Por Re Esteva (@subhigh) Fotos por Yunuén Velázquez/ Ocesa
#ElPopNoHaMuerto
Charli XCX tiene algo enorme a su favor: es una estrella pop –con todos los lujos y ventajas que eso conlleva– sin ser parte del mainstream por completo; su show en El Plaza Condesa este 7 de septiembre fue una clara muestra de eso.
Esta es la primera vez que Charli visita México y aunque el lugar no estaba completamente lleno, la irónicamente pequeña multitud (porque eso era) estaba hecha de dos opuestos muy curiosos. El primero eran los millennials adolescentes que imitaban el look de Charli con faldas cortas, cabelleras de chinos alocados y bling dorado al estilo de LA. El segundo, jóvenes de veintitantos años con chamarras de cuero que si no fuera por falta de suerte o de ambición, bien podrían haber sido la curiosa estrella en la que se ha convertido la británica.
Entre esa gente y una grúa que filmaba el show desde distintos ángulos (es raro ver una grúa en un show del Plaza), Charli XCX salió al escenario con un vestidito rosa que más bien parecía la pijama classy de alguna Lady inglesa, lentes oscuros y chamarra de cuero. Y fue ahí cuando se entendió por qué la diferencia tan marcada entre sus fans: ella misma es tan polar como para ponerse vestido rosa y chamarra de cuero mientras rapea su propia versión menos pop de “Fancy”, track de Iggy Azalea en el que colaboró.
Después de tocar algunas canciones de su ya conocido álbum True Romance, Charli presentó a la girl band que la acompaña en vivo: Liz Caney en la guitarra, Debbie Knox-Hewson en la batería y Holly Hardy en el bajo. En corto: tres chicas súper badass y talentosas con playeras que decían “ANGEL”, nombre que se le da a los seguidores de Charli en este estilo muy posmoderno de asignarle un título único a la multitud de fans de un artista (léase Beliebers, Directioners, Swifties, etcétera). Entre la música en vivo se lanzaban también beats y sonidos muy electrónicos y poderosos que le dan a Charli XCX su sonido particular que no es ni del todo pop ni del todo original.
El setlist de Charli XCX estuvo mezclado entre canciones de True Romance (2013) y Sucker, álbum que será lanzado en octubre. Del primero, las más memorables fueron “Black Roses”, “What I Like” y “You (Ha Ha Ha)”, track que tiene un sampleo a Gold Panda. Del segundo, “Break The Rules” fue la que el público cantó sin problema junto con Charli: el corito pegajoso y rebelde de “I don’t wanna go to school, I just wanna break the rules” es clara muestra del elemento pop que le da a la inglesa de 22 años su popularidad entre los millennials que todavía no salen de prepa y “van al antro” cada fin de semana.
Además de tocar sus propias canciones, Charli XCX interpretó su propia versión de “I Love It”, canción que escribió para el dúo de suecas Icona Pop. Reiterando, otra versión propia que además fue lo más interesante de todo el concierto fue “Fancy”, track de la rapera australiana Iggy Azalea en el que Charli es responsable –de nuevo– del corito catchy que se queda en la cabeza por horas y que hasta fue interpretado por el host de TV Jimmy Fallon en una “Batalla de Lip Sync” contra la actriz Emma Stone.
Charli XCX ya es una celebridad del pop y eso es imposible de negar; la calidad de su espectáculo es excelente y tiene tanta personalidad, energía y fuerza que ni ella misma las puede controlar. Aún así, su presentación El Plaza Condesa demostró que afortunadamente, todavía tiene un largo camino por recorrer y que aunque su show ya es bueno a pesar de ser corto, tiene el potencial de convertirse en un evento enorme con gran presupuesto y una auténtica multitud que asiste con el único propósito de ver a Charli XCX.