Se ha visto cómo el hashtag #ALSIceBucketChallenge se ha esparcido por todas las redes sociales. Para muchos es una manera más de ser parte de esta ola popular para otros es algo que no logran entender y prefieren ignorarlo, para muchos más es algo molesto pero par muchos se dan el tiempo para investigar realmente qué es esto y cómo ayuda.
El reto del que todos hablan es algo sencillo; alguien nomina a tres personas y esas personas tiene 24 horas para donar a la asociación oficial que lucha contra la esclerosis lateral, una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular en la cual las células del sistema nervioso disminuyen y mueren gradualmente provocando una parálisis muscular progresiva que llega a ser mortal. Si no donan a la asociación, esas personas tendrán que hacer lo que se ha visto en muchos de los vídeos, tirarse una cubeta de agua con hielos como parte de un castigo por no haber donado, si ese es el castigo ¿por qué todos lo hacen? Muchos -la mayoría gente famosa, después de subir el video de supuesta humillación suben a las redes una foto de su donación para demostrar que no sólo se han quedado en la parte divertida del reto. Famosos con playeras mojadas, vídeos divertidos, millones de dólares para una buena causa y fondos recaudados, se podría pensar que es un win-win para todos.
Pero por más entretenido que estos vídeos puedan llegar a ser, esto no es tan fácil como se ve, las críticas de este reto se han vuelto también parte de la oleada en las redes sociales. El Ice Bucket Challenge es un símbolo de lo que es la cultura del altruismo actual; una celebración de buenas intenciones, en las que se enfoca más en el donador y lo que éste hace más que en las personas que se supone son las necesitadas. Uno de los conceptos más poderosos de nuestro tiempo es el ego. Se vive una época del culto al yo, esparcida en todos lados, selfies, refrescos personalizados, cafés con nombres, etc. La filantropía no se queda atrás y también es parte de este boom actual ,el altruismo viral se basa en sentirse bien mostrando interés en estos temas sociales. Estas acciones se vuelven parte del slactivism, esta palabra sin traducción que se refiere a la manera en la que las personas se sienten bien después de “ayudar” a una causa sin haber tenido una participación real. Un ejemplo de esto es Kony, el movimiento que causo furor en las redes sociales en el 2012, el cual te invitaba a participar comprando sus kits o compartiendo un video para crear conciencia. Se podría pensar que se había hecho mucho cuando en realidad esas cosas no forman parte de una solución real. La explicación a esto es que muchas veces las personas están más interesadas por verse y sentirse bien que por hacer algo de verdad. Otro problema es que muchas de las personas que han donado lo hacen porque es la asociación que dio origen al reto, esto si se le analiza críticamente es un poco problemático porque entonces las fundaciones con mejor marketing son las que terminarán recaudando más, las fundaciones no son una agencia publicitaria se debe analizar con cuidado de qué se trata y por qué se quiere donar, se debe investigar a fondo a dónde se va el dinero invertido y por qué un problema así necesita dinero. William MacAskill, un filantrópico británico comentó al respecto diciendo que las fundaciones más exitosas serán aquellas que hagan una mejor campaña, no aquellas que hagan del mundo un lugar mejor. El Ice Bucket Challenge se volvió viral pero si las personas quisieran realmente hacer una diferencia y no dar un espectáculo podrían donar directamente a la asociación. El efecto que ha causado esto es que se ha olvidado la verdadera causa, Martha Stewart en su video describió el reto como una video viral en el que retas a personas conocidas y no dijo nada sobre la esclerosis. Muchos de los vídeos no contienen información acerca de la enfermedad o por qué se necesita el dinero o si es que se necesita, sólo nominan. Es más famoso el hashtag de #IceBucketChallenge que el de #ALSIceBucketChallenge. La asociación se ve cada vez más aislada del video, siendo en cambio un reto divertido sin ningún propósito.