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Portada del disco Not For Lack Of Trying de dodie.

Nadie es perfecto, amor

Siempre me han gustado las imperfecciones. Las formas orgánicas, no las mecánicas. El paso de la vida por el material, las huellas de lo vivo en el resultado final, único e irrepetible por su propio proceso, le dan el valor a todas las cosas a mi alrededor. Un plato blanco prístino en una pila de otros doce exactamente iguales nunca va a ser mejor que uno de barro, hecho a mano, que al apilarlo con otros se acomoda a su manera imperfecta de objeto único. Es una cosa de percepción.

El placer estético también es moldeable por el sistema económico. Si la prioridad es el consumo, la inmediatez y la comodidad, entonces la belleza responde también a esas necesidades inventadas. La belleza es una necesidad inventada. Tal vez sea la primera.

En estos textos se habla mucho de la (im)perfección, uno de los rasgos más sensuales en cualquier perspectiva estética. Si te gusta lo perfecto o lo imperfecto, ya es cosa de cada quién.

La única verdad es que la perfección es solo un momento dentro del proceso desde y hasta la imperfección. Así que, tal vez sea el momento perfecto para escuchar estos discos. O tal vez no.

Raquel

 

 

In Daytona Yellow – Leon Vynehall
Pontas

 

Portada del disco In Daytona Yellow de Leon Vynehall.

El perfeccionismo no es el mejor de los defectos. Y no, decir en una entrevista de trabajo que tu mayor defecto es el perfeccionismo no es una buena idea. La realidad es que nadie quiere trabajar con una persona que todo lo quiere hecho a su manera y que no acepte ni un solo error. Parte de ser humano es el fallo, la falta y estar incompletos. Es lo que nos hace interesantes. Decía Leonard Cohen: “Olvídate de tu ofrenda perfecta, hay una grieta, una grieta en todo, así es como entra la luz”. Bueno, bajo este lema, un perfeccionista como Leon Vynhall intentó hacer un disco que abrazara lo imperfecto.

El cambio es evidente, la saturación, minuciosidad y atasque de sus anteriores trabajos ya no se ve reflejado en este. Bajo su idea maximalista de la perfección, este disco sí logra abrazar algo más sencillo. Sin embargo, me cuesta conectar con la vulnerabilidad y la imperfección de la que se habla en el álbum. Entiendo la imperfección como algo incompleto, música a la que sientes que algo le hace falta y a ti como escucha te genera algo. Una duda, un sentimiento, un interés por escuchar esa canción otra vez. De cierta forma, rellenas el hueco que deja el artista en su obra. 

En este caso, como escucha, no sentí el llamado a rellenar ese hueco. Parte de ello es gracias a la misma voz de Vynehall. Es la primera vez que pone su voz como protagónico, pero el carácter casi robótico y sobreproducido de su voz hace que sea difícil conectar emocionalmente con lo que dice. Al no escuchar sus matices más humanos, su presencia se siente oculta, tras bambalinas. 

Esto mismo me generan las instrumentales. Por más que “Whip” suene casi esquelética en su beat y “Life Is Not Enough” sea un ambiente melancólico y casi trágico, aún en su sencillez, se sienten como canciones limpias y muy procesadas, en donde todo está en su lugar. Incluso “A Jagged Promise”, tal vez la canción con menos elementos en todo el álbum, se siente más relajante que vulnerable. 

La gran excepción de esto es “Slow Devotion”. Una canción poco estructurada, elementos como metales y una guitarra acústica que rompen con el uso casi exclusivo de elementos electrónicos en el disco. Se siente imperfecta por sus elementos casi impredecibles, por “traicionar” su propio estilo y por los contrastes orgánicos que no son típicos de su producción. 

Lo imperfecto y lo simple no son sinónimos, y creo que eso se ve reflejado aquí. Veo este álbum como la transición a algo mucho más emocional e imperfecto en el trabajo de Vynehall. En este caso, para mí, la forma no respalda al fondo. Aún así, los destellos de vulnerabilidad, el cambio en su producción y las colaboraciones justifican por completo la escucha de este álbum. Desde este punto se puede escuchar cómo se van abriendo aquellas grietas en donde entra la luz de la que habla Cohen.



System – Prewn

Nerea


Portada del disco System de Prewn.


