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Portada del disco More de Pulp.

Nada está bien, ni mal…

La literalidad está matando el pensamiento. Esta semana el pop más blando e insípido de todos ha dado mucho de qué hablar, y empiezo a pensar que no tiene nada de blando ni de insípido, porque en cada bocado hay un debate enardecido.

Me sorprende que las chicas jóvenes estén escandalizadas por una imagen de Sabrina Carpenter a gatas y en tacones, sometida de la cabellera por un hombre en traje y sin cara. No es una imagen feminista y empoderada como la narrativa que hemos construido, tragado y digerido desde el mainstream desde 2014, el año en el que las nalgas se convirtieron en la parte femenina protagónica de todas las pantallas.

En ese año no se hizo otra cosa que hablar del trasero de las señoras desde su propia interpretación. El twerking se hizo una novedad viral en Estados Unidos, en respuesta al perreo hasta el piso que ya se practicaba desde Puerto Rico hasta las bodegas de Iztapalapa.

Beyoncé usó la palabra “FEMINIST” en las pantallas de sus shows, Miley Cyrus demostró que las chicas blancas también merecen entrar en el arte de rebotar los cachetes, Nicki Minaj logró traducir lo pornográfico y grotesco del capitalismo a una estética pop igual de violenta y abrumadora que la publicidad y la comida chatarra. Parecía que las mujeres estaban descubriendo desde el pop el significado del “empoderamiento”, antes de que la palabra se gastara al punto de diluirse por completo.

Una década más tarde, Sabrina Carpenter, que a mi entender es una copia borrosa de Taylor Swift, aparece sexualizada y se pone en el lugar del “mejor amigo del hombre”.

En una cultura tan global y supuestamente permisiva, en la que cada quien puede hacer con su cuerpo lo que quiera, parece que no está permitido ponerte en cuatro patas y querer ser el perro de alguien. Eso sí que no. No eres una mujer libre si haces lo que quieres. Solo eres una mujer libre si haces lo correcto, y eso lo determinan otras mujeres en redes sociales y en masa.

Ese mismo día, Lorde estrenó un video para Man of the Year, una canción nueva con la que define su identidad de género. Porque en este siglo, el género no se revela cuando nace un bebé, sino cuando una chica de treinta se borra los pezones con cinta de aislar.

Me preocupa la necesidad de borrarse hasta homogeneizar con la idea de lo correcto. Lo que está bien y lo que está mal. Nada está bien ni mal, chicas. El sometimiento, si es por gusto, es una postura posible. Borrarse el cuerpo hasta no parecer nada también es una postura. Pero si la postura de todo el mundo es la misma, entonces ¿dónde se encuentra la individualidad?

Estamos en un punto muy frágil. Todo se juzga desde una moral muy alzada que castiga a quien no se suscribe a ella. Si castigaran a Carpenter, independientemente de cuál sea su discurso, porque no sabemos aún si esa imagen de perra sometida es una crítica o no, me parecería más grave que la imagen misma.

Raquel

 

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Addison – Addison Rae
Malau

Portada del disco Addison de Addison Rae.

 

Me angustio demasiado por el futuro de mis hijos. Sobre todo si consideramos que no los tengo, ni planeo tenerlos. En la lista de preocupaciones, junto con “deterioro medioambiental”, “capitalismo rampante en decadencia” y “múltiples crisis humanitarias”, se encuentra “mala música pop”, tal vez porque reconozco la importancia de descubrir música por tu cuenta a una temprana edad, o quizá porque el haberlo hecho me dio un sentido de libertad que creo no he vuelto a encontrar.

Hay algo sumamente trascendental en salir del capullo que es escuchar la música de tus papás y perseguir esos sonidos que algún día se convertirán en algo enormemente propio. No sé cómo descubren música las infancias de ahora pero me preocupa que circule música tan desechable y pobre y que esto sea lo que defina sus oídos. Escuchar este disco fue un suspiro hondo con los ojos en blanco. 

Al principio sentí duda. Muy prejuiciosamente pensé que una Tiktoker como Addison Rae no sería capaz de hacer buena música, y si lo hiciera sería porque alguien más hizo todo el trabajo y ella solo puso su nombre. Pero como buena prejuiciosa, me equivoqué.

Es uno de esos álbumes que te ponen de buenas, que te hacen querer quedarte en el coche hasta que se acabe, que contagian las ganas de bailar y mover la cabeza para sentir cómo choca tu pelo contra tu cara. Es muy femenino, sin duda.

