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Portada del disco You Heartbreaker, You de Jehnny Beth.

El fin del mundo está cerca y su sonido es el nü metal

Malas noticias. El peor género de la historia de la música está de regreso y no podemos hacer nada al respecto.

Por más que uno intente no escucharlo, se cuela entre las grietas de la existencia como el agua que encuentra la forma de abrirse paso hasta convertirse en una gotera. Si no se atiende, puedes perder la casa. Si intentas taparla con un chicle, es posible que eventualmente te reviente en la cara.

A mí ya me pasó. Veía las señales en cuanto Billie Eilish empezó a disfrazarse de Fred Durst. Pensé que era parte del humor torcido de la cantante pop, pero no. El Romance de Fontaines D.C. trae algo del nü metal oculto también.

Luego regresaron los Deftones y no me sorprendí. Ya estaban ahí desde antes. Pero Leo Espíndola abrió una de las grietas de mi realidad, y como fuga de agua, me disparó en la cara lo nuevo de Croíthe, de Chalk y de Maruja. Todo es un nü metal asqueroso (super bien hecho, eso sí).

Luego me acordé de lo nuevo de Jehnny Beth que también tiene ese olorcito apestoso del nü metal. De camino a casa sonó en la radio una de Hello Mary que parecía que el mismo Leo programó esa mañana solo para molestarme, y ahora que digo todo esto, el disco más reciente de Kills Birds me pareció vomitivo por lo mismo, porque el nü metal es bien horrible. Ni modo, vamos a tener que vivir con eso. Ojalá se nos pase pronto.

Raquel

 

 

You Heartbreaker, You – Jehnny Beth
Mad

Escuchar este disco es como abrir una ventana a un cuarto oscuro donde alguien ya encendió una vela: hay intimidad, vulnerabilidad y también fuerza. Jehnny Beth, la voz de Savages, hizo un disco que no trata de gustar, sino de confrontar. Desde el primer sencillo, “Broken Rib”, entendí que este álbum iba a doler: habla del dolor emocional sin maquillarlo, y suena tan honesto que es imposible no conectar.

El título ya lo dice todo: You Heartbreaker, You, que no es una queja, más bien es una declaración. Esa persona que rompe, que desarma, que obliga a enfrentarse a lo que duele, también se convierte en un motor de creación. Beth juega con esa dualidad todo el tiempo: en “Obsession” su voz es casi amenazante, pero te atrapa, y en “No Good For People” se desnuda con una sinceridad que incomoda y a la vez acompaña.

Otro momento clave es “Out Of My Reach”, donde la producción y la voz se tiñen con una vibra cercana a Nine Inch Nails: oscura, industrial, marcada por una tensión que se siente tanto en lo sonoro como en lo emocional. En la gira para su disco anterior, su debut como solista, ya se asomaba NIN como una referencia importante para ella en cuanto a sexualidad y reproducción en serie industrial, pues en su set hacía un cover a la icónica “Closer”. 

Lo que más me gusta es que escuchar este álbum se siente como estar frente a alguien que no tiene miedo de mostrar sus cicatrices. Y justo por eso te lo recomiendo: porque no es un disco de fondo, es un disco que te mira de frente.

 

 

Essex Honey – Blood Orange
Regina

 

Portada del disco Essex Honey de Blood Orange.

Llega el fin del verano. Los días se sienten como tardes de domingo: el sol brilla distinto, con una luz amarillenta que parece detener el tiempo. Las hojas empiezan a caer, y el aire trae un olor a tierra y madera mojada. Te tapas con una chamarra y notas cómo todo está cambiando.

Así es como se siente Essex Honey: el final de algo cálido que ya no volverá, un verano que se va dejando nostalgia y melancolía. Dev Hynes, alias Blood Orange, ha trabajado con Sky Ferreira, Solange, Caroline Polacheck y en el más reciente álbum de Lorde, Virgin. Esas mismas conexiones resuenan dentro de este nuevo disco, donde colaboran Lorde, Caroline Polacheck, Mabe Fratti, The Durutti Column y Mustafa, entre otros.

Essex Honey se levanta como un puente entre pasado y presente, entre amistades creativas y voces que acompañan la memoria. En 2019 lanzó Angels Pulse, un trabajo más groovy y bailable, en línea con Cupid Deluxe o Negro Swan. Pero este nuevo álbum nace de la pérdida y de la memoria; es íntimo, melancólico, como si cada canción reflejara el momento en que el verano termina y el otoño empieza.

La muerte de su madre en 2023 lo dejó sin ganas de crear. De un momento a otro, la música había perdido sentido. Se mudó a París y se aisló allí, hasta que escuchó Fourth of July de Sufjan Stevens, también sobre la pérdida de una madre. Fue en ese instante cuando la inspiración volvió, y de ese duelo íntimo surgieron las primeras canciones del álbum, nacidas de los recuerdos de días cálidos que pasó junto a su mamá en Ilford, Inglaterra.