Leí a alguien decir que no puede pensar en nadie que haya cruzado la zona de PJ Harvey en donde se mezcla poesía, crudeza y blues, sin salir aplastado por la experiencia, y que Izzy lo hace “como una diosa”. Suena atrevido, pero estoy de acuerdo. System tiene ese mismo filo: duele, pero también libera. 

Lo primero que me llama la atención es la portada: un niño de cabeza, una figura detrás, la cara borrosa por el movimiento. En el centro, el título en naranja brillante y a la vez opaco: SYSTEM. Desde ahí me espero un disco incómodo, inusual. Pienso: ¿De qué sistema habla? ¿El del cuerpo? ¿El de la mente? ¿El de vivir tu día a día en autopiloto?

Prewn, el proyecto de Izzy Hagerup, desde Massachusetts, abre una puerta a la confusión, la culpa y la tristeza, pero también a la risa nerviosa que llega cuando ya no sabes si sigues rompiéndote o curándote poco a poco.

Este álbum no se siente producido para gustar, como tantos álbumes hoy en día. Es más bien una conversación privada que Izzy decidió compartir. Se grabó encerrada en su cuarto, con solo ella y su cabeza, como cuando tus pensamientos no te dejan dormir y no tienes de otra más que sacarlos y ponerlos por escrito, y entonces por un momento quitas tu mirada del papel y te das cuenta de que ya amaneció.

Las canciones se sienten imperfectas, hechas con urgencia y honestidad. En “Dirty Dog” todo parece desmoronarse, mientras que “Only You” captura la ternura y la duda del amor sin resolverlo. Y en la pieza que da nombre al álbum, Izzy se enfrenta a su propio sistema mental, emocional, social, con una franqueza que desarma.

Suena frágil, a veces incómodo, pero también lleno de vida. Es un disco que no te explica nada, pero te deja sintiendo todo, por eso aún no me queda claro de qué sistema habla, tal vez depende de ti definirlo.



Out The Way – Marta · Tricky
Xavi

 

Portada del disco Out The Way de Marta · Tricky.


Entre dos estaciones del metro de Berlín, hay un rave underground de mala muerte, con olor a sudor, donde alguien está teniendo una noche musicalizada por “Leave the lights”, el tercer track de este disco, que surte el mismo efecto que consumir cantidades de sedantes que podrían dormir a un caballo.

En la pista de baile, nadie baila como tal, todas las personas se encuentran encorvadas con las pupilas dilatadas al tamaño de una canica. Se balancean hacia los lados con su cuerpo como si poco a poco perdieran la sensibilidad en las piernas. Algunos incluso salivan sin darse cuenta. Hay tantas cosas distintas sucediendo a la vez, que resulta en un paisaje homogéneo, como si de un banco de peces se tratara. Lo único consciente en este ambiente es la música, la mezcla de sonidos electrónicos que complementan una voz. Es la voz la que guía a todos los peces, el pastor de todo y de todos, una voz suave, delicada y sutil que te dice que la sigas por donde sea como una sirena, y tú, no puedas más que seguirla.

Esta voz es la de Marta Złakowska, artista polaca que en 2017, hizo las voces en un show  de Tricky porque necesitaba a alguien local que las hiciera de último momento. A partir de ese encuentro, han trabajado juntos en proyectos distintos y este es su segundo álbum con él. La unicidad de este disco está en la fusión entre la electrónica experimental y el post punk; si lo escuchas, te darás cuenta de lo bien que logra poner uno de tus pies en un rave europeo, y otro en un jam exótico y místico con una banda. 

En la música hay influencias de Aphex Twin y Bjork. Leí en algún rincón del internet que “Out the way”, la canción que le da título al disco, es “el soundtrack perfecto para robar un banco o el corazón de alguien en una película de robo de la Nouvelle Vague”, y no encuentro una mejor definición de lo que se siente al escuchar esta canción. Aunque no es igual que todo el álbum, es un buen punto de partida, que te hará decidir de inmediato si este disco es para ti o no.



Not For Lack Of Trying – dodie
Nat Echandi


Portada del disco Not For Lack Of Trying de dodie.

 

A veces siento que no estoy hecha para la vida. Me encantaría que alguien llegara con un manual que me explicara cómo superar esos momentos en los que dudo de mi propósito y de mi capacidad para seguir adelante. Sé que eso es imposible, no existe una “forma correcta” de vivir.

