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Portada del disco Hotel Living de 1tbsp.

Las noches largas provocan accidentes

Hay noches tan largas que duran hasta el día siguiente. No soy el tipo de persona traga-cubas que logra ponerse una fiesta de túnel hasta que salga el sol. No lo juzgo, pues, pero no es mi tipo de plan.

Cuando la noche es así de larga, que igual y dura tres días pero sigue siendo la misma noche, se pueden hacer tantas cosas que es como viajar en el tiempo. De pronto amaneces a las tres de la tarde de quién sabe qué día y ves un letrero afuera de un restaurante que dice: “Ya llegaste, campeón. Tenemos desayunos”. Te preguntas si ese letrero será para ti. ¿Por qué no lo sería? Si a la misma hora que los corredores más dedicados estaban sudando sobre el asfalto, tú también estabas recorriendo la ciudad en un lapso tan alargado que no sabes bien de dónde venías pero estás segura de que no traías ropa deportiva.

La mañana llega como una angustia, pero no la vives porque estás dormida. Los zorzales, que son los primeros pájaros en empezar a cantar en la madrugada y los últimos en dejar de cantar en la noche, rompen el silencio de la calle como delatando enfrente del mundo que sigue su curso, todos asumiendo sus responsabilidades menos tú. Estos discos con recorridos. Unos más largos que otros, pero cada uno podría escucharse en un momento de la noche. Con su caos, con sus accidentes, con sus momentos épicos. Con la mañana inminente que te pega como un sartén en la cara.

Raquel

 

 

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tragaperras – unperro andaluz
Diego/Callejas

 

Portada del disco tragaperras de un perro andaluz.

 

Antes de elegir la carrera de Comunicación estaba en mis planes ser médico. Permítanme desempolvar mis clases de biología para diseccionar este disco científicamente. 

Si no se quedaron dormidos en clase, recordarán el concepto “entropía”, que habla sobre el nivel de desorden o aleatoriedad en las partículas de un sistema. Mientras escuchaba este disco, no dejaba de pensar en mi maestra taladrando este concepto en mi cerebro a las siete de la mañana.

En el disco, cada instrumento es como una partícula chocando constantemente una contra la otra en una danza desequilibrada, pero que de alguna forma funciona. Es caótico como el cuerpo humano, con miles de procesos sucediendo al mismo tiempo: el flujo sanguíneo, las sinapsis, la respiración, la digestión… que en este caso son la guitarra, las percusiones, la voz y el saxofón.

Hay canciones exotérmicas (proceso químico que libera energía al entorno), que son explosivas y ruidosas, de esas que le darían miedo a tu abuelita. También hay momentos endotérmicos (proceso químico en el que se absorbe energía del entorno) más tranquilos como aeropuerto o greyhound que ofrecen una breve tregua a tus células pilosas (las del oído interno que permiten la audición).

A pesar de haber anunciado su muerte prematura el año pasado, el perro está vivo con un ritmo cardíaco estable, actividad cerebral y buena saturación de oxígeno. Regresa con todo después de su última entrega, peek!, que está por cumplir dos años el mes que entra. Tómate media hora para contemplar la entropía que habita en tragaperras.

 


A Room With A Door That Closes – Maiya Blaney
Tania

Portada del disco A Room With A Door That Closes de Maiya Blaney.

 

Martes. 6:15 a.m. Circuito Interior. Llevo veintiún días manejando las temerosas calles de la Cedemequis. Intento cambiarme de carril con el descaro de alguien que confía en su espejo lateral y su astigmatismo corregido a medias. Todo bien, hasta que el coche de al lado decide acelerar. Me meto de lleno. Volantazo. Primer “llegue” a mi coche nuevo. En medio del caos, la temblorina generada por el café y el susto, “Carmen Electra” retumbando en las bocinas, intensificando cada vez más el momento: guitarras, crisis y Maiya Blaney gritando como si entendiera todo lo que estaba sintiendo. 

A Room With A Door That Closes es drama, disonancia y caos. Tiene momentos de vulnerabilidad como Honey I, Could You y And que si no escuchas con un café a la mano, pueden hacer que la falta de sueño te ataque y cabecees un poco en medio del tráfico. Recognize Me y Fumbled son mucho más guitarrosas, incitándote a acelerar; mientras que Affirmatively (Part II) o IDR se van hacia lo industrial y generan confusión, pues no sabes si ese ruido raro fue un golpe a tu facia o parte de la canción. 

Blaney aprendió a tocar la guitarra y producir justo para hacer este disco y se nota: hay libertad, errores bonitos y cosas extrañas que no deberían funcionar pero funcionan. Es un collage de ritmos, sonidos y momentos donde el drama y la catarsis coexisten. Y aunque yo nunca lo volveré a escuchar en mi coche, tú sí deberías hacerlo.

 

 

Syndrome – Self Improvement
Mad

Portada del disco Syndrome de Self Improvement.

 

¿Te ha pasado que escuchas un disco y te dan ganas de hacer algo urgentemente? Bailar, gritar, pintar una pared o llamarle a alguien que te cae mal solo para decirle que ya no te afecta? Eso me pasó con Syndrome, el segundo álbum de Self Improvement, una banda de Los Ángeles que mezcla post-punk con ritmos cercanos al R&B y letras políticas que no sermonean, sino que liberan.

Desde Settle Down, la primera canción, entras a su mundo donde el bajo y la batería son el motor rítmico y la voz de Jett Witchalls que va desde lo gritón a lo melódico te confronta. Cada canción parece una conversación con lo que más nos incomoda: desamor, trabajo, expectativas, caos. Y aún así, todo suena bailable.

