Lo que no te mata, te hace más fuerte
¿Cuánto puede doler? Hay unas que duelen para siempre, pero no se puede decir cuánto.
Tal vez se pueda decir cómo. Hay dolores viejos que arrancan una parte de una herida ancestral. Hay unos que queman como una daga caliente que atraviesa el pecho en el instante. El dolor es casi físico pero no se ven los síntomas. No son medibles.
Otros aprietan la garganta y permiten respirar solo lo necesario para mantener con vida al doliente al borde de la asfixia. Hay dolores ciegos, de los que solo muestran un panorama negro infinito. La única constante es que eventualmente deja de doler. Es un bajón.
Que te digan que deja de doler es como cuando te dicen que el efecto delicioso de las endorfinas que se encajan como agujas llenas de felicidad directo a tus venas en el mejor momento de un concierto, se te va a quitar. Y sí, sí se quita, pero qué bajón. Todo se quita. Y todo es un bajón. Pero hay discos que se quedan y vuelven a doler igual cada vez. Escoja su veneno. Aquí hay un menú selecto para cada uno de sus kinks.
private music – Deftones
Ana Lau
Deftones sigue siendo la misma banda que nació en un garaje en Sacramento a finales de los ochenta. Pese al paso de los años, los cambios de alineación y las pérdidas de integrantes, aún suenan como los adolescentes que se aferraban a un lenguaje propio hecho de guitarras densas, voces quebradas y atmósferas que navegan entre la rabia y la ensoñación.
Algunos podrían ver en su estilo una repetición o incluso un desgaste, pero este disco demuestra lo contrario: Deftones regresa a sus orígenes y a una cadencia nostálgica después de una trayectoria diversa. En discos como White Pony (2000), Diamond Eyes (2010) y Ohms (2020) se atrevieron a experimentar con texturas electrónicas, sonidos más limpios y directos, y un aire más contemporáneo y denso. Private Music recoge todas esas etapas, pero las filtra a través de la memoria: más íntimo que experimental, más evocador que agresivo.
En este álbum la rebeldía adolescente se convierte en nostalgia. Evoca a quienes crecieron en los noventa cargando un walkman en la mochila, con los audífonos de esponjita colgando bajo una gorra negra de visera plana, jeans anchos, sudadera con capucha y Converse gastados. Pero también conecta con los nacidos en los 2000, esos que juraban ser alternativos mientras iban en el carro familiar rumbo a la escuela escuchando a Korn, Tool o A Perfect Circle.
El disco se convierte en un puente generacional: une a los que fueron rebeldes y hoy calzan mocasines, con quienes apenas descubren lo que significa encontrar refugio en esta música.
Al mismo tiempo, el álbum habla de la intimidad de escuchar a los Deftones. No es una música que suene en todos lados ni que busque el aspecto público; más bien se disfruta en espacios personales: en el cuarto, en el coche, de habitación en habitación. Un lenguaje universal que, paradójicamente, se vive mejor en lo privado.
Desde sus primeros discos la banda dejó claro que quería escapar de etiquetas, mezclando metal, punk, shoegaze y hasta hip hop para construir un estilo atmosférico y brutal a la vez. Ese ADN sigue vivo en Private Music, aunque con un matiz nuevo: se percibe la influencia de Crosses, el proyecto alterno de Chino Moreno, en el que explora atmósferas electrónicas y melancólicas que aquí se filtran en ciertos pasajes, suavizando la brutalidad con un aire más íntimo.
El título del disco funciona como un guiño: una recopilación íntima, casi secreta, de lo que siempre han sido los Deftones. Hay ecos de trabajos pasados, repeticiones conscientes que no suenan como una copia, sino como la consolidación de una identidad.o
Tras años de silencios, cambios de bajistas y ausencia en los escenarios, este disco llega como una reafirmación. La banda carga con la memoria del accidente y la muerte de Chi Cheng, bajista original, pero también con la fuerza de saberse sobrevivientes. A pesar de todo, siguen tocando con la misma conexión y sincronización que cuando empezaron en aquel garaje en Sacramento.
Adult Romantix – Winter
Tello