Las vocales agudas y dobladas me tienen en constante duda de si la cantante es ella o un ser celestial. Los ritmos se turnan entre oscuros y animados, pero siempre sensuales. Hay algo en su composición que me recuerda mucho al pop dosmilero y creo que esa es mi parte favorita.

No sé cómo más ponerlo en palabras pero, sin duda, es mil y un veces más auténtico de lo que esperaba de ella y de lo que está sonando en las tiendas departamentales. Genuinamente creo que Rae está haciendo algo diferente, algo que no tiene época. Es música que, contrario a lo convencional de este género, se va poniendo mejor escucha tras escucha. No es obligatorio que te guste el pop para que disfrutes este disco. Nomás para flexibilizar tus propios achaques geriátricos tempranos, te sugiero darle una escuchada.

 

 

NEVER ENOUGH
Pontas

Portada del disco NEVER ENOUGH de Turnstile.

El verano pasado estuvo marcado por un verde ácido y una artista británica que hizo himnos al dancefloor y a las multitudes. Con su misma bendición, el próximo verano puede volverse azul celeste con una banda estadounidense de hardcore punk al frente. 

En un tiempo en el que parecen desvanecerse poco a poco las fronteras entre géneros musicales, Turnstile me hace pensar que no son tan diferentes a Charli XCX como uno podría pensar. Además de que A. G. Cook colaboró con ambos, los dos tienen este carácter valemadrista, divertido, emocional y honesto que los vuelve tan genuinos. 

La primera escucha me dejó confundido, NEVER ENOUGH me hizo querer correr motivado bajo el Sol, y SOLE aventar mi silla por la ventana. De esa misma forma Turnstile se deshace del concepto de “pureza”. En pleno 2025, en el que todavía hay hombres insoportables en las fiestas diciendo que el rock está muerto, tenía que ser una de las bandas más emblemáticas de hardcore punk la que demostrara que el género se transforma. En otra época, hubiera sido un sacrilegio usar autotune tocando hardcore, pero no hay nada menos punk que lo estricto. 

Ningún género existe fuera de su contexto, y Turnstile está en un contexto de transición, donde uno de sus miembros fundadores ya no está y subirle al ”gain” ya no es suficiente para expresarse artísticamente. Hay un elemento de tranquilidad que les hacía falta sin dejar atrás su faceta más pesada. El punto medio del disco lo demuestra, “SUNSHOWER” está igual de cerca del hardcore que del ambient. 

El punk puede ser cinematográfico, vulnerable, brillante, veraniego, tierno y ambiental. Puede darse la licencia de parecerse a The Cure, coquetear con arreglos de Big Band y sonar como música que pondrían en una sesión de yoga occidental. El hacer música sin preocuparse de mantenerse “puros” a un género es lo que necesita el mundo para vivir un Turnstile Summer.

Así que soltemos esos discursos puristas y dejemos que tengan un verano de protagonismo las personas que siguen usando una camisa de franela desabotonada encima de una camiseta de Turnstile.

 

 

More – Pulp
Silvia

Portada del disco More de Pulp.

 

Más de veinte años después de su último lanzamiento, Pulp regresa con More, un disco que no busca revivir el pasado, sino dialogar con él. Este no es un intento de nostalgia; es una exploración madura de lo que significa seguir adelante.

Desde el primer track, Spike Island, se percibe una atmósfera introspectiva. Las letras de Jarvis Cocker no ofrecen respuestas fáciles, pero invitan a la reflexión. Canciones como Grown Ups y My Sex abordan temas de crecimiento y deseo con una honestidad desarmante.

La ausencia del bajista Steve Mackey, quien falleció en 2023, se siente en el álbum. Aunque no participó en la grabación, su influencia perdura en el sonido de la banda. The Hymn of the North se percibe como un homenaje sutil, una despedida melancólica que resuena con quienes han seguido a Pulp desde sus inicios.

Producido por James Ford, More no busca hits inmediatos. Es un disco que se construye con capas, que requiere atención y tiempo. Si estás dispuesto a sumergirte en él, encontrarás una obra que, lejos de la nostalgia, ofrece una mirada sincera al presente y al paso del tiempo.

 

 

Oxis 7 – Oxis
Carol

Portada del disco Oxis 7 de Oxis.

 

Este disco me pareció profundamente introspectivo y envolvente.

