Martin Scorsese es, junto a directores como Terence Malick y Brian de Palma, miembro de una de las primeras generaciones formadas en una escuela de cine en Estados Unidos.
Egresado de la Universidad de Nueva York, Marty, como le dicen sus amigos de cariño, pasa por el seminario antes de descubrir su vocación de cineasta. Como buen hijo de inmigrantes italianos encuentra en las calles de la gran manzana el escenario perfecto para desarrollar un estilo basado en personajes marginales y situaciones límite.
Su trabajo como asistente de dirección de Roger Corman y como editor del famoso documental del festival de Woodstock lo avalan para debutar como director en 1973. Algunas de sus primeras películas como Calles salvajes o Taxi Driver no solo se han convertido en clásicos y han arrasado con premios internacionales si no que han descubierto al mundo a grandes actores como Robert de Niro, Harvey Keitel o Jodie Foster con quien Scorsese seguirá colaborando años después.
El estilo visual de Martin Scorsese se podría tratar de resumir hablando del manejo de cámara lenta, constantes cambios de velocidad, edición fragmentada, movimientos de cámara frenéticos y flashasos o luces blancas a cuadro sobreexpuestas.
Sin embargo, su manera de hacer películas va más allá de su dominio del lenguaje cinematográfico y se revela como el principal heredero del cine negro clásico de los años 40. En su narrativa parece flotar aquella violencia nostálgica que añora el estilo de vida de los gángster y recorre las calles donde la mafia es la única ley.