20 y 21 de noviembre de 2014, Veracruz.
La cobertura de un evento deportivo tan grande como los Juegos Centroamericanos, requiere de un trabajo verdaderamente fuerte, todos los días suceden simultáneamente muchas cosas. Como parte de la prensa de pronto te sientes aislado de lo que sucede fuera, incluso hasta de lo que sucede dentro, ya que son diversos puntos en donde ocurren cosas importantes.
Pero el 20 de noviembre viví una llamativa sensación de contrastes y contradicciones aquí en los Centroamericanos. A la distancia veo como en diversos puntos del país, pero sobre todo en el Distrito Federal, se vive un momento histórico desatado por la impunidad de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, mientras que acá en Veracruz 2014 esto parece muy lejano.
Hemos salido a las calles y al Zócalo de la ciudad para ver si las manifestaciones y el descontento social se hace presente, pero no tenemos mucha suerte. Sólo muy pocas personas vestidas de negro es el único indicio de organización social con el que nos topamos. Circunstancia que me parece rara, ya que Veracruz es un estado de la República que no hace mucho vivió una alarmante situación de violencia y que hoy vive bajo un gobierno señalado como muy corrupto. Creo que esta falta de manifestación social se debe en parte a la excesiva seguridad con la que se custodia al estado por los Juegos o que no encontramos el punto indicado de reunión.
Me invade una sensación hasta cierto punto de incertidumbre, al darme cuenta que dentro de las competencias y alrededor de los recintos, no hay el menor indicio de lo que simultáneamente sucede en la Ciudad de México. Es como si nos encontráramos en un punto aislado, tengo la esperanza de que en algún lado de las tribunas alguien aparezca con una pancarta de apoyo o que algún deportista mexicano aproveche los reflectores y se pronuncie hacia el tema, pero eso nunca sucede. El show continúa de manera normal y el gran hermetismo mantiene un silencio incómodo que sin duda favorece al gobernador Javier Duarte y a los organizadores.
Y es que el argumento de que el deporte no tiene que ser relacionado con política porque debe de ser aprovechado por otros elementos de desarrollo social, no pueden ser tan aplicables en un país como México donde principalmente el deporte olímpico o amateur, vive dependiente de asuntos federales, estatales y sobre todo de intereses partidistas.
Pero bueno, dejando un poco de lado cuestiones más densas, el espectáculo sigue su curso y hemos ya recorrido una semana de actividad donde México en algunas disciplinas como el Taekwondo y el Nado Sincronizado han superado las expectativas y otras como la natación y el béisbol que han dejado mucho que desear. La segunda semana de actividad se vislumbra muy interesante, creo que el medallero se apretará más entre México y Cuba ya que vienen pruebas de poderío para los caribeños.
Se viene el segundo capítulo de Veracruz 2014 con muchas expectativas...