El disco fue grabado entre 2023 y 2024 en Wiggle World, un estudio que apenas sobrevivió a los incendios forestales en Los Ángeles. Ese contexto se siente: hay tensión, pero también claridad. Es un trabajo en equipo donde nadie compite, todos suman. El resultado es un collage rítmico y conmovedor. No es un disco para poner de fondo; exige atención.

Si te gustan bandas como Wire, X-Ray Spex, Teenage Jesus o The Slits, lo vas a amar. Pero también si estás cansado de lo predecible. Este disco es arte hecho con urgencia, sin filtro, y con el corazón.





Tether – Annahstasia
Nat

Portada del disco Tether de Annahstasia.

 

Después de años de una trayectoria musical confusa, Annahstasia finalmente llega con su álbum debut. Desde los catorce años ella sabía lo que quería hacer: música como la de Bill Withers y Nina Simone (a quien su voz me recuerda mucho). Persiguió su sueño con distintos sellos, aunque ellos la querían obligar a cambiar su voz y el género en el que escribía. Afortunadamente no se dejó, y regresó a su esencia con Tether.   

If you can’t strip a song down to its bare essentials and play it with one instrument and your voice, then it’s not a good song”. Esta es la mentalidad que Annhastasia demuestra en su música. Con la simple combinación de su poderosa voz grave y su guitarra acústica (y a veces otros instrumentos), lleva el folk a un lado más moderno y emotivo. 

No soy fan para nada de las baladas y el folk, pero de alguna extraña manera este álbum me atrapó desde el principio. Eso sí, escucharlo cuando tienes sueño puede no ser la mejor idea, es música que busca hacer sentir más que entretener. Me emociona ver cómo evolucionará, confío en que su música llegará muy lejos. 

 



The Universe Will Take Care Of You – James Holden, Waclaw Zimpel
Ana Lau

 

Portada del disco The universe Will Take Care Of You de James Holden, Waclaw Zimpel.

James Holden, productor y músico británico conocido por sus trabajos en la electrónica experimental, el ambient y el minimalismo, colabora por primera vez con Wacław Zimpel, clarinetista, compositor y multiinstrumentista polaco destacado en el jazz y la música improvisada. El proyecto nació de un encuentro en Polonia y de sesiones de improvisación en las que ambos artistas buscaron lo que ellos llaman “un espacio común sin palabras”, dejándose guiar por la intuición.

El resultado es un álbum que mezcla sus estilos: los paisajes electrónicos de Holden se entrelazan con los sonidos acústicos de Zimpel -clarinete, flauta, arpas, percusiones- generando música que parece borrar los límites entre lo orgánico y lo digital. La combinación logra un equilibrio casi imperceptible. Es difícil distinguir dónde termina un instrumento y comienza otro.

Este disco es más que un ejercicio sonoro: es como una carta del universo hacia nosotros. Las repeticiones de sus pulsos, patrones que se aceleran, disminuyen o permanecen estáticos, evocan el flujo de la vida. Por momentos invitan a la reflexión, por otros, nos arrastran en un ritmo que nos obliga a dejarnos llevar, como si fuéramos parte de una corriente imparable.

La escucha de cada canción en este álbum genera un estado de trance. Los sonidos repetitivos -flauta, teclados, percusiones- producen un efecto casi hipnótico. Permite enfocarse en el presente, mientras envuelve al oyente en tonalidades tristes, contemplativas o serenas, sin resultar nunca aburrida.

En medio de tanto ruido del mundo, este disco ofrece un refugio donde las repeticiones no cansan, sino que intensifican las emociones y nos regresan, por un momento, al centro del universo. Definitivamente un álbum que recomendaría a quienes disfrutan de la electrónica experimental, el ambient y el minimalismo, o para oyentes de artistas como Nils Frahm, Jon Hopkins, Max Cooper o los momentos más contemplativos de Bon Iver.




Hotel Living – 1tbsp
Bibi

 

Portada del disco Hotel Living de 1tbsp.

Aunque no es un género con el que conecte de forma inmediata, traté de entrar al álbum con disposición abierta. Sin embargo, me costó encontrar elementos que me invitaran a quedarme. En la escucha me encontré con una atmósfera que remite a lo familiar: beats repetitivos y estructuras que recuerdan a muchas producciones del house actual. 

El disco tiene una producción sólida y una energía vibrante. Hay influencias francesas, latinas y ciertos guiños experimentales que construyen una atmósfera colorida y funcional. Pero esa base bien armada no alcanza para sostener el conjunto. El problema principal radica en la falta de originalidad. Las seis canciones del disco se sienten como variaciones de un mismo tema, con beats monótonos y letras que giran alrededor de frases cliché sobre confianza y sensualidad, sin profundidad ni narrativa fresca. Este estilo, que combina un tono susurrado y seductor con letras autoproclamadas como “yo soy la mejor”, me recuerda a tendencias actuales que ya suenan saturadas. Por ejemplo, canciones como I like 2 be de Bruses o el trabajo de artistas como Nina Kraviz tienen un enfoque similar, pero logran más dinamismo o personalidad.

Tres de los seis temas incluyen a Cherry Chola, y aunque esperaba que esto aportara un cambio de tono o dirección, el resultado es una línea demasiado pareja. De hecho, su participación suena muy similar a lo que ya ha presentado en trabajos anteriores, como si repitiera una fórmula que ya conocemos. 

Aunque el disco pretende ser un recorrido por “cuartos distintos”, esa idea no termina de consolidarse: más allá de un par de canciones con atmósferas algo diferentes, el resto se siente como un solo cuarto con la misma decoración, sin variaciones que mantengan el interés. Aun así puede atraer a quienes disfrutan del indie-house o del dance más suave.