En notas anteriores hablamos sobre la Crisis de los Monstruos; encontramos pocas cosas nuevas en el panorama internacional. Sin embargo en nuestro cine tenemos una galería muy original de estos seres en los primitivos intentos de ciencia ficción y suspenso, tanto en el Cine de Oro como en los años posteriores, que a día de hoy nos parecen poco más que jocosos pero muy rescatables.
La momia azteca contra el robot humano (Rafael Portillo, 1958)
No hace falta explicar la popular formula de la momia que regresa del mas allá, y nuestros aztecas también tenían la suya. Apareció un par de ocasiones en la gran pantalla, y en su ultima entrega se enfrenta a una maravilla tecnológica: un mismísimo Robot Humano.
La nave de los monstruos (Rogelio A. González, 1960)
En esta película protagonizada por el legendario Eulalio González “Piporro”, un par de féminas, Ana Bertha Lepe y Lorena Velázquez, recorren la galaxia buscando machos para llevarlos a Venus y reproducir su especie.
Este es el póker de criaturas que aterrorizan a Laureano (“Piporro”), quien tiene que enfrentarse a los siguientes engendros a mano limpia y echando el taconazo:
- Uk - Rey del planeta Fuego, se da banquetes con animales
- Tahual – Príncipe, y rompecorazones, del planeta Marte,
- Zok – Es solo un esqueleto y su raza controla el átomo
- Uttir – Con colmillos venenosos, el gran sacerdote del planeta Rojo
- Torgo - Robot de cuerda de Palis, el planeta muerto. Se enamora de una rockola terrícola
https://www.youtube.com/watch?v=2PKpt1Ol4sY
Orlak, el infierno de Frankenstein (Rafael Baledón, 1960)
Joaquín Cordero conoce al mismísimo Dr. Frankenstein, Andres Soler, en prisión y lo ayuda a crear a Orlak. Este engendro se alimenta de sangre humana y es manipulado por los malévolos planes de Cordero. Es una interesante y muy libre versión del clásico de Marie Shelley.
El monstruo de los volcanes (Jaime Salvador 1962)
La leyenda cuenta que un monstruo cuida el tesoro oculto de los Aztecas que se encuentra entre el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Un accidente en la construcción del funicular pone al Joaquín Cordero a investigar los ataques del monstruo, muy parecido al clásico Yeti, quien también tiene poderes psíquicos.
La cabeza viviente (Chano Urueta, 1963)
Intrigante e intensamente terrorífica. Un grupo de arqueólogos, liderados por Germán Robles, descubre en una tumba la efigie de un guerrero. La Cabeza Viviente, motivada por la venganza, envía psíquicamente a sus secuaces, interpretados por Ana Luisa Peluffo y Guillermo Crammer, para cometer los más ruines crímenes. Es protagonizada por Mauricio Garcés antes de que fuera el guapo consumado que recordamos. Si fuiste niño y la viste, seguro te impactó tanto que no pudiste dormir esa noche.
https://www.youtube.com/watch?v=Y1vn0VJhWpk
La horripilante bestia humana (René Cardona, 1968)
La enfermedad cardiaca de su hijo lleva al Dr. Krallman, José Elías Moreno, a transportarle el corazón de un gorila, sin saber que la combinación de la sangre humana con la del simio provocaría una abominación que aterrorizara el barrio.
https://www.youtube.com/watch?v=6MQ7RUJZXB0
El hombre y la bestia (Julián Soler, 1973)
Partiendo de la teoría de que todo hombre tiene un monstruo en su interior, Enrique Lizalde toma su fórmula para demostrarlo y se convierte en una bestia muy parecida a él pero con hipertricosis. Aterroriza a sus novias en turno; una de ellas es Sasha Montenegro.
La noche de la bestia (Gilberto de Anda, 1988)
Sergio Goyri, Lina Santos, Jorge Reinoso y Hugo Stiglitz, en un viaje de cacería al bosque se encuentran con un monstruo interespacial que incuba sus larvas en los humanos para controlarlos. Clásica película de Serie B a la que nos tenía acostumbrados aquella época las salas de la ciudad, pero entretenida al fin.
MENCION HONORÍFICA
Chabelo y Pepito contra los monstruos (José Estrada, 1973)
Como parte de la trilogía de Chabelo y Pepito, en la segunda entrega, este par de picaros infantes se desvían de una excursión de boy scouts y llegan a una casa embrujada, donde son espantados por una nutrida camada de monstruos. El eterno Chabelo, una garantía de carcajadas continúas y humor absurdo… sanamente.