Estamos habitados por Fieras Interiores
Nuestros cuerpos son habitados. Fieras Interiores es un libro que explora a los parásitos y organismos microscópicos habitantes del cuerpo humano. Ayudándose de una mezcla con el relato autobiográfico, examina a través de una mirada macroscópica cómo se pueden ver las implicaciones tangibles de este ecosistema silencioso.
El libro existe en un limbo de ficción y realidad, su escritor, Andrés Cota, explora todas las implicaciones de esta “nueva” forma de ver tanto a la literatura como a la ciencia.
“Es un libro dedicado a los entes que nos habitan, a las entidades en un sentido biológico, que son los parásitos, la microbiota, los simbiontes, digamos, todo el tropel de seres vivos que nos llaman hogar y que realmente nos constituyen como seres.” […] “Es una especie de voltear a la capa más diminuta del ser para descubrir una concepción más amplia del gran esquema de las cosas”.
Al ser biólogo y escritor, Cota busca abrir espacios de conversación en los que se pueda comunicar el conocimiento científico desde una amigable informalidad.
“Me considero un científico humanista […].A lo mejor podemos volver a una educación más integral. Yo quisiera pensar que todas las licenciaturas deberían dar una materia de escritura creativa y otra a lo mejor si no de literatura, de cultura general. […] A cualquier licenciatura le hace bien, a cualquier persona, digamos, en formación, le hace bien esas herramientas que creo que es donde se abre la brecha y por eso no tenemos más (científicos humanistas).”
Pero desarrollar una carrera que fusiona campos aparentemente dispares no es fácil como parece.
“Si tú en una cena dices ‘no, pues yo soy, eh, astrónomo, karateka y chef’, inmediatamente piensan ‘este güey es pésimo chef, seguramente. un astrónomo frustrado y un karateka deprimente’. Nadie piensa que pueda aprender más de una cosa […]. Es un poco la idea de ‘si tú te estás dedicando tiempo a otra cosa, quiere decir que no estás haciendo bien tu trabajo acá’.”
Su camino hacia la literatura científica fue un proceso natural, nutrido desde la infancia por la lectura y la imitación, fusionando sus dos grandes pasiones: los animales y la narrativa.
“Llegué a esta especie de, pues, noción de que una cosa no está peleada con la otra a través de los libros de Gerald Durrell que a mí me abrieron desde muy temprano la pauta de que se podía ser zoólogo y escritor […] Como somos primates que aprenden por imitación, pues si tú ves a los primates adultos que te rodean, que es tu manada, pues rodeados de libros y viendo estos libros y comentando libros dices ‘Ah, caray, hay algo muy importante ahí’”.
Evidentemente para Andrés es fundamental que la ciencia sea un componente de la literatura pero, no es lo único ni lo más importante. Su objetivo es crear obras de arte que sean valiosas por sí mismas, más allá de su función educativa. Este es un género que en el mundo anglosajón se conoce como creative nonfiction o nature writing.
“A mí me interesa mucho la literatura que tiene como casualidad llevar de fondo, una reflexión más ante la naturaleza […] pero sin que ello caiga en que el motor sea solo la divulgación. Porque eso no me gusta nada. Me gusta la idea de que estamos produciendo sobre todo buenos libros. Si haces un podcast de ciencia, bueno, es un podcast que tiene que ver con ciencia, pero sobre todo que es un buen podcast. Quieres hacer un material auditivo que sea apelativo, entretenido de escuchar, divertido e intrigante”.
Las ideas disruptivas de Andrés no terminan en el acercamiento a la divulgación científica. Un tema central que unifica su obra es el esfuerzo por desplazar al ser humano del centro del universo, una idea que busca recordarnos nuestra verdadera escala en la existencia.
“Quisiera pensar que lo que trasvasa es una idea menos antropocéntrica de la existencia. […] Es decir, que los humanos somos uno más… con cosas muy maravillosas y con cosas terribles y también con una insignificancia absoluta en el largo tiempo.[…] Y que esa incertidumbre o esa insignificancia, al contrario de ser algo que nos haga perder, debería ser algo que nos haga, pues, valorar muchísimo el momentito que estamos aquí.[…] Devolver un poco de modestia a esta especie ensimismada que se siente ni más ni menos que Dios”.
Este deseo nos regresa a Fieras Interiores. La busca por un cambio de paradigma supone entender que no estamos en una guerra constante contra los microbios, sino en una compleja simbiosis.
“Apenas estamos empezando. Creo que nunca vamos a terminar de entender las complejidades de esas relaciones de lo que nos habita […]. Hay que empezar a darse cuenta que es un poco como si los gobiernos se dan cuenta que realmente son el pueblo. Y que tener bien a su población, lo que sea que eso quiera significar, va a significar tener un buen gobierno y tener algo provechoso.[…] Creo que es importantísimo empezar también a apreciar a todas estas entidades porque finalmente hacerles la guerra es hacerte la guerra a ti mismo”.
