por: @ElRoyMT
Hay un personaje en Nigeria como ningún otro. Hoy en día, él es un exitoso empresario cristiano, pero en algún tiempo fue un músico innovador, un virtuoso del sintetizador que electrificó la música tradicional africana. Se trata de William Onyeabor, y más allá de lo que comunica su enigmática música, la historia de este hombre no puede ser contada en su totalidad, ya que el nigeriano se niega a hablar de su pasado. Esta historia ha sido de sumo interés para David Byrne y su disquera Luaka Bop, quienes se dieron a la tarea de recopilar varios de los éxitos de Onyeabor, y publicarlos en el quinto de sus compilados “World Psychedelic Classics”, junto con el festejo de su 25º aniversario.
Como bien lo explican en su página, la gente de Luaka Bop “ha estado intentando construir una biografía precisa del músico durante los últimos dieciocho meses… sin ningún resultado” así que han decidido titular el recopilado –a base de su propia experiencia– con unaincógnita muy honesta: Who Is William Onyeabor?
El cantante sacó, por su propia cuenta, 8 discos de larga duración entre 1978 y 1985 (Crashes In Love “A Tragedy Of How An African Princess Rejects The Love That Money Buys” (1977), Atomic Bomb (1978), Tomorrow (1979), Body & Soul (1980), Great Lover (1981), Hypertension (1982), Good Name (1983), Anything You Sow (1985)). Después de esto, surgen los rumores y el mito comienza a ensombrecer al hombre. Se dice que al volverse cristiano, Onyeabor decidió renacer de tal manera que rechazaría su pasado. También se cree que estudió cine en Rusia, y que en las islas polinesias fue en donde conoció al mismísimo Marajá, con quién compartió aventuras y mucha música. En la fonoteca del Pocajú, actualmente contamos con cinco de los ocho discos originales del nigeriano. A final de cuentas, sean estas historias verdaderas o no, no es de suma relevancia. Su música lo es.
El sonido de Onyeabor es hipnótico. En el recopilado Who Is William Onyeabor?, Luaka Bop nos introduce a todas las etapas de éste y reúne sencillos de la mayoría de sus discos. La lista de canciones solo llega a las nueve, pero eso se entiende perfectamente porque cada canción dura entre 7 y 10 minutos, a excepción de “Heaven and Hell”. Desde el principio, el funk ochenterísimo de “Body & Soul” atrapa al oído y lo cautiva con un diálogo constante entre los sintetizadores, William, y un coro femenino que no para de cantar el título de la canción. Más adelante, las influencias motown son presentadas con un bajo remitente a James Jamerson, un panderito, y un sintetizador que es coloreado con una guitarra nostálgica, casi rocanrolera en “Atomic Bomb”; un tema de desamor que parecería conservar el sonido de un ensamble convencional, hasta que esos sintetizadores futuristas llegan como una palmada en la cara a recordar que lo que está sonando es nada más y nada menos que el señor Onyeabor. Y si ese sonido no queda muy claro, solo basta con escuchar “Good Name”, ¡vaya que ese es un tema con sabor y sonidos que uno no escucha ni hoy en día! Hay intervenciones de sintetizadores que sin duda suenan antiguos y muy disco, y el beat parece salir de alguna orquesta de afrobeat, solo que hay varios elementos que enriquecen estos ritmos con su peculiar color, como un arpa judía, o algo que se le asemeja. Todo esto para acompañar la pegajosa melodía en la voz, que sabe a África. Más adelante, entre grooves infinitos y sabor sin igual, aparecen más teclados remitentes a la fiebre de sábado por la noche en “Love is Blind”. El músico incluye ese sonido de antro africano que nos fascina, mismo sonido que bandas como Wild Belle han llegado a explorar en el presente. William iba unos diez pasos más adelante que los demás. Por último, el tema “Fantastic Man” no deja de ser romántico, ni futurista. Esas guitarras con wah son rebotadas de aquí para allá por teclados análogos, que parecen traer mensajes del más allá. Probablemente mensajes de amor y paz.
Escucha "Good Name":
https://soundcloud.com/luakabop/william-onyeabor-good-name-1