- “Tenoch se disculpó, su novia lo esperaba para ir al cine. Julio insistió en pagar la cuenta. Nunca volverán a verse”.
- Un hombre con traje visita un templo antiguo chino, apoya la cabeza en una de sus columnas, y susurra una historia de amor que nunca sucedió.
- En Irlanda, una pareja debate la idea de que uno viaje de intercambio a Nueva York, “siempre estaré ahí, lo sabes.”
Diferentes autores, años, formatos e idiomas. Una misma sensación de vacío y peso aplastante, se asoma de manera súbita en el estómago, pecho y garganta.
Durante años se han bombardeado las mentes de diferentes generaciones con señales que cambian la química cerebral. Dictando qué se supone que se debe sentir, cómo hacerlo y qué acciones deben manifestarse para un romance exitoso. La banda dirigida por Samira Winter, compila décadas de tradición sentimental en Adult Romantix. Mostrando que tener acceso al internet y la cultura popular transforma cómo un ser humano procesa la hiperventilación y taquicardia de ver a alguien que le gusta, y cómo se siente igual o peor perderle.
En la mayoría de ocasiones la procedencia de un proyecto no importa nada. Obvio, siempre importa en algún nivel, pero no siempre representa un peso relevante en la experiencia de escuchar un disco. En el caso de Winter, saltar de Curitiba a Boston, de Boston a L.A y terminar en el punto cardinal opuesto y menos soleado de Nueva York, importa.
La historia de álbumes y EP ‘s dibujan un patrón que puede comprenderse con las inspiraciones del artista ¿A qué suena cuando alguien lee Mary Shelley en L.A o ve una peli de Rohmer en Brasil? Y qué pasa cuando alguien se enamora en un café frente a Central Park y tiene miles de entrevistas de David Lynch en su historial.
¿Cómo una persona con esas referencias termina relacionándose en la vida? Si tú eres una de ellas, ya lo sabes. Conoces a alguien, te enamoras, te rompen el corazón. Repites. No hay más, tal vez en el proceso de abrir tu personalidad, llena de cosas raras, encuentres confianza, desarrolles otras rarezas; tal vez eso te hace mejor persona, tal vez no. Pero basta con que una persona encuentre algo adictivo en esta circunstancia para citar a Nick Cave: “The surest way to avoid a broken heart is to love anything and no one”. Que se traduce a “si no te quieres ensuciar de mole mejor no lo comas… pero, ¡qué mole!”.
En cuanto a las referencias, nunca tienes que tener una bibliografía para escuchar un disco, qué hueva. Pero en este caso es recomendable.
Para continuar con las citas, el insufrible papel de John Cusack en High Fidelity lo dijo: “Books, records, films. These things matter. Call me shallow but it ‘s the fucking truth”. Él lo dijo como excusa para ser un idiota y yo lo digo como excusa por no ser el artista y decirles que no importa. Tampoco tiene que ser tan profundo, puedes rastrear referencias en diferentes niveles. “Like Lovers Do” es un rolón que tiene esta guitarra sinuosa y distorsionada en los coros. Dependiendo de qué tan insoportable seas lo puedes rastrear a alguna banda dream popera de los 90, a Iggy Pop con punkrocker sonando en los créditos de Superman, o a Lady Blue de Bunbury (¡JA!).
También podrías ponerte filosófico y romántico a partes iguales, decir que nada es como antes y que ahora la cultura es desechable. Ya no habrán grandes bandas que trascienden generaciones ni configuren el almanaque de las canciones de pub. Pero no importa, porque el romance es lo que nunca muere. A un año del lanzamiento de Romance de Fontaines D.C, de “Death & Romance” de Magdalena Bay y del “Everything is romantic” dentro del Brat, lo trascendente no es el mensajero, pero si el tropo, que como bardos con guitarras eléctricas y escribas con celular, le cantaremos, año a tras año, a la pobre cosita fea que necesite un álbum, película o libro para tener el corazón roto.
GUSH – Kaitlyn Aurelia Smith
Andrés

Kaitlyn Aurelia Smith agarra su sintetizador y nos lleva a dar un hermoso paseo sónico para explorar auténticos paisajes sonoros, donde, de principio a fin, nos encontramos con un álbum profundamente personal en el que quien más se adentra es quien más descubre.
A través de la creación de sonidos con su característico sintetizador Buchla, voces procesadas y un montón de capas, Smith nos presenta GUSH, su faceta más vulnerable hasta ahora, un trabajo lleno de matices y emociones que apelan al lado más sensible de la música donde la creatividad de la artista surge de la ternura y del deseo de compartir su arte sin filtros.
Al explorar el potencial infinito de sus sintetizadores modulares, Smith nos invita a entrar en su mundo, donde cada canción abre nuevas posibilidades que trascienden la simpleza y nos regala un disco tan confrontante como liberador que con cada escucha se vuelve más íntimo e introspectivo. Gracias a su particular caso de sinestesia, Kaitlyn Aurelia Smith convierte su respuesta al sonido en un tejido multisensorial donde los sentidos se entrelazan al ritmo de una música electrónica cuidadosamente elaborada.
GUSH es un abrazo dirigido a las partes más sensibles del alma, una mezcla entre EDM, ambient y glitch pop que, por momentos, se inclina hacia ritmos bailables sin perder su esencia introspectiva llena de melodías complejas y voces etéreas donde abunda la diversidad de texturas, evocando sensualidad y conexión entre seres. Sin duda, es un álbum que te recomiendo experimentar.
Live Laugh Love – Earl Sweatshirt
Dani

