Con 16 cañonazos musicales cargados de la artillería extraídos de dos discos en su catálogo y la banda sonora de sus películas, así fue impactada la audiencia que recibió felizmente a Emir Kusturica durante hora y media de tremendas descargas, poniéndole el pecho y corazones mexicanos a las balas que salían de su voz, y de las armas de concientización masiva de su No Smoking Band, guitarras, batería, bajo, violín, trompeta, saxofón y un sintetizador Moog.

“La vida es un milagro” dio apertura a la sesión de despedida de los escenarios de Kusturica, después de 23 años de incansable visibilización de las grandes revoluciones libertarias del siglo XX plasmadas en su música y que reflejan el contexto del cual proviene este guionista, director de cine y músico serbio, nacido en la extinta Yugoslavia en un entorno de guerras eternas.

En el pabellón oeste del Palacio de los Deportes comenzó esta gira latinoamericana intitulada: “Adiós ¿Cómo estás?” Ataviados con su tradicional vestidura de cadetes revolucionarios y sombreros mexicanos, saltaron al escenario estos músicos que a grito de “¡Cerveza!, ¡Viva zapata!” y presentando a su violinista Francisco Martino como Francisco I. Madero y el mismo Kusturica se anunciaba como Francisco “Pancho” Villa, arengaron a la audiencia expectante a bailar y gritar “Fuck You MTV”, como tercer acto.

Para el cuarto track se narró la historia de un joven entusiasta que deseaba incorporarse a la armada serbia y que durante los exámenes médicos debía someterse a una extracción dental a lo cual se negó, desertando del enrolamiento para después convertirse en el mejor acordeonista del país y que en el escenario acompañaba a Kusturica, entonces sonó con poder “Scared of Dental Drills”.

Para el sexto número se escuchó “Cerveza” en tono de Ska con la conocida letra en español ¡“Yo quiero cerveza, cómo la leche de mi madre!” La cual se ligaría con “La Mano de Dios” en franco homenaje al futbolista Diego Armando Maradona de quien el músico y director de cine realizó un documental que se presentó en 2008.

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Emir Kusturica no sólo dirige frente a la cámara de cine, también lo hace en el escenario a los músicos y a su vez a la audiencia, quienes se dejaron llevar por el sonido balcánico a través de 16 temas con matices de ska, notas de la tradición musical griega y gitana.

El éxito de su acto está basado en conectar con la audiencia, hablar de revoluciones, reconocer a sus caudillos representativos como Emiliano Zapata, Francisco I. Madero y Pancho Villa, en el caso de México. Ignorando la globalización del sonido y rescatando la particularidad del folklore a ritmo de Speedy Gonzales, pidiendo cerveza mexicana, con outros e intros pop como “Shine on Your Crazy Diamond” de Pink Floyd o el tema de “La Pantera Rosa” de Henry Mancini.

Así fue la experiencia de