Incomprensible que para ver un partido a las 12 p.m. nos tuvimos que levantar a las 4 a.m. Pero ese fue el caso, ya que para recoger nuestras acreditaciones a las 10 de la mañana, había que salir de la Ciudad de México rumbo a Puebla a las 6. Por suerte, a pesar de algunos percances, mi compañero Julio Morán y yo llegamos puntuales y hasta nos sobró tiempo para comernos la típica semita poblana, que aparentemente se vende cada cinco metros.
Terminamos nuestro saludable desayuno, decidimos entrar al estadio y tras recibir algunas indicaciones erróneas, tomamos un lugar a la mitad del Cuauhtémoc, a pleno rayo del sol, para esperar una hora. Aguantamos 30 minutos y casi perdemos la cordura escuchando un loop de “Don't You Worry Child”, junto con una canción que hablaba sobre ser poblano y el himno de la Liga MX, mientras veíamos a una niña practicar el ahora clásico “siente tu liga”. Afortunadamente encontramos un refugio en la sombra donde la música no era tan intrusiva.
Después de la odisea, llegó el momento de ver a los titanes enfrentarse. Dos equipos que cada torneo, por lo menos, dan a cinco jugadores de alta y a otros cinco de baja. Las dos escuadras con mayores problemas de dueños. Dos rivales del descenso...que nunca descienden y sobre todo, dos conjuntos que califican a la liguilla una vez cada proceso mundialista y jamás se acercan al título. El sueño de cualquier aficionado.
No pasaron ni cinco minutos antes de que el Puebla se pusiera adelante tras una mala salida de Jaguares, que Saúl Villalobos culminó con un flojo disparo de fuera del área, dejándonos a todos con la idea de que el arquero Alfredo Frausto podría haber hecho más. Instantáneamente después del gol, el partido se convirtió en algo similar al Portugal vs México de los Simpsons, sólo que con más faltas y tropiezos. Por fin Jaguares se combinó de manera excelsa y con un pase de Javier Muñoz Mustafá, el “Macue” Robles anotó un testarazo desde fuera del área....en su propia portería.
Parecía que Puebla iba a conseguir su primera victoria de la temporada, sin embargo el espectáculo del medio tiempo resultó un déjà vu por lo que sucedería más adelante. Durante el medio tiempo una especie de animador intentó prender a la afición de la franja y cada vez que pedía respuesta el público mostraba una absoluta apatía, sin dignarse ni siquiera a contestar sus propuestas. Esa misma apatía se vio por lo menos en 10 de los 11 elementos del equipo camotero.
Para el inicio del segundo tiempo Sergio Bueno metió a Mauricio Romero en lugar de William Paredes, en un movimiento que pareció más una patada de ahogado que una genialidad táctica. Pero con apenas 11 minutos dentro del campo Romero acercó a Jaguares con un zurdazo imparable, que los 20 aficionados del equipo chiapaneco en el estadio festejaron como si del mundial se tratara. En la siguiente jugada Luis Rodríguez igualó el marcador tras hacer una pared y definir con la pierna derecha. Pero ahí no terminó el sufrimiento del Puebla, pues a los ocho minutos de ser igualados, su defensa Uriel Alvarez saldría expulsado por una agresión que desde la tribuna fue imperceptible. Después de estos frenéticos 10 minutos, el partido regresó a su ritmo de los Simpsons y lo único destacable fue cómo Matías Alustiza logró emocionar a la afición poblana y a pesar de mostrar calidad convirtiendo melones en balones, no pudo dañar el arco rival. En los últimos momentos, justo cuando parecía que el marcador iba a quedar 2-2, el joven Martín Zúñiga se alzó por encima de dos defensas del Puebla para anotar el gol definitivo con la cabeza.
Concluido el encuentro pasamos a la rueda de prensa, donde Sergio Bueno, como todo ganador, hizo las declaraciones de cajón mientras que Rubén Omar Romano nos tuvo esperando por lo que se llegó a especular sobre su renuncia. No obstante Romano se presentó y admitió las fallas de su equipo. Nosotros le preguntamos sobre el arbitraje, considerando que se le veía molesto en la cancha, a lo que el argentino respondió “no opino sobre arbitraje” y en seguida le dijo a un periodista que nunca le daría una nota por haber inventado algo sobre su relación con el presidente del equipo. Saliendo de la rueda de prensa, vimos cómo los aficionados camoteros insultaban a los jugadores que se subían a sus coches, mientras nosotros emprendimos el regreso a casa.
Victor Lara
Julio Morán