Es imposible no pensar en Autumn Sonata de Ingmar Bergman, cinta en la que madre e hija se enfrentan entre el dolor, la distancia y la necesidad de reconciliación. En Essex Honey ocurre algo similar: la pérdida y el otoño se juntan, demostrando que el duelo puede transformarse en música, en memoria y en un lenguaje propio, o en una temporada del año que habitar por tiempo indefinido.

En “On Westerberg“, canta un fragmento de Alex Chilton de The Replacements, un guiño a la música que lo formó. En “Mind Loaded“, interpreta “Everything Means Nothing to Me” de Elliott Smith, evocando dolor y consuelo a la vez. En “The Field“, llama a Vini Reilly para recrear “Sing To Me” de Durutti Column.

Cada referencia funciona como un hilo que lo conecta con su madre, con la música y con la inspiración que parecía perdida. Con Essex Honey, Dev Hynes logra uno de los discos más hermosos y melancólicos de lo que va del año: la transición perfecta de verano a otoño. Las hojas cambian de color y caen, recordando la pérdida, pero al mismo tiempo dejando espacio para un nuevo comienzo.

 



The Voices Are Coming Back – Pearly Drop
Manuel

 

Portada del disco The Voices Are Coming Back de Pearly Drop.

Con un título como The Voices Are Coming Back uno esperaría un proyecto que, por lo menos, dé qué hablar. Tristemente, el tercer álbum de estudio de Pearly Drops deja mucho qué desear, en especial, en un paradigma en el que el pop está teniendo propuestas tan interesantes como la de CharliXCX, Caroline Polacheck o Lorde.  

Para empezar, el disco es terriblemente monótono. La mayoría de canciones se basan en pistas con mínimas variaciones en las que la intérprete se limita una voz que nunca varía en potencia o emoción por lo que no logra transmitir otra sensación que no sea la apatía; Se siente carente de dirección.

A ratos parece que apunta a un sonido suave parecido al de Magdalena Bay, pero de repente se meten elementos de una electrónica más pesada que no llevan a ninguna parte y también por ahí, supongo que para rellenar, tenemos guitarras que recuerdan muy vagamente al shoegaze, pero que realmente nunca se incorporan para lograr un resultado cohesivo.

En lugar de sonar a un disco contemporáneo que juega con distintos sonidos y referencias (como el Motomami de Rosalía o Dtmf de Bad Bunny) parece una playlist mal hecha. Un ejemplo perfecto de esto es el final “Demonlover” en el que empiezan a sonar unas distorsiones de sonido genuinamente interesantes que parece que llevan a una siguiente canción más electrónica, pero no. En cuanto acaba, suena otra melodía pop que no tiene nada que ver con lo anterior. 

Fuera de estos problemas, creo que -individualmente- las canciones son bastante sólidas, todas tienen una producción impecable, una instrumental que a ratos sorprende y una interpretación competente. Cualquiera de ellas en solitario es una escucha agradable y me gustaría poder decir algo más positivo sobre el disco, pero es que incluso comparado con sus propuestas anteriores esto se queda corto.

Su álbum de 2023, A Little Disaster, hace todo lo que este último y mejor. Y eso es comparado con su propia discografía, porque si tomamos en cuenta propuestas como Girl With No Face de Saya Gray o Imaginal Disk de Magdalena Bay, este disco queda muy mal parado. Aunque si estás buscando un sonido un poco experimental, pero no retador y suave, tal vez es una buena forma de incursionar en el género.

 

 

FREE UP – Thandii
Matisse

 

Portada del disco FREE UP de Thandii.

 

Ya escuché este álbum unas tres veces, y si esas experiencias tienen algo en común, es que siempre terminaba moviendo la cabeza al ritmo del beat. Ya sea en el coche, en mi casa o incluso, inconscientemente, haciendo tarea en clase, algo perfecto para cubrir y llenar estas tardes lluviosas y silenciosas.

FREE UP es el lanzamiento más reciente de Thandii. Precede a Halo, y forma parte de una evolución desde los dos lanzamientos Dream With You y Come As You, los cuales hacían sonidos más íntimos y oscuros.

Thandii es un dúo que une el alma británica, psicodelia suave, ritmos guiados por el beat y estructuras musicales que juegan con la dualidad y lo experimental. Este álbum es una carta sonora que refuerza la identidad de Thandii como creadores de mundos musicales ricos en textura, emociones y sofisticación.

Sin perder su esencia de pop con alma, este nuevo álbum parece abrir espacio a una narrativa libre, directa y emocionalmente honesta. Una mezcla vibrante de indie pop, electropop y synth-pop, con matices de soul electrónico y house, gracias a los arreglos rítmicos y melódicos de Graham Godfrey, acompañados por la suave voz de Jessica Berry.

