Muzz: el líder de Interpol hace música nueva con sus mejores amigos
Paul Banks podrá ser el emblemático guitarrista y vocalista de Interpol —una de las más influyentes agrupaciones en la actualidad y consentida de nuestro país—, pero hablar de él no solo es hablar de la ya clásica y posicionada banda de post-punk, sino también de los múltiples proyectos alternos en los que participa. Y es que aunque Interpol es sin duda el majestuoso río que resuena entre la espesura del bosque sonoro de Banks, sus otros proyectos vienen a ser algo así como los arroyos y riachuelos que se desprenden de su cauce para susurrarnos otra clase de magia, otros espejos de agua que nos aguardan en los sitios más recónditos de su foresta.
Uno de estos torrentes viaja ahora en compañía de otros dos grandes y consolidados músicos, cuyos flujos también se cruzan para desembocar en lo que han llamado Muzz, un grupo en el que Banks trabaja de manera con sus amigos Josh Kaufman, el multi-instrumentista de Bonny Light Horseman y Matt Barrick, el baterista de The Walkman, conformando un trío bomba que recientemente estrenaron su álbum debut bajo el nombre de su nuevo proyecto
Muzz llegó a paso lento, sin premura, desde su gestación en 2015, dejando claro que en él —banda y disco en unísono—, se plasma la consolidación de una idea musical cavilada desde hace no poco tiempo; representa la solidez de un trabajo colaborativo realizado con pulcritud y a conciencia, con el tiempo debido, nutrido por la confianza que solos años de amistad pueden brindar.
Se trata de un trabajo que, en cierto modo, logra emular la taciturna y elegante salmodia que otros proyectos de los músicos han logrado también. Gracias al empleo de sintetizadores analógicos, vientos ocasionales de flautas, saxofones y trompetas, piano, coros angelicales que acompañan la voz de Banks y hasta la utilización de cascabeles; todo resulta en una amalgama fantástica de sonidos entre oníricos y melancólicos de impecable producción.
Muzz es abrazado por una continúa atmósfera de virtud y paz, un murmullo tranquilo que se vislumbra ya desde que la aguja se posiciona en el surco de “Bad Feeling” y aún cuando llega a las nebulosas folclóricas que traen consigo “Patchouli”. Gracias a la falta de protagonismo de algún instrumento en particular debido al dominio versátil de Kaufman, sumado a la voz trémula voz de Banks y el ritmo permanente de Barrick, el disco se siente circunscrito en una sola mística.
En cuanto a las letras escritas entre todos los integrantes, éstas conservan la capacidad del líder vocal de convocar imágenes cautivadoras, dejándonos ver el lado más romántico y contemplativo del grupo en piezas como “Summer Love” o temas tan inadvertidos como el que se aprecia en una de las mejores canciones, “Evergreen”, temas que el mismo Banks describe como “meditaciones sobre la salud mental y la búsqueda de la felicidad”.
Ya sea que Muzz termine siendo una banda duradera o una mera diversión única entre sus protagonistas, este es un debut prometedor de tres viejos amigos que tienen una comprensión intuitiva del talento del otro y una libertad brindada por el hecho de no tener que vender o probar algo en particular.
Muzz funciona como el vehículo perfecto para sacar un poco del folk contemporáneo que tanto disfrutamos, el rock clásico, a la antigua, que tantos recuerdos nos evoca y, en realidad, todas aquellas ideas que sus integrantes han guardado por años para no interferir con la línea característica de sus proyectos centrales. Y para Banks, bueno, qué mejor que tener la oportunidad de quitarse la corbata y el saco, como todos nosotros, en tiempos de home office y clausura doméstica.
Escucha Muzz aquí.