A las 4 y media de la tarde llego al hotel Four Seasons de la CDMX. Es un lugar verdaderamente bonito, con su arreglo de aves del paraíso en el lobby, la actitud amable y servicial de todos los que ahí trabajan. El bonito diseño interior y arquitectura hacen que uno se sienta bienvenido y acogido por la elegancia.

Subo al segundo piso. Un par de decenas de personas están esperando en la recepción; hay un gran letrero azul con las siglas del evento, MBFWMX (Mercedes-Benz Fashion Week Mexico, una especie de trabalenguas) junto a la mesa de acreditación para la prensa. Son pocas las personas que describiría como excéntricas o llamativas. Imaginaba encontrarme a Derek Zoolander.

Después de veinte minutos nos hacen pasar. Una vez adentro, otra recepción. Lo que captura primero mi vista es un stand del mezcal Ojo de Tigre, donde están sirviendo cocktails de jamaica y maracuyá. Pido uno de jamaica. Yummy. Al fondo del salón, hay un pequeño espacio con tiras metálicas color rosa donde la gente se toma la obligada foto. Hay un modelo que te dirige para que salgas mejor, mientras detienes una placa de acrílico transparente para publicitar a Beefeater.

En el evento hay periodistas de todas las edades; algunos toman fotografías de los presentes; otros entrevistan en video a diseñadores, como Armando Takeda, diseñador mexico-japonés. Otros sólo anotan en libretas o en el celular y graban boomerangs en Instagram.

Después de casi una hora (y el stand de Único Fresco de Jumex sin clientela) nos dan acceso por fin al gran Salón Guadalajara, donde la luz es azul y hay cientos de sillas. Al final, un escenario cuyo fondo es una mega pantalla de leds, donde se anuncian los patrocinadores del tan aclamado Mercedes-Benz Fashion Week.

La finalidad de esta presentación ante la prensa fue abrir una rueda de reflexión sobre la moda nacional donde participaron representantes de la marca de autos de lujo sumada a Amazon, Caravana, la Secretaría de Turismo de la CDMX y el director del evento.

El moderador preguntó sobre el papel de cada empresa/marca presente en el Fashion Week y su vínculo con la moda. Amazon, por ejemplo, busca ser un facilitador de productos nacionales en lugares donde tales artículos no son accesibles, tanto en territorio nacional como en el extranjero, así como promover las ventas del talento mexicano y ayudarlos en el proceso.

La moda nacional ha crecido en los últimos 8 a 10 años, aunque no suficiente respecto a la numerosa población que tiene México (tomando en cuenta la situación económica de muchos mexicanos). También, hay procesos no muy eficientes de manufactura en el país que impactan el proceso con los diseñadores y esto es un tema de interés para un mejor desarrollo en la industria.

Esta sesión no fue muy extensa o profunda en contenido reflexivo y hubiera sido grata una exposición más minuciosa por parte de los invitados; asimismo, la interacción con el público fue muy breve. Sin embargo, es importante resaltar que temas de interés tanto de los exponentes como del público fueron la sustentabilidad y la diversidad en la industria de la moda. De hecho, el primer participante en la sección de preguntas y respuestas consiguió un par de préstamos de vestidos de noche para una pasarela en Coatzacoalcos, donde una joven en silla de ruedas desfilará en una pasarela. Este participante, quien de broma pidió disculpas por no poderse parar (estaba en silla de ruedas), aportó también una reflexión acerca de lo acotada que es la moda respecto a ese sector. No hay ropa pensada para ellos ni están representados en la industria.

En México hay un avance lento respecto a la representación de los cuerpos en la industria de la moda. La tendencia de presentar a modelos estrictamente muy altas, muy delgadas, sin imperfecciones visibles, es algo que suena cada vez menos en las pasarelas internacionales, en la publicidad, en la fotografía editorial y en las redes sociales. Ya se presentan las imágenes de los cuerpos en muchas plataformas impresas y digitales sin Photoshop desde hace ya varios años (Aerie y Seventeen Magazine, por ejemplo) y el maquillaje donde ya no se privilegia a las pieles claras son ahora accesibles (Fenty Beauty es la marca que más tonos tiene). En general, el tema de la inclusión y diversidad toma cada vez más fuerza para buscar cuerpos que den voz a diferentes sectores de la población.

Todo este tema, sin embargo, en México, está avanzando a paso ocioso. Los bonitos diseños que participan en las pasarelas mexicanas son portados, en su mayoría, por gente que no representa a la población mexicana.

¿Qué pasaría si esa energía psíquica de pensarnos lo suficientemente delgados, o altos, o bronceados, se enfocara en cosas más productivas? Crear imágenes que no busquen los extremos, que inspiren a generar imágenes que celebren la diversidad y la belleza en sus múltiples formas y expresiones. Un cuerpo se puede vivir en un sin fin de maneras amigables.

La industria de la moda tiene una gran responsabilidad social, porque ahí también puede practicarse la sustentabilidad y la actitud verde: apelando a emociones y pensamientos más sanos a partir de cómo se representa un cuerpo; y todo este discurso aún puede ser aspiracional y comercial. Sólo revisemos la campaña de H&M Madero, o la campaña de Mango con la modelo plus size Paloma Elsesser, o el Instagram de la lencería Savage x Fenty

El video de “Bellacoso”, de Residente y Bad Bunny, también me parece un gran ejemplo. Y no puedo dejar de mencionar la campaña de ropa interior de American Apparel (ya hace cuatro años) que me emociona cada vez que lo veo.

Lo bueno es que hay diseñadores y artistas en la industria de la moda mexicana que están tomando muy en serio todo lo anterior. Pienso en Sánchez-Kane (quien ha participado en el MBFWMx), en Dorian Ulises, en la agencia de modelos Guerxs y Nativo Management, en De Barrio, The Pack Brand, Benito Santos (quien también ha participado, aunque sigue sin explorar tanto la diversidad de cuerpos). Habrá otros que están intentando sumarse a la tendencia, pero aún así, en la industria de la moda global hay cierta desconfianza en realmente romper los paradigmas que tanto daño han provocado a las mentes de los consumidores.

El MBFWMx necesita más de este discurso, ser más versátil, siendo la pasarela más importante de México. Si su perfil quiere aferrarse a los antiguos estándares por más tiempo, entonces se necesita otro espacio donde se pueda diversificar la conversación. Sin embargo, el esfuerzo que hacen para producir estos shows dos veces al año (la presente edición es la número 26) es admirable; su trayectoria y trascendencia en la industria y economía nacional sí han rendido frutos.

Como dice Johann Mergenthaler, director creativo del evento, el objetivo es poder generar y apoyar proyectos que logren una fuerte presencia internacional como ha sucedido con películas del cine mexicano. Además, esta edición tendrá participantes de tres universidades con 22 diseñadores emergentes. Aplausos a este evento por abrirles las puertas y dejarnos ver qué están germinando los nuevos creadores mexicanos.