La pareja continúa navegando y construyendo este mundo sonoro alrededor nuestro, que combina lo movido y lo suave, lo orgánico y lo electrónico. Este álbum tiene un sentido de liberación emocional o introspectiva, como justo después de llegar a tu casa de un día largo en la Ibero, algo ideal para este inicio de clases.

El título, las letras y los ambientes propuestos invitan a pensar en una narrativa de crecimiento, autoafirmación y apertura de espacios emocionales. Una combinación de emociones intensas y paisajes sonoros cambiantes que reflejan los altibajos de las relaciones y el crecimiento personal, ciclos de atracción, confusión, dependencia y el deseo de cambiar y salvarse. Desde pequeños silencios acompañados por un piano melodioso ambientado en un filme gris, hasta combinaciones de sonidos y colores que proyectan paisajes sonoros y movidos, las canciones abordan una variedad de experiencias y velocidades, transportándonos a un océano de sentimientos.

Desde el arranque enérgico con “Simiko” hasta temas más reflexivos y calmados como el inicio de “Slow Down“, hay un reconocimiento de contrastes entre el dolor, el afecto, la urgencia y la esperanza por crecer. Un recorrido que va desde lo rítmico y bailable hasta lo introspectivo y emocional. Dale un vistazo y te prometo que te quedarás con 2 ó 3 de estas canciones.

 



Blown – TTSSFU
Nat

 

Portada del disco Blown de TTSSFU.

TTSSFU, o Tasmine Stephens, es una cantante de la escena indie británica, que desde los 14 años supo que su adicción por la música la llevaría muy lejos. Sus inspiraciones musicales son el rock, el punk, y el lo-fi. Todo esto se escucha en este disco. Hay algo de rock, pero también algo de dream pop y de noise. 

Hay unas canciones muy enérgicas, y hay otras que de un ritmo tranquilo terminan en una locura experimental que explota de la nada. Las letras abarcan diversos temas e ideas: desde banalidades cotidianas o mentadas de madre, hasta las incertidumbres de la vida y la juventud. 

Su concepto visual es muy random, algo que creo va muy de la mano con su música. Crea lo que quiere crear, lo que siente lo plasma, tanto en su música, como en su moda. Transmite su personalidad libre con tan solo ver un poco de su perfil y de sus presentaciones en vivo. 

TTSSFU es una joven promesa musical, y me emociona saber qué va a hacer después. Este disco está recomendado para lxs fans de lo experimental, pero no tan experimental (como yo).

 

 

Beep Bop Boop – Lealani
Diego


Portada del disco Beep Bop Boop de Lealani.

 

ADVERTENCIA: te estás sumergiendo en una experiencia psicodélica, pero de las que salen mal. No es que sea una mala experiencia, al final toda experiencia suma, pero hay unas más atascadas que otras. Este disco es una mezcla de sintetizadores, bajos, efectos de sonido y percusiones.

Definir el sonido de Lealani resulta complicado y por esto mismo es que es interesante. ¿Acaso es electrónico, electrónico experimental o hip hop experimental? Sin duda hay un sonido clave anclado a los dosmiles que a veces recuerda a Santigold, a veces a M.I.A. y otras a la etapa más electrónica de los Yeah Yeah Yeahs. Aunque, si le preguntas directamente a Lealani, ella define su estilo en tres palabras: “Beep Bop Boop”. No te dejes engañar. Algo que me gustó mucho de Lealani es que constantemente juega tanto con su voz como con el tempo en la mayoría de sus canciones.

Puede empezar con un verso enérgico y acelerado y cambiar en un instante a un coro melódico y lento como en “Looney Tooney”, mientras suenan de fondo unos bajos potentes acompañado de unos hi-hats. En ocasiones juega con la entonación, como lo hace en “Twisted in the Night”que, a pesar de repetir las mismas estrofas, dependiendo de qué tanto disminuye o aumenta el tempo, la entonación cambia y evoca un sentimiento distinto.

Como un apasionado del trap, algo que puedo destacar del álbum con certeza, es que el uso de los bajos 808 son un acierto total, pues acompañan a la perfección cada una de sus piezas, les da peso y gravedad. Hay canciones como “Killer Bees” o “Skin & Bones” que tienen un estilo similar al de la producción de A$AP Rocky.

Si bien, las letras por momentos me resultaban confusas, me gusta pensar que hasta que Lealani se tome el tiempo de explicar cada una de ellas, estas pueden quedar a interpretación del oyente, pues te puede explicar cómo vive la vida, te puede hablar de un vacío existencial  o bien, reafirmar su identidad como una persona orgullosa de sus errores que no peca de ser “faker”.

Al ser una multiinstrumentista, el álbum fue compuesto, producido y escrito por Lealani, en lo personal creo que esta le da muchos puntos a su favor y es un indicador del talento que hay detrás de su obra. Si buscas un sonido ruidoso y hasta cierto punto caótico, y si buscarle el significado a las canciones es lo tuyo, te recomiendo darle una oportunidad, prometo que no te arrepentirás.