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Portada del disco Sølv de Falling In Slow Motion.

Un montón de música triste para revolcarte en tu propia miseria

Las lluvias de este año están cayendo como para compensar los últimos cinco de secas eternas y calores de cuarenta grados a la sombra.

Personalmente, prefiero las banquetas verdes llenas de musgo, los árboles de frondas descontroladas y las calles limpias, pero sobre todo, me da paz tener la certeza de que las presas que alimentan esta ciudad están bien llenas y los cortes de agua no sean parte del panorama de nuestras vidas. Lo de bañarse a jicarazos con el agua de las cubetas que uno ahorra en la regadera mientras sale a una temperatura decente es una pesadilla, y le agradezco a Tlaloc que se haya enojado mucho por el monumento a Poseidón que pusieron en una costa en Yucatán el año pasado.

Parece que el clima influye muchísimo en el estado de ánimo de todos los que reseñan discos en esta estación de radio, y las lluvias aparecen mencionadas en cada uno de estos textos. No los culpo. Hay algo de melancolía en un día nublado. Como si nunca fuéramos a ver el sol de nuevo.

Contrario a lo que todo el mundo piensa, un estudio de no sé cuándo en la universidad de no sé qué, encontró que la nostalgia era el sentimiento más recurrente cuando la gente escuchaba música triste -lo que básicamente significa que escuchamos canciones apagadas para recordar momentos felices-, y sentir un poco de cercanía con el pasado. Otro estudio examinó a más de cincuenta estudiantes de música que reportaron que disminuyó su disfrute al eliminar el elemento de tristeza de la música elegida, lo que indica que hay un vínculo directo entre la tristeza y el placer. Si la ciencia lo dice, podemos decidir que es verdad.

Así que aquí hay un montón de música triste para revolcarte en tu propia miseria.

Raquel

 

 

hotline TNT – Raspberry Moon
Andrés

Portada del disco hotline TNT de Raspberry Moon.

 

Este disco, lleno de guitarras distorsionadas empapadas de fuzz, listas para envolverte en un mood que fluctúa entre lo meloso y lo abrumador en el mejor de los sentidos, trae sello de garantía shoegazero. Está hecho a la medida para una tarde lluviosa abrazando a tu mascota, cuando todo lo que necesitas es dejarte arrastrar por una ola de ruido caótica, suave y reconfortante. 

Quizá este no sea el trabajo más arriesgado de la banda, pero su encanto radica en los riffs sencillos, las melodías sin pretensiones y un sonido cálido y nostálgico con claros tintes noventeros que me recuerda al Delaware de los Drop Nineteens con ese mismo balance entre guitarrazos y melodías suaves y pegajosas imposibles de sacar de la cabeza. No es una búsqueda por reinventar el género y honestamente no lo necesita. Apuesta por lo directo, por canciones que se alejan de lo técnico y conectan más con el sentimiento que con la cabeza. Para darte una probadita de lo que te cuento, te recomiendo escuchar rolas como Julia’s War, Break Right, o mi favorita, y un poco más psicodélica, Transition Lens.  

En pocas palabras, Raspberry Moon es un apapacho distorsionado, un refugio brumoso donde puedes tirarte a existir sin que nadie te pida explicaciones. Un disco que, sin ser perfecto, logra quedarse un rato más después de que lo terminas. Mero shoegaze sin complicaciones.

 

 

Sølv – Falling In Slow Motion
Nerea

 

Portada del disco Sølv de Falling In Slow Motion.

 

Seguido tengo sueños en los que me encuentro perdida y sola en un bosque. De repente aparece un animal. A veces me le quedo viendo de lejos, a veces me acerco y otras (la mayoría) corro. No vengo a hacer análisis ni interpretación de mis sueños, más bien, con este escenario busco que se metan en el ambiente que me provocó este disco.

Esta es una experiencia in media res, (si en tu prepa no te traumaron con el latín, este concepto se refiere a cuando una historia inicia ‘en medio de las cosas’). La escucha arranca desde la portada, justo después de correr lejos del animal. Aparece una chica colgada de un árbol. Su pelo blanco como plata es lo que más llama la atención. Sølv, su nombre, significa justo eso: “plata” en danés. Desde esa imagen, la vibra ya se siente particular y sublime.

Cuando acabé de escucharlo, no pude evitar stalkear a Sølv en Instagram. Su estética describe perfecto cómo suena su música. Y no me sorprende, porque además de artista y productora, también es diseñadora y compositora de sonido. Ha colaborado con marcas como Loewe y Adidas.

Todo su proyecto está bien armado: el sonido, la imagen, los visuales, todo se conecta y es uniforme. Pienso que un buen proyecto musical muchas veces también es un buen proyecto visual. Hay discos que se sienten como una vibra entera, y este es uno de esos.

Algo que me resonó mucho fue cómo habla de su proceso creativo. Dice que, al terminar su obra, sintió un vacío. Que había puesto todo su ser en crearla. Me hizo pensar que como creador, cuando publicas algo, sueltas cierta autoría de él, ya no te pertenece del todo, de alguna manera, eso que era solo tuyo, ahora también es de los demás. Este disco logra justo eso: transformar lo más íntimo en algo colectivo, una vivencia sumamente personal y compartirla para que otros la sientan contigo, como el animal del que corres en tus sueños, o en los míos.

