por Re Esteva
Cuando se piensa en Australia tal vez vienen a la mente canguros, desiertos y animales venenosos; pero además de eso, es una tierra conocida por la calidad de la alegre y colorida música que exporta. Con sus orígenes en Sídney y Londres, PVT es una banda que con un sonido entre lo eléctrico y psicodélico da más bien destellos intensos de colores alterados.
Ya desde sus inicios PVT era una banda muy intelectual. En el pasado, el grupo fue parte del Luminous Festival que fue curado por Brian Eno; además, John McEntire (Tortoise/The Sea and Cake) es el responsable de la mezcla de su primer lanzamiento internacional, O Soundtrack My Heart (WARP, 2008). La música de este grupo más que ser alegre, es inteligente.
Una especie de híbridos de The Postal Service y Mount Kimbie, tanto la estética como el arte de PVT son un extraño punto medio entre lo simétrico y lo desorientado. La portada de Homosapien (Last Gang Records, 2013) representa muy bien la idea: se trata de la pintura de una mujer con la cara oscurecida y un cuerpo amorfo invadido por pinceladas de colores cálidos sobre un fondo azulado; muy al estilo del expresionismo alemán.
Aunque el tinte de jovialidad por el que se reconoce a los australianos sea un elemento en la música de la banda, también tiene una especie de oscuridad erudita tal vez influenciada por el Reino Unido. Elegante e increíblemente armoniosa, PVT es el tipo de banda que demuestra que la exótica tierra de los wombats, aborígenes e insectos ponzoñosos es mucho más que sólo eso, sobre todo cuando se le combina con elementos ingleses.