Por: Alan Luna (@AlanisMoon)
Ayer abrí un cuaderno de recuerdos. Los jueves siempre me han gustado. Era una ocasión especial, una banda regresaba a los escenarios. Una banda de las entrañables. De las que se extrañan. De las que en los cuatro años de ausencia de los escenarios, logran acaparar más fanaticada porque se han convertido en parte de una comunidad que aprecia la música.
En el cuaderno hay algunas notas. Notas de amor. Del amor estudiantil. El adolescente. Aquél que creemos que será el único, el último y el más maravilloso... o el más terrible. Hay de muchas opciones. La etapa de transición de la pubertad a la adultez es un cúmulo de sensaciones y muchas veces, la música y sus letras son un refugio perfecto cuando todo lo demás parece estar en nuestra contra. Algunas bandas, encuentran inspiración en su cotidianidad. Ésas, las sinceras, las cronistas, las que recuentan la vida de una forma tan humana, son las que logran un vínculo potente con su escucha. Canseco es una de esas bandas.
Mi primer encuentro —y quizá el de muchos otros— fue con “Tú estás más”. Varios años atrás. Muchas vivencias olvidadas. Amigos o novias de antes, amigas o novios de hoy. Es una canción memorable. Imperecedera. Luego vendría la familiarización. El explorar y descubrir el talento de una banda de Tijuana, que —entre los otros temas de canciones— hablaba de los problemas de Tijuana, pero que los retrataba con pasión y melodías bonitas, por lo que la experiencia era placentera. Mensajes relevantes. Canciones penetrantes. Qué bien se siente escuchar creaciones así.
Ayer, Canseco volvió. Volvieron al Caradura, un lugar apto para disfrutar con intimidad. La noche la abrió un viejo conocido: El Villano, un lindo proyecto de Roy de Thermo. Mucha claridad, muy orgánico, con cuerdas limpias y canciones que coquetean con el folk. Una buena entrada para recibir a los festejados. Y llegaron. Una vez más, los tijuanenses estaban sobre el escenario. El cuaderno abierto. Las cuerdas vocales listas. El cuarto con los amigos a tope. Canseco hizo lo que sabe. Contar historias. Relatos melódicos. Enormes vivencias. Era una noche para estar con los amigos. Los nombres de las canciones ya los conocen. Aquí valia la presencia. El acto en su totalidad. Viejos conocidos como Javier de División Minúscula o el mismo Roy se subieron a colaborar al festejo. Qué gusto escuchar los temas de uno de los mejores discos que ha dado la música nacional: El Tiempo y la Ciudad. Qué gusto que Canseco esté de vuelta. La noche fue coreada a todo pulmón. La interacción de Eui con el público fue cálida, como las buenas memorias. Parecía que nunca se habían ido. Y quizá así fue, quizá nunca se fueron, quizá siempre estarán ahí. Es más, ya tienen nuevo EP bajo el brazo. ¿Ya lo tienen? Seguro que sí. Un “truquillo” al que se llama encore. “Todavía te alcanzo a ver”. Fotos, videos, algo para recordar el momento. Luego, un abrazo colectivo, “Me enseñaste mal” y el adiós entre aplausos... al menos por un rato.
Ayer abrí un cuaderno de recuerdos. Y pienso en los amigos que tuve en aquellas vivencias, y varios los sigo teniendo ahora, y pienso que no son recuerdos, sino el presente. Así como Canseco, algún día fueron un muy buen recuerdo, hoy ya están de vuelta. Así que será un “hasta pronto”, ese “hasta pronto” que se toma literal y al que se espera con ansias.
Hoy, el cuaderno sigue abierto y el lápiz bien firme en la mano, listo para seguir escribiendo.
Hasta pronto, Canseco, y gracias por la velada.