'Led Zeppelin III': El malquerido álbum de Jimmy Page y Robert Plant
Las ironías más bellas de la vida, casi siempre radican en el menosprecio de las grandes ideas, proyectos y en este caso producciones discográficas. Esta belleza irónica es la que rodea la historia de un disco malquerido, el tercer trabajo de estudio de Jimmy Page y sus secuaces titulado simplemente Led Zeppelin III. A poco más de un año de su nacimiento, Zeppelin en 1970 ya miraba de tú a tú a los pesos pesados del rock and roll y en consecuencia, los oídos de sus fans habían creado y magnificado sus propias expectativas construidas en los riffs de “Comunication Breakdown y Whole Lotta Love”. Las expectativas sobre una pesada banda que hasta entonces sacaba chispas de los amplificadores, enturbió el recibimiento de una obra que al contrario de sus predecesoras, abría espacios para la experimentación acústica y el agasajo que lleva consigo la simpleza de una canción creada sólo con seis cuerdas y el golpeteo de los pies contra el piso.
El Zeppelin III como le llaman los que ya entraron en confianza con el LP, ha sido desde entonces (injustamente) ubicado como una pieza que no responde a los estridentes niveles alcanzados por la banda en sesiones anteriores. En una más de las ironías que envuelven a este álbum y provocada por la infecciosa realidad de que las mentiras repetidas se vuelven verdades, uno de los momentos más poderosos de la historia del cuarteto llega desde el primer track de esta producción con "Inmigrant Song", un poderoso rock and roll de poco más de dos minutos que registra a Robert Plant en un demencial momento que pretendía marcar el inicio de un disco diferente para la banda... "El martillo de los dioses conducirá nuestros barcos a nuevas tierras".
En “Friends” comienza a llegar al vinilo el espíritu de “Bron-yr-Aur”, la pequeña cabaña donde Robert Plant y Jimmy Page se refugiaron en Gales después de haber cruzar el Atlántico y enloquecer a los estadounidenses, la casa de campo no tenía electricidad y con ello se vieron obligados a componer y experimentar con instrumentos no electrificados. Los arreglos de cuerdas realizados por John Paul Jones tenían la intención de llevarnos al oriente del globo y el más discreto de la banda lo logra en este segundo track que tiene ciertos alcances psicodélicos.
De inmediato “Friends” conecta de nuevo con el instinto primario de Led Zeppelin que llega en forma de “Celebration Day”, otra dosis rockera que para su mala suerte comparte frontera en el tracklist con “Since I Been Loving You”, un tremendo blues de más de siete minutos que desnuda a la banda y la revuelca en las emociones de un hombre que bajo el influjo del amor está apunto de perder la razón.
“Since I´ve Been Loving You”, es una muestra de la pureza de Zeppelin en el estudio, esta es una de las rolas menos producidas del disco entero y brilla con un estremecedor solo de guitarra de Jimmy Page, grabado en una sola toma y que una vez que los atrapa no suelta los oídos de quien cae encantado.
Este conflicto amoroso basa su riff principal en New York City Blues, firmada por los Yardbirds, donde años atrás un joven Jimmy Page diera sus primeros pasos.
La aguja sigue su marcha y llega hasta los dominios de “Out On The Tiles” otra pieza que enmarca el clásico sonido de Led Zeppelin y hasta aquí son pocos los “desafíos” al oído de los fans del primer sonido proto Heavy Metal de la banda. Pero es también a partir de este punto, los instrumentos no amplificados toman las riendas.
Una guitarra de seis, otra de doce cuerdas, un banjo y hasta una mandolina, reversionan una folclórica canción sobre un sujeto destinado a la horca y sus intentos por retrasar su muerte hasta que sus familiares y amigos logran rescatarlo, eso es Gallows Pole, la gran puerta de entrada a los dulces sonidos que más adelante significarían el futuro de Led Zeppelin, “Going To California” sería testigo de esto en el siguiente álbum de 1971.
Este es un punto de no retorno en el álbum que con “Tangerine”, otro viaje a su pasado de Page con los Yardbyds, construyen una poderosa balada que arranca con un inicio en falso que nos demuestra que lo que está en el estudio es una bestia viva, que tiene errores, que es real y ya encontró la fórmula para jugar entre lo soft y lo denso.
Una vez más, el banjo y este espíritu del campo donde fue grabado el álbum se hace presente en “Bron Yr Aur Stomp”, la forma más primitiva de hacer música surge en forma de palmas y el golpe de las piernas contra el piso de madera acompañan esta belleza dedicada al único amor que no fracasa cuando todos los demás si, el amor entre perros y humanos y ese inmenso placer de salir a caminar juntos… “Cuando seas viejo y tus ojos se vean débiles, No habrá nada más que pueda reemplazarte”.
A medio siglo de distancia, es claro que la perfecta fórmula integrada por John Bonham, Jon Paul Jones, Robert Plant y Jimmy Page ya había encontrado una segunda cara, otra forma de ser y existir y con ella el punto exacto entre el folk y el heavy metal, mismo que críticos y fanáticos del naciente rock duro en 1970 les costó aceptar y que después los terminaría enamorando. Zeppelin III, así construye una arriesgada evolución, un puente entre el pasado futuro, y eso es lo que forja el respeto en una banda de rock and roll.