Letras de Yéred García y fotografías de Ameyaltzin Correa
Tres hombres enfundados en sendos trajes negros, camisas blancas y corbatas dieron cuenta del siglo de evolución que tiene el jazz, el género de libertad por excelencia, combinado la doxa con lo heterodoxo. La noche del sábado 5 de septiembre el pianista Dann Nimmer se presentó junto a su trio sobre la caja de resonancia del Foro Roberto Cantoral.
El pianista de Milwakee pone las herramientas técnicas aprendidas en la academia al servicio del instinto y del hambre. Interpreta grandes clásicos desde la innovación como "Reflections in B" de Duke Ellington o el clásico standard brasileño "Corcovado" y propone desde la tradición y del algoritmo tradicional jazzístico(si es que fuera posible de desarrollar) en temas como "Modern Day's Blues" de su penúltimo disco o "Untitled No. 5".
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El espectáculo de Nimmer tras las blanquinegras es como ver a un glotón comer un buffet de la manera más educada. Tiene ante si el objeto de si devoción y podría bien devorar cuanto le plasca. Sin embargo, ataca con cautela. Sigue a su instinto hambriento, pero se vale de los modales mas refinados para enguir.
Para escuchar a Nimmer hay que poner atención nota por nota. Un hombre elegido a los 22 años por Wynton Marsalis, uno de los portentos vivos del jazz, para formar parte de su trió y de la orquesta de Jazz del Lincoln Center merece toda la atención posible. El show llega a su hipotético final enmarcado por las palmas y los silbidos.
Después de una ovación de pie el trió regresó al escenario que permaneció a media luz. "Ray", pieza escrita originalmente para el sobrino de Nimmer toma prestada la chistera de Randy Newmann y la pone al servicio del swing para encumbrar al pianista en una noche de ensueño.