Desde el primer track, sentí que estaba entrando a un mundo submarino. No solo por la estética que Oxis ha construido desde hace tiempo, sino porque la música realmente suena como si viniera desde el fondo del océano.

En redes sociales, Oxis describió este disco como “nacido a 7,000 metros bajo el mar”, y no es solo un recurso poético: cada canción parece una inmersión emocional. Hay una sensación constante de estar flotando entre corrientes, escuchando ecos y burbujas a través de capas de sintetizadores y texturas ambientales que aunque sean mayormente electrónicas, se sienten muy orgánicas.

Me recordó mucho a la atmósfera de la banda sonora del videojuego Life is Strange, pero con un giro más electrónico y acuático, claro. Algunas canciones suenan como un mar en calma, y otras como estar en tanque de aislamiento como Eleven de Stranger Things.

 

 

Lateral – Brian Eno, Beatie Wolfe
Dani

Portada del disco Lateral de Brian Eno, Beatie Wolfe.

Me acuerdo de esas clases de música en la primaria. Algunas tediosas y otras en las que encontré grandes joyas como las baladas de Chopin o la música de Pedro y el lobo.

Tenía tiempo sin volver a sentir algo así, que resonara conmigo en un nivel no tan superficial, hasta que me encontré con este disco del mítico pionero del ambient Brian Eno (colaborador recurrente de los Talking Heads, productor de nada más y nada menos que David Bowie, Laurie Anderson, Grace Jones, Slowdive, Damon Albarn, U2, por decir algunos) y Beastie Wolfe, quien ha trabajado con el sonido en ámbitos espaciales y de naturaleza.

Para quienes han practicado la meditación, sabrán que a través de ella se llega a otros estados mentales: más conscientes del entorno y de sí mismos. Sin tener ese propósito, fue lo que me provocó escuchar este disco. No necesita letra, pues el paisaje sonoro lo dice todo. No hay molestias en el oído. Es un profundo ir y venir, a veces medio repetitivo y circular, como si fuera un viaje interespacial en una nave constante sin rumbo definido, pero que siempre se vuelve a encontrar con el mismo satélite.

El entorno espacial no es coincidencia, considerando que Beastie Wolf tiene su álbum Raw Space. Es el soundtrack de un sueño. Cada pieza se llama Big Empty Country y se van agregando números romanos conforme va avanzando.

Ni me doy cuenta cuándo termina una y empieza otra. Es un rompecabezas en el que las partes no están tan fragmentadas. Escucharlo en el Iberobús, con la cancelación de ruido activada en los audífonos, me llevó a un rincón cálido y seguro dentro de una de las ciudades más caóticas del mundo. El disco tiene la versatilidad de ser música para sumergirse en ella sin hacer otra cosa mientras o para acompañar esos ratos de escritura a las tres de la mañana, despertar cuando cuesta trabajo y preparar la mente para dormir o descansar. 

 

 

Lotus – Little Simz
Marian

Portada del disco Lotus de Little Simz.

 

La voz de Little Simz te abre paso en la pantanosa vida que para mí representa este álbum. Nuestra guía a través de este tour en la ciénaga selvática de Lotus, que de igual manera, no solo es el nombre sino que se puede apreciar en la poética portada del álbum. Una flor que sobrevive al fango, al lodo. Una flor que es próspera en condiciones turbias. Así como es crecer en la industria y en el mundano mundo. 

Una vez dentro del pantano, la única salida es cruzarlo, cuidadosamente, los beats, los coros y el golpeteo de la lírica me toman de la mano mediante esta travesía. La voz de Simz, un rayo de luz entre lianas y hojas, me aconseja de las malas influencias en Flood, no confíes, cuídate, no te rindas, tan solo eres humano. Igualmente, lo que aprendes en pareja en Only, en tus relaciones familiares en Blood, traición y, sobre todo, de ti mismo.

La selva, los elementos, los depredadores te dejan expuesto, agotado y vulnerable y como me siento escuchando su pasión, y lo único que puedes hacer es intentar seguir adelante, hacer paz con lo que dejas y lo que viene. El pantano me puede atrapar, jalar, arrastrar, por lo que me aferro a las melodías pasionales en el jazz, el rap, el funk y el soul que forman parte de este repertorio de guías. ¿Quién quiero ser cuando salga del pantano? 

A sus 31 años y sexto álbum, la rapera ha evolucionado, aprendido y madurado tanto como artista como persona. Sin expectativas de lo que podía ser Lotus, aún así demuestra una fuerza irrevocable.