El hip-hop de Jay-Z viaja por momentos entre el exceso de swag y por otros en la línea del sonido más agresivo, más propio del tru Gangsta’.
The Black Album es una obra de principio a fin casi perfecta. Para los amantes de la old school y para puristas del hip-hop se escuchan fanfarrias y versos citados de Cypress Hill. Probablemente a 10 años de que este álbum vio la luz, las nuevas generaciones perciben el sonido del disco como algo anticuado, sin embargo también es claro el hecho de que son beats básicos, que para los nuevos productores sirven para acudir y revisitar el sonido de tracks como: "Encore", "99 Problems" y "Justify My Thug".
The Black Album no es una obra interesante y dinámica por algún golpe de suerte o por alguna canción que lo haya colocado en lo alto espontaneamente; bajo el cobijo de Roc-A-Fella, Def Jam Records y artistas como Timbaland, Eminem y por supuesto su inseparable amigo Kanye West, The Black Album se erige como uno de los grandes pináculos del hip-hop del siglo XXI.
La vida de este rapero se ha visto inmersa en situaciones agradables y algunas otras dignas de cualquier thriller: ha sido acusado de homicidio, se casó con Beyoncé, 2pac lo odiaba, se ha peleado con Nas. En fin, todo un showman de la escena, y el estereotipo de lo que tiene que ser un hip-hopero. Un año después de The Black Album, Jay-z estaría presentando un disco de remezclas a lado de Linkin Park. Tiempo después anunciaría su retiro para después regresar con uno de los éxitos más globales “Empire State Of Mind” canción que hizo a lado de Alicia Keys y finalmente llegar al disco con Kanye West, de donde se desprende una más de las canciones emblemáticas que este hombre de negocios pudo haber producido jamás: "Niggas In Paris”