De la selva al concepto Ere Toledo (@ere_toledo)
La frase: "No hay arte sin transformación”, del cineasta francés Robert Bresson encarna perfectamente el panorama de claroscuros del arte y la cultura brasileña, que demuestra que el “gigante de Sudamérica” es mucho más que, carnavales, belleza física y fútbol. El arte, un concepto tan complejo y ambiguo, que persigue y refleja de manera única el trasfondo de los pueblos, juega un papel primordial en la fusión social de Brasil, ya que en los últimos años ha intentado reproducir lo propio. El mismo país se ha convertido en el tema principal de sus artistas.
Desde los años noventa, Brasil emprendió una carrera por impulsar sus diferentes manifestaciones artísticas, para promover su cultura en todo el mundo y aún con limitaciones como el idioma, ha encontrado establecer ese equilibrio entre reflejar lo propio sin asfixiarse y estar en una constante renovación. Muchos artistas brasileños han buscado un tipo de creación que combine la cultura popular con las formas de la vanguardia, que conjugan la ambivalencia de su identidad.
En un contexto donde la expresión se manifiesta en altos decibeles en distintas latitudes, que marcan los indicios de ese Brasil que sigue latiendo y que tras duros vaivenes históricos y económicos, es hoy una de los principales centros de arte contemporáneo. Por ejemplo en Sao Paulo hay actualmente más de 400 museos, de ellos 300 son públicos, y artistas brasileños como Ernesto Neto, Cildo Meireles, Vik Muniz, Adriana Varejão, Beatriz Milhazes o Artur Barrio son algunos de los nombres más establecidos a nivel mundial.
Pero a la par de este desarrollo artístico en museos y galerías, en un entorno donde especialmente la gente joven, pasa por problemáticas de violencia social y económica, el arte en Brasil también se vive en las calles, en cada esquina de ciudades como Rio de Janeiro o Sao Paulo el arte urbano es omnipresente como un eje característico de la comunidad, en una sociedad que ha encontrado en las calles ese punto de fuga, para expresar lo que le es propio y también lo que merece.
El desarrollo del arte en Brasil en los últimos años, como muchos otros países de América Latina, ha buscado la persistencia de unas señas de identidad, con una producción artística que logra orquestar una herencia híbrida de raíces indígenas, africanas y europeas, que siempre refleja la necesidad de nuevas producciones en sus distintas formas.