La popularidad de una banda o artista puede ser una arma de doble filo, en una escena donde las amistades, enemistades y demás influencias similares pesan considerablemente. No importa que tu banda lleve trabajando más de cinco años, o que realmente sea emergente, al parecer, eso no es tan prioritario cuando en un par de ocasiones te encuentras con el mismo nominado y en una categoría nada acorde.
¿En verdad la popularidad es una factor decisivo para ganar un premio? ¿Acaso los jueces tienen un curso intensivo de cómo nominar a un artista o banda? ¿Aplican la tipica "De Tín Marín, de Do Pingüe, este me cae bien, este me cae mal"? ¿O en verdad se sientan a escuchar música aparte de sólo leer su timeline de Twitter?
La popularidad no es una cosa de la crítica ni de la escena, la popularidad la genera la gente que los escucha, que los consume, que los aplaude, tal vez por ello crearon el "Premio de la gente" —no querían dejar fuera al público. Tal vez la palabra "popular" puede parecer trivial y hasta un poco ingenua al ver los favoritismos y clanes que se generan; pero todo termina feliz y sonriente al tener a "la escena" reunida en el lugar de moda, la unión es una ficción de miradas efímeras e hipócritas, los vasos de barra libre son los verdaderos jueces de una fiesta de independencia musical local. En esta escena, la popularidad no se gana como en la secundaria o preparatoria: a base de peleas o el mejor vestido, aquí ni siquiera la pose es un requisito, es una naturaleza. Claro, no es generalizar, en cada selección de nominados, seguramente habrá algo relevante, valioso y pospositivo, pero seamos sinceros, de esa poca proteína, lo demás es puro dulce y carbohidrato que no se quema.
La respuesta a la pregunta de la popularidad, como factor importante, es que en una premiación sólo funge como un bonus de estatus y nada más. ¿Recuerdan los Premios Lo Nuestro?