Por: Paola López Niño Este año Pablo Raphael (1970) presenta Armadura para un hombre solo (Ed. Almadía) que en sus palabras “es una novela sobre la imposibilidad de las utopías”. Su generación, la de los setenta, creció con la caída de utopías y fracasos sociales que provocaron un desencanto general con la figura de la autoridad. Así el autor admite que en su generación está instalada la cultura de la queja y el rechazo al optimismo, elementos que permean la novela.
Ariel Horus es el maestro constructor de un gigante –el gran Hotel de la Ciudad– cuya inauguración se aplaza eternamente y cuyos rincones se llenan de rencores y basura de todo tipo con el paso de los años. El gigante es como una armadura para Horus, quien se protege de un juicio, de sus relaciones, de traiciones y abandonos.
El edificio es una especie de metáfora de la ciudad y en el momento en que se menciona un comedor Giratorio, nos damos cuenta de que está hablando del Hotel de México (World Trade Center). Por lo mismo, el maestro constructor bien podría estar basado en Manuel Suárez y Suárez, mientras que el famoso pintor antagonista de la historia podría ser David Alfaro Siqueiros. Raphael insiste en que su obra es ficticia, pero lo que representa el edificio es cierto: es un símbolo de lo que México quería ser pero nunca fue.
Esta novela urbana nos recuerda el trágico sismo del 85 y nos hace ver la ciudad y su historia desde las alturas como dioses. Como diría Raphael, la literatura sirve para curar al lector y en ese sentido en Armadura para un hombre solo entiende la fragilidad de la identidad del mexicano e intenta comprender su pasado.
Pablo Raphael es autor de La fábrica del lenguaje S.A., ganador del tercer lugar en el concurso de ensayo de Anagrama. También escribió la serie de cuentos Agenda del suicidio, con la cual obtuvo el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen.