Por @AlanisMoon Fotos por Fer Espíndola
A veces hay que deshacerse de los lugares habituales y aventurarse a la imaginación. La primera vez que dijeron que venía My Empty Phantom, estoy seguro que como a casi cualquiera, las palabras no me significaron mucho, casi nada. Una propuesta más, pensé. Una propuesta más entre las muchas que se están presentando, lo que es bueno, es bueno por la diversidad, por la exposición y porque a muchos de nosotros, nos encanta conocer los actos en vivo. Alguna vez hablé con alguien que me dijo que los conciertos son la “música verdadera”, quizá se refería a que antes de la sonofijación, la música sólo era posible si se interpretaba en vivo. Tal vez sólo era uno de esos pensadores de la nueva era que buscan conceptos rebuscados para lucir más sabios, pero me gustó el término acuñado y a pesar de que considero igual de verdadero un disco, que una canción tocada en vivo, concuerdo en que las presentaciones en vivo guardan cierto misticismo que, si bien sería arriesgado tildarlo de “verdadero”, sí producen sensaciones particulares.
Como decía, a veces hay que deshacerse de los lugares habituales y, para algunos, el Cine Tonalá podrá parecer uno de ésos. Jesse Beaman —mejor conocido como My Empty Phantom— tocó ahí, pero también pudo haber tocado en su cuarto de Texas, en una estación del Metro, o en el Estudio B de Ibero 90.9, la sensación de absorción, habría sido la misma. De él se podrá decir que es un joven como cualquier otro. Incluso le escuché decir que se había vestido bien porque su mamá le dijo que en México todos teníamos estilo y no quería quedar mal. Lo que diría un muchacho universitario o músico cualquiera que se presenta por primera o por quinta vez ante un público desconocido y apenas va haciendo de las presentaciones en vivo, su forma de vivir. Beaman hace post-folk —una fusión del post-rock con el folk, que además combina otros estilos como el avant-garde o la música clásica— pero le agrega un matiz electrónico. Loops. Loops. Loops que él mismo toca pero que se repiten. Es un hombre-banda. Su multi-instrumentalismo le permite crear melodías que parecerían manufacturadas por una banda de 4 ó 5 integrantes. La magia de la tecnología. El hechizo de ver a una persona arreglar a su convenciencia las notas musicales y, a pesar de las limitaciones humanas físicas —como la obvia de tener sólo dos brazos—, poder fungir como una pieza de más extremidades. La multiplicidad digital.
Con un sólo EP editado (Red Giants EP), Beaman optó por tocarlo entero para después regalarnos alguna improvisación. Se le notaba emocionado. Su emoción logró llegar a algunos, mientras los loops iban llenando cada recoveco del escenario, de cualquier escenario, el que sea de su preferencia. Quizá sea el remedio para aliviar algún vacío —sus propios fantasmas vacíos—, quizá necesite de esa saturación sonora para alcanzar la tranquilidad, pero Beaman no es envidioso y comparte sus creaciones. My Empty Phantom vino a México gracias a Pedro y el Lobo, tocó en un lugar conocido, pero despertó a la imaginación colectiva y podemos decir que por algunos minutos, el aire de la ciudad estuvo más sereno y completo de lo habitual.