Lo primero que pensé cuando leí el nombre del disco fue un cartelito en la cocina de una casa gringa. Como sorpresa, me di cuenta de que era todo lo contrario a lo que escucharía una familia conservadora allá.
Encontré una fusión de reggae, rap y hip hop, influenciada por Tyler The Creator, amigo de Earl. En su disco anterior, I Don’t Like Shit, I Don’t Go Outside, podemos darnos cuenta de que este tiene un tinte de humor y burla, como bien lo logran Ca7triel y Paco Amoroso en #tetas. Su colaboración con el comediante Dave Chapelle no es coincidencia.
La música no es continua, y a veces parece que se perdió la señal o cambió de canal si estuviera en una estación de radio. En las industrias artísticas se habla de decisiones creativas. Los cambios abruptos de ritmo en el disco caen dentro de ellas. No son un “se me fue”. Tienen una razón de ser, pero para alguien que no está muy familiarizado con este estilo de música, puede ser confuso al inicio.
En lugar de tener una estructura tradicional evidente de canción pop: versos, coro, puente, outro, juega con su propio ritmo. Sin embargo, llega un punto en el que sí regresó a la familia tradicional norteamericana. Con los coros que coexisten con el rapero, me transporto al góspel de una iglesia. No tenemos que quedarnos dentro de lo blanco y negro; podemos disfrutar dentro de los infinitos matices que existen explorando los elementos más conservadores y otros experimentales.
The Passionate Ones – Nourished By Time
Alex

De una línea de bajo pegajosa a otra, Marcus nos lleva de la mano a un viaje agridulce que diluye letras sobre situaciones personales y algo de crítica social en sintetizadores que te hacen volar junto con percusiones que te obligan a llevar el ritmo con la cabeza.
Este álbum transformó de manera muy rápida un lunes ajetreado en una sesión de dibujo super apasionada, un groove envolvente que llenó de energía mi día tan complicado, y sus letras abrazaron una parte de mi corazón que necesitaba escucharlas. Mi primera reacción del álbum me tenía tratando de no hacer tantos movimientos corporales mientras seguía el ritmo para que no se notara de más mi emoción en una clase tan tranquila y silenciosa; tal vez a eso se refería Marcus en no solo hablar sobre nuestra locura, sino demostrarla a través de nuestras pasiones.
Nourished by Time nos regala su segundo álbum de estudio, seguido de un gran reconocimiento para su álbum debut Erotic Probiotic 2 catalogado como Best New Music por Pitchfork, un álbum grabado en los confinamientos causados por la COVID-19. Este disco trae probadas de synthpop, R&B y grandes samples de vocales, pero sobre todo una gran emoción que no te suelta en toda la escucha, te sorprende una y otra vez al pasar cada canción.
Creo que no es poca cosa decir que en mis primeras escuchas no podía dejar de pensar en el sonido de Prince, acogedor y emocionante, sin fallar también en hablarte de un amor casi que religioso por el que rogar de rodillas no suena como algo tan loco.
It’s a Beautiful Place – Water From Your Eyes
Flor

Estas últimas dos semanas he estado dolida y llena de coraje por situaciones del pasado, y mi solución fue ver Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos. Tal vez fue coincidencia o un plan maquiavélico de la vida el presentarme este disco un día después porque entre ambas obras logré tener el vómito límbico que necesitaba.
La similitud entre el disco y la película surge porque sus inicios y finales son máquinas que nos teletransportan a la forma más básica de las personas, la mente. Un desastre construido entre memorias de lugares que consideramos perfectos, pero son maquillajes de la nostalgia -por si alguien lo necesita escuchar, no regresen con sus ex parejas, yacen fosilizades como recuerdos-.
Las canciones jalaron cables neuronales y encontraron memorias borrosas de estar en el coche de mi papá escuchando Blur con las bocinas sufriendo por la distorsión de las guitarras y voces, o bailar al son del synth-pop de New Order en mi cuarto con ropa tirada. Luego fue como estar en el Centro de Salud escuchando Post Punk y entre cada paso pegajoso de baile, aparecer en Estero bailando Charli XCX con una drag; hasta me daré el lujo de argumentar que “Playing Classics” es un hijo de “Club Classics” y ”Von Dutch” de BRAT.
Definitivamente fue confuso escuchar el disco, borró líneas entre recuerdos -como sucede entre Joel y Clementine en su proceso de despecho- pero te guía perfectamente a la psicología del artista. Somos ríos que van cambiando, contradiciéndose con discursos pasados, reflejos de ellos.
Las mentes son universos que abstraen lo que sus sentidos le presentan y poder adentrarte al mundo de alguien es una práctica muy íntima. Es cruzar un portal que te lleva a imágenes proteicas que conviven entre sí, sordera auditiva por la cantidad de guitarras chillonas bailando simultáneamente con silencios y voces. Al pasar nuevamente por ese portal, te abruma el sentimiento de haber visto una mente similar a la tuya, por momentos lo odias, en otros lo sonríes. ¿Qué les puedo decir? It’s a Beautiful Place.