Aun así, aunque no haya un camino ideal, intento hacerlo lo mejor que puedo. Trato de comprenderme, de crecer, y aunque a veces no sepa cómo hacerlo, lo sigo intentando. También siento que este álbum me entiende; estos sentimientos a los que me cuesta ponerle nombre, Dodie les pone música y letra. 

Dodie nos lleva de la mano en este camino de autodescubrimiento, muy íntimamente, con ritmos folk-pop y un bellísimo uso de coros. Cada canción es toda una historia: tiene su inicio, su desarrollo, su clímax, y su gran final. Es una pequeña obra de teatro en un cuartito, donde parece que sólo Dodie y tú saben que pedo. 

Musicalmente está muy bien hecho, y para nada monótono. El menú te ofrece un poco de todo, sin salirse de su tipo de cocina: es cómodo y variado, nada que te tome por mucha sorpresa. Y para rematar, la portada, que además de tener colores muy lindos, te da una muy buena idea de lo que estás a punto de experimentar.


 

Don’t trust mirrors- Kelly Moran
Diego/Callejas

 

Portada del disco Don't trust mirrors de Kelly Moran.

¿Dirías que piensas mucho en el pasado? Bueno, yo no. Me gusta vivir en el momento porque siento que el instante se me escurre de entre los dedos antes de poder saborearlo. Sin advertencia alguna, mi filosofía se derrumbó mientras escuchaba la primera rola.

En la cartera siempre llevo una foto con mis amigos de la prepa que, aunque arrugada y sobreexpuesta, se volvió un portal al pasado cuando entró en contacto con estas canciones en una especie de reacción química nostalgica. El piano y las cuerdas sonorizaron mis recuerdos. Todos esos viernes que nos juntamos en mi casa antes de salir de fiesta, las caminatas por los pasillos después de ser derrotados brutalmente por un examen, los amores fugaces, lugares y sensaciones, todo estaba ahí.

Mi viaje por el pasado no tan lejano fue interrumpido cuando me di cuenta de que ya no soy la persona que aparece en aquellas fotos, el reflejo se ha tornado engañoso, no confíes en los espejos. Unx cambia, unx crece, unx se transforma. El pasado es para aprender, no para vivir en él. 

El ambient electrónico de Kelly Moran me mandó en un trip que me hizo escribir todo este choro. Incluso si no acostumbras escuchar este tipo de música, deberías darle un chance al disco. Tal vez también te manda en un viaje al pasado. Solo recuerda: no confíes en el espejo.

 



Cut & Rewind- Say She She
Luisa Salinas


Portada del disco Cut & Rewind de Say She She.


El disco ya no solo tiene que ser bailable, sino que también se puede ver rebelde y político. Porque de eso se trata la juventud: de bailar, ser rebeldes y expresarnos libremente sobre nuestros intereses. A veces extraño tiempos del pasado en los cuales yo no existía. Son melancolías perdidas que de alguna forma me han encontrado. He soñado con los años 60 y 70, donde las noches de disco eran excepcionales. Son esos momentos en la pista iluminada de baile que mi alma siente que será eternamente joven.

Si tú también eres amante del disco y te encanta bailar acompañado de una batería y bajo sexys, este disco te va a fascinar. Say She She ha logrado traer de vuelta el disco de una manera moderna y chic. Tiene un punto de vista feminista en el cual muches de nosotres podemos identificarnos, ya que varias canciones muestran su solidaridad con tonos alegres y vibrantes que convierten esta lucha en sonidos radiantes.

Con este disco nos han demostrado que las letras políticas también pueden ser bailables y completamente deleitables. 

Se puede percibir cómo jugaron y experimentaron con los instrumentos, dándoles a cada uno su propia personalidad. Se dieron la oportunidad de experimentar con el funk y lograron dar ese sentimiento de rebeldía coqueta. Aun así, creo que con lo que más experimentaron fue con sus voces. En cada canción las voces tienen altos y bajos, alargan las notas agudas y cortan en seco las graves. Es inevitable cantar los coros, ya que es divertido también descubrir qué puedes hacer con tu voz. 

Con este trabajo, no solo revivieron el disco, sino recuperaron sus raíces musicales de la mejor manera. Con su letra rebelde, nos demuestran que tenemos derecho a también decir qué es lo que queremos sin que nos importe lo que piensen los demás. Me han impulsado a ver este género de una nueva forma.