Por Eduardo Diaz (@lalodiazvalerio) Jan Jelinek admiraba las capacidades meditativas de la música basada en loops. Para el productor
alemán, el loop no necesita de virtuosismo puesto que está sustentado en lo que las culturas primitivas
llamaron el espíritu del mundo o lo que la vanguardia llamó intuición. La repetición desafía uno de los
estándares musicales más importantes: el tiempo. Pedro Canale, mente maestra detrás de Chancha Via
Circuito, parece encontrar también en el mantra del loop una posibilidad de apertura al diálogo con
espacios y elementos sonoros inasibles por la percepción regular. Canale se ha dedicado en mayor parte
a revisitar, revisar y celebrar las profundas tierras del imaginario sonoro sudamericano.
Chancha Via Circuito es un proyecto que se activó en 2008 y que forma parte de ZZEK, un colectivo
situado en Argentina de productores jóvenes con preocupaciones compartidas. Con dos LP's, un EP y
una tanda de sencillos, el productor argentino ha logrado forjar un lenguaje musical propio. Su sonido
es un elegante y puntual intento por establecer un diálogo entre el pasado y el presente; el punto donde
la tambora se espejea con el techno, las flautas de pan conversan con el dub y la poesía del ritual
chamán despliega sus canalizaciones sobre la tornamesa. Así, Canale resuelve de una manera muy
bailable una dicotomía clásica: orgánico/artifical. Una es consecuencia de la otra, apuntaría Canale, se
redirigen y se acompañan: es el sueño indio en la visión moderna.
“Así se goza”, decía Andrés Landero bajo el mítico cantar de su acordeona. Y el goce de Chancha Via
Circuito es eso mero: el sabor y el calor del tambor. Este miércoles, Chancha Via Circuito se presenta
en el Cine Tonalá.
Foto via: buenosaires.for91days.com