Me acompañó a lo suyo. A su mero mole. A rodar y a demostrar quien es la buena. Llegamos a una de las bahías de Fortaleza a poner el sello mexicano a dejar claro quienes son los que mandan. Un grupo de mexicanos y el equipo de La Barra, derrocharon talento en las playas del local. Ella era nuestra aliada, ya que viene con nosotros. El sol al fin salió y amanecimos con un semblante diferente, con ganas de ganar. Ayer quisimos reflejar lo que hoy soñamos se convierta en realidad, el triunfo mexicano.

Luego de echar la famosa cáscara, ella acabó feliz y conforme. Al fin se entendía. Al fin vivía al tu por tu. Al fin vino a cumplir con su destino, hizo lo que debe hacer. Funcionó como un eje rector de risas, compadrazgos y buen rato. Brazuquita y nosotros repartimos el queso entre mexicanos.

Luego de sudar un poco la gota gorda, empezamos a caminar en la misma costa. La horda de mexicanos sigue. El calor apabulla y los cánticos nos abrazan para soñar en lo imposible, como lo hizo El Quijote.

La Brazuquita ayer cumplió con su destino, enseñó para que fue creada y rodó en la arena de Fortaleza. Para bajar la fiebre futbolera y el sudor que provoca, nos sentamos a admirar la gente y el mar. Claro, acompañados de una cerveza perfecta para el momento. Para comentar y departir.

Fortaleza está listas para el mejor juego del Grupo A. Brasil y México ya habrán jugado y nosotros seguiremos envueltos en el sueño mexicano. en eso que soñamos imposible pero por qué no, se vale pensar lo que cualquier afición piensa. Alcanzar la gloria en lo más alto.

Ella fue fiel con su destino y nosotros, esperamos hacer lo mismo hoy, cuando paremos firmemente en el Estadio Castelao, aquí en Fortaleza.