¿Es posible combinar la esencia de crítica social punkera con los ritmos del rap y hip hop?
La cantante, letrista y rapera neoyorkina, Princess Nokia, lo logra a través de su nuevo disco: GIRLS. Usando la libertad de expresión para decir todo aquello que pasa por su mente y que muchas veces es censurado, se desahoga y expresa su inconformidad con la sociedad.
Tal vez estoy entrando en un terreno complejo al decir que ella es punk, pues claramente la parte sonora del disco no es así, ni es el género de música que se le asocia cuando hacemos una búsqueda en Wikipedia. Sin embargo, si combinamos varios elementos del disco, como la portada, el nombre y la letra, sí lo considero una constante manifestación de inconformidad social.
La primera porque refleja la menstruación sin filtro y va bien acompañada de la canción “Period Blood” y la segunda porque es GIRLS, todo en mayúscula, haciendo énfasis en la experiencia de ser mujer, como también lo hicieron las Riot Grrrls en su revolución en los años noventa en Estados Unidos. Recuerdo a las Lambrini Girls con su disco, Who Let the Dogs Out, el cual también fue extracto de la semana y reclaman las injusticias sociales: desde laborales hasta el machismo.
Regresando a Princess Nokia, ella aprovecha su talento de pronunciar con una dicción nítida para abarcar temas como desigualdad de género, apreciar a las mujeres solo por su belleza física y los estigmas sociales. La parte sonora a lo largo del disco se parece aunque hay algunas sorpresas. La mayoría es voz con batería, línea de bajo y sintes de base. Al momento de llegar a “Pink Bronco“, colaboración con Lindsey Sterling, se nos presenta su instrumento de expertise: el violín.
Lo más oportuno de escuchar este disco en Ibero 90.9 es que, además de ser una crítica indispensable de nuestros ideales actuales, tiene el hilo narrativo de una estación de radio ficticia: GIRL FM, a la cual se le dedicó dos canciones. Una es la primera del disco y la otra es de las últimas.
Ahora compartimos la frecuencia modulada con Princess Nokia para seguir cuestionándonos sobre la realidad mientras que asentimos la cabeza al ritmo de la cadencia musical.