por Alonso Salamanca @brolonso No debe haber sido fácil ser el miembro interesante de Yes. Mientras el resto de los miembros de este acto de rock progresivo pomposo e hilarante tenían sus mentes firmes y trabadas en lo que sea que la banda les haya traído, el responsable de los teclados, Rick Wakeman, era quien “mantenía todo real”. Lejos de que sea estrictamente verdad que Wakeman haya introducido en Yes la filosofía de ‘¡Olvidemos la calidad, escuchen cuantas notas podemos tocar!’ o que haya sido el mejor músico de la banda (Steve Howe tiene méritos de guitarrista prodigio genuinos), lo que logró fue tomar consciencia y mantenerse (lo más que pudo) al margen del monstruo enorme y pretencioso en que se había convertido la agrupación musical.
Es claro el ejemplo de cuando comió curry para llevar a medio show, sobre sus teclados, mientras los chicos de Yes pretendían seguir con otra de sus enormes épicas amorfas para darnos cuenta de que más que alejarse de todo, trataba de romper con la barrera del aburrimiento y la pretensión del prog para dar paso a la auto-indulgencia y la libertad de ser gracioso en frente de un público que poco a poco se convertía en un ladrillo intelectual de la irónica ortodoxia del rock experimental.
La carrera de Wakeman está plagada, sin embargo, de álbumes conceptuales como Journey to the Centre of the Earth, donde sus gigantescos bancos de sintetizadores análogos cobran vida para crear una imponente y barroquesca interpretación del famoso libro de Julio Verne.
El álbum fue grabado en vivo en el Royal Festival Hall de Londres debido a los altísimos costos de producción que suponía grabarse en un estudio convencional por muchas razones. En el ambicioso Journey to the Centre of the Earth, David Hemmings hace las veces de narrador omnipresente en inglés con un acento absolutamente noble sobre arreglos impresionantes compuestos por Wakeman para la London Symphony Orchestra y el English Chamber Choir, mientras que el delicado arreglo de mellotron combinado con las percusiones otorgan al álbum una atmósfera mágica y memorable, sin olvidar recordarle al escucha con algunas partes de guitarra eléctrica y clavinet 1 que Journey to the Centre of the Earth es un álbum de rock hecho y derecho.
A través de su incómodo narcisismo, debemos reconocer que Rick Wakeman es todavía uno de los tecladistas electrónicos más inspirados del mundo, además de dejar ver en este álbum sus extraordinarios dotes en composición y un legendario arreglista. Estas grandes características continuarán a lo largo de su carrera, interpretando y reinterpretando nuevas obras que lo llevarían a convertirse en uno de los músicos más reconocidos y pionero en la historia de la orquestación del rock.
Journey to the Centre of the Earth no es un álbum para los de corazón débil. Es un disco extremadamente orquestado y denso con una narrativa intermitente y una cantidad extraordinaria de solos de sintetizador. Es una representación misma de qué tanto pueden cruzarse el rock progresivo y la música de orquesta. El cenit de la descabellada obra de Wakeman que permanece siendo uno de los lanzamientos más intrincados de la historia del rock progresivo.
Un teclado creado por la empresa Hohner con el fin de emular un clavicordio. Utilizado en canciones de rock, funk, reggae y soul por su sonido stacatto y la capacidad de hacer un wah natural. Aquí podemos escucharlo en acción a través del gran Billy Preston.