Por Alan Luna (@AlanisMoon)
La verdad es que Peter Hook podría tocar con una banda llamada The Eternal Darkness, o The Reds o The Trendings o lo que sea y de igual manera sus fans lo irían a ver. Porque lo que importa en Peter Hook es lo que ha hecho y no lo que está por hacer, el concierto en el Plaza cumplió con su cometido: darnos casi 3 horas de placer.
Es normal que los artistas quieran complacer a su público. También es normal que no todo el mundo conozca un disco entero de la banda a la que van a ver, pero hay ocasiones especiales en donde se pueden romper las reglas de la normalidad para dar un show memorable. Con 59 años, “Hooky” —como decía la playera de la selección mexicana que traía—, es un músico que ya escribió muchas páginas de leyenda. Desde ser co-fundador de Joy Division, pasando por New Order, Monaco, Freebass, o al ser productor de los Inspiral Carpets o los Stone Roses, sabemos que el bajo de Hook tiene su propio pedestal en el olimpo de la música. Los lujos son cosa de todos los días y en este caso, Hook se tomó el lujo de armar un set que consistía en algunas canciones de Joy Division y la interpretación completa del Low-Life y el Brotherhood de New Order.
Para los que nacimos en los 90, Ian Curtis siempre ha sido más un mito que una realidad. El misterioso epiléptico que se convulsionaba con un baile y un tono característicos mientras cantaba sobre la muerte y la alienación, es una figura lejana, pero por un momento, con los primeros acordes de “Atmosphere”, pudimos distinguirlo entre las gargantas de la gente. “Dead Souls” o “Love Will Tear Us Apart” sonaron brutales. La verdad es que The Light es una gran banda para interpretar aún más grandes canciones. “Shadowplay” y el primer adiós. Tranquilos, tan sólo es el primer acto.
Era turno del “Brotherhood”. Un ambiente diferente para recibir lo armonioso de New Order, contrario a lo repetitivamente cautivador que es Joy Division. Es mágico lo que puede hacer escuchar un disco de principio a fin en vivo. En estos tiempos en donde ya son los menos los que se sientan a disfrutar de los elepés completos, escucharlo en casa ya es un privilegio, pero escucharlo en vivo es maravilloso. Claro, era obvio que “Thieves Like Us” o la entrañable “Bizarre Love Triangle” fueran las más celebradas y bailadas del disco. Segundo adiós.
“Love Vigilantes” es una de las canciones tristes más felices de la historia. Una historia de muerte con música melancólicamente festiva. Y una perfecta manera de comenzar con el Low-Life, disco que probablemente, es el mejor en la carrera de New Order. “The Perfect Kiss”, “Elegia” y “Sub-culture”. Qué bonito es cuando se tienen buenas canciones y buena interpretación. Los 59 le van bien, señor Hook. Y el tercer adiós.
Ahora sí parecía ser el definitivo, pero la verdad es que estaba lejos. De regreso con puro trancazo. “Blue Monday”. Pum. “Ceremony”. Pum pum. “True Faith”. Pum pum pum. “Temptation”. Puuuuuum. A bailar, a celebrar y a enfilarse a la salida, que la noche era de jueves y las opciones eran varias. El mood perfecto para festejar una carrera, una visita más y a uno de los íconos de la música. Por ahí dicen que Peter Hook ya debería vivir aquí, y yo concuerdo, usted siempre será bienvenido.