600 millas, la cinta seleccionada por la academia mexicana de cine para representar a nuestro país en la próxima entrega de los óscares en la categoría de mejor película en lengua extranjera llega finalmente a la cartelera comercial este fin de semana. Precedida por un exitoso recorrido de festivales, que empezó con su premier mundial en Berlín donde ganó el premio a mejor ópera prima y culminó hace unos días en Tesalónica alzándose con el de mejor director, el primer largometraje de Gabriel Ripstein es mucho más que un debut interesante.
En ella caben lo mismo una inteligente reflexión sobre la compleja y desigual vecindad de dos naciones que viven una relación de amor-odio constante que un duro retrato de la realidad del tráfico de armas en nuestra frontera norte. Una radiografía sobre cómo lo que sucede en Arizona afecta en Sinaloa. Un testimonio que muestra que en algunos casos es más sencillo comprar un rifle de asalto que una medicina controlada sin receta médica.
Detrás de todos esos temas, en 600 millas está sobre todo la historia de dos personajes antagónicos que, a fuerza de ser diferentes, terminan por encontrarse en un viaje que resulta fascinante y entrañable al mismo tiempo. Un experimentado agente americano, un joven traficante de armas mexicano. Agua y aceite que definen, muy a su manera, la incómoda e inevitable cercanía que se experimenta en aquellos que tienen que vivir o viajar juntos. Un road movie a toda ley que cumple con todas las convenciones del género y hace un comentario social pertinente y preciso.
Por todo lo anterior, y por los sorpresivos giros de tuerca de su guión que por razones obvias no mencionaremos aquí, nuestra película de la semana es 600 millas.
Por aquí nos seguimos encontrando para seguir hablando de cine.
Abrazo.
El More