No es novedad decir que la Historia del Arte ha sido desde sus comienzos escrita a partir de una élite dominada por hombres europeos; y por tanto, tampoco es de sorprender que las grandes figuras artísticas sean en su mayor parte varones blancos, barbados, monoteístas y demás características que imperan dentro de un discurso occidental conservador.

Por ello, y con motivo del XLVI Festival Internacional Cervantino, el propósito del presente artículo es dar a conocer las propuestas de tres destacadas mujeres que se desarrollan dentro de distintos ámbitos artísticos, y que en ocasiones resultan ser mayormente distinguidas por un público extranjero que por uno nacional propio.

1. Yolanda Andrade, El hechizo de la India (mexicana)

**Imagen vía Festival Internacional Cervantino**

Luego de obtener la Presea Cervantina 2018, la artista presentará a lo largo del festival un compilado de fotografías obtenidas a partir de dos de sus viajes realizados a la India –país invitado de este año–; y en los cuales se muestran sitios emblemáticos de la nación como Nueva Delhi, Agra, Jaipur, Varanasi, Bubaneswar, Khajuraho y Calcuta. Hay que recordar que la obra de Andrade se destaca de entre las demás por lograr reflejar aquello que Michel de Certeau denominaba como “La invención de lo cotidiano”, mostrándose la autora como una tabula rasa ante el encuentro de una nueva cultura y proponiendo dos posturas a saber: el turista y el viajero. El primero siempre bajo un itinerario con propósito de cumplir y que nunca logra concretar por la serendipia de la vida; y el segundo dejándose sorprender desde un inicio por las misteriosas vivencias que el sitio le depara.

2. Ima Montoya, Quijote, la locura de vivir. Un Quijote del siglo XXI (española)

Como un extraordinario adalid de la pintura española contemporánea, Montoya pretende por medio de sus obras, trasladar a un personaje emblemático y representativo del siglo XV al siglo XXI, volviendo al ingenioso Don Quijote de la Mancha, un hombre universal, atemporal y cuya figura –en palabras de la artista– podrías encontrar incluso al final de la barra de cualquier bar. Sin embargo, lo que vuelve aún más desafiante a la exhibición, es el propósito de contradecir aquello que Walter Benjamin sugería en alguno de sus ensayos: que el espectador se ponga al nivel de la obra artística. En otras palabras, el reto a encarar de la hispana por medio de su exposición, resulta la antítesis perfecta del pensador alemán, buscando por el contrario colocar sus piezas artísticas al nivel del espectador con la ayuda y complicidad del mismo.

3. Ximena Cuevas, México un país llamado cine (mexicana)

La mujer dentro del campo cinematográfico, es sin duda uno de los espacios en los cuales se necesita mayor difusión, sobre todo en México; sobre todo teniendo a Ximena Cuevas, cuyos trabajos abordan constantemente los ejes temáticos del artificio, la mentira, las relaciones entre la realidad- ficción y los rasgos de la identidad nacional y de género. De este modo, a través de una revisión íntima del cine nacional, Cuevas nos ofrece en su trabajo, un intento de interpretación de la realidad necesaria para vislumbrar el porvenir de nuestro país, pero sobre todo de nuestro cine mexicano. Ejemplo claro de ello, es por medio de una de sus obras en la cual expone los sucesos acontecidos de 1968, perspectiva que se propone plantear el proceso de la construcción de la patria con base en su cine documental.