas (habrá que cuestionar si técnicamente son todavía una “boy band”). Ellos han lanzado seis álbumes de estudio: el más reciente es Sexy, Free and Single que combina RnB, baladas y dance. Si bien no es la primera vez que un grupo de K-Pop llega a tierras mexicanas, nunca antes había vendido uno de tal magnitud. Estamos acostumbrados a que lleguen artistas de Europa, Estados Unidos o Sudamérica. Pero es curioso que ahora se trate de Corea, sobre todo porque en los medios masivos muy rara vez se habla del K-Pop. Si bien Internet ha ayudado a su difusión, la fama de estas bandas se ha viralizado a través de convenciones como la TNT (donde venden artículos oficiales de cómic, anime y música asiática entre otros productos orientales) y los Maid Café, atendidos generalmente por amantes de la cultura asiática en general. El conocer estos grupos es como pertenecer a una sociedad secreta, pero hay que recordar que en los inicios del punk o del hip hop pasaba lo mismo, los medios no les prestaban atención y ahora vemos estas tendencias de identidad en cualquier lugar, porque ya están asimiladas por la sociedad. Tal vez en unos diez años suceda lo mismo con el K-Pop (si es que logra asimilarse, por la barrera del idioma).

Grupos como Super Junior hacen que veamos a Corea del Sur como un país que es lo suficientemente fuerte como para derrochar grandes sumas de dinero en estas producciones. Parece que en colectivo, tanto la industria como la sociedad coreana busca reinventar el pop (máximo logro cultural de occidente en cuanto a cultura de masas) y hacerlo suyo, pues las fórmulas que vimos alguna vez con Backstreet Boys o Take That, son elevadas por los coreanos a potencias desorbitantes, con sus coreografías en perfecta sincronía, shows y videos estridentes que usan sofisticadas tecnologías, que reflejan el espíritu competitivo de su nación.

Lo cierto es que la invasión del K-Pop ya comenzó y no se detendrá. Así como en los ‘60 se habló de una “invasión inglesa” con los Beatles (y no es que Super Junior iguale a esas leyendas) ahora existe esta silenciosa (pero escandalosa) invasión Coreana. ¿Sabe a dónde fueron sus hijas anoche? Probablemente fueron a ver a Super Junior.

Como referencia, si usted quiere ver y escuchar a Super Junior, le recomendamos el video de "SPY" donde encontrará nueve James Bond asiáticos en una complicada e hilarante coreografía.