 

 

Elkka – Xpression
Anna

 

Portada del disco Elkka de Xpression.


Se antoja estar en una pool party de verano en alguna playa del hemisferio norte y no en la temporada de lluvias más gris de la Ciudad de México escuchando este EP.

Empieza con beats intensos pero constantes, y los mantiene hasta el final de la fiesta, tres amaneceres después. En algunos momentos se ponen muy repetitivos, pero las vocales le agregan sensualidad a la experiencia.

El disco tiene una fluidez y congruencia perfecta para calentar motores en una noche de amigxs y mucho bailar. Se construye sobre una línea bastante housera que fluye con algunos sonidos futurísticos. Las tracks que más recomiendo son Gentle Gaze y In My Mind por sus melodías rápidas y ácidas, me encantan los ácidos (musicales, desde luego).

Sí, abrir las cortinas y ver el cielo gris de la sucia ciudad puede ser desalentador, pero al menos existe este EP para sentir calor, no del sol, pero sí de la pista de baile o en la privacidad de los vapores de la regadera. Trépenle a Xpression.

 

 

Neggy Gemmy – She Comes From Nowhere
Isabella

 

Portada del disco Neggy Gemmy de She Comes From Nowhere.



Como si lo hubieras escuchado en otro momento de tu vida, aunque no puedas decir cuándo, este es un déjà vu suave que flota en tu memoria. No estorba pero tampoco te suelta, y no sabías que tenías en la cabeza hasta que lo escuchas y se materializa. Neggy Gemmy no hace canciones para que las entiendas: las hace para que te pierdas en ellas.

Las canciones parecen hechas para escucharse en un lugar donde el tiempo no existe. Anuncian que vienen de ninguna parte y se quedan contigo. Un espacio seguro al que puedes volver cuando el mundo pesa de más.

Si eres de los que prefieren perderse entre sonidos que parecen llegados desde otra dimensión antes que enfrentarse al ruido de la realidad, este disco te va a encantar. O más bien, te va a recordar que desaparecer también es una forma de estar.

 

 

Minais B – And i know i can feel bad when i get in a bad mood
Valentina

 

Portada del disco Minais B de And i know i can feel bad when i get in a bad mood.

 

Siempre he dicho que soy de esos que, como los perros, absorben el estado de ánimo de las personas de las que me rodeo. Puedo estar del mejor humor, pero si con quien estoy está triste, tal vez no entienda por qué pero probablemente comience a sentirme un poco triste yo también. Y ojalá nunca me agarren malhumorada porque soy terrible.

Podríamos decir que me siento mal cuando estoy de mal humor, como Minais B lo dijo en el título de este disco. Suena piradísimo porque está del otro lado del mundo, en Copenhague, pero él me entiende (creo) y por eso se sintió como un respiro entre todo el revuelo de cosas que venían pasando en mi vida estos últimos meses. 

Lo escuché y me sentí un poquito menos sola, un poco menos juzgada y mucho más comprendida. A veces solo necesitas que alguien te invite a tomar un vinito y escuchar música, sin que te reclamen tu mal humor, o te digan que no te sientas tan mal porque, “no eres tú, es mercurio retrógrado” o que “los hombres son crueles y medio tontos” (sí son). 

Además de ser un disco lleno de sonidos extraños y experimentales, diferentes mezclas y sintes, las letras no se quedan atrás. Exploran la tristeza, la pérdida y la nostalgia. Puede que no sea el disco más loco que hayas escuchado, pero ponte los audífonos y deja que esa bola de sentimientos que tenías arrinconados te absorba, regálate estos minutos para tener tu momento catártico, no me digas que no lo necesitas.

 



Loyle Carner – hopefully!
Flor Zuriñe De La Peña Maillard

 

Portada del disco hopefully! de Loyle Carner.

El verano lluvioso de la Ciudad de México es perfectamente compatible con el estado de ánimo en el que se desarrolla este disco. Parecería que la música es gris, melancólica, entumecida, siempre con la esperanza de un mañana cubierto con brochazos de sol. La primera canción inicia con un riachuelo, presagio de cómo terminan tus ojos al finalizar la escucha. 

Carner explora sus miedos atemporales en torno a la crianza de su primer hijo, el responsable de los rayones de la fotografía de la portada. La voz de este papá preocupado, suena como una misma línea sin sentimientos que expresa más de lo que muestra en primera instancia.

Podría parecer aburrido escuchar la monotonía en las líneas de este rapero inglés; sin embargo, la producción es lo que hace que brillen ambas partes por igual. Disfruto de los tintes de jazz y este disco está plagado de ellos, con un bajo que rasca cada neurona y una batería que a ratos cambia el ritmo para dar pequeños respiros.

El cierre es esperanzador. Muestra el cambio que tiene el protagonista de la historia. Acepta sus temores y los adopta para ser un mejor padre para su hijo, y lo lleva de vuelta a casa con una nueva mirada al futuro. Si tienes corazón de pollo y pecas de haber recibido como regalo nato los famosos daddy issues, este es un disco que podrás devorar mientras te reflejas con las gotas que se deslizan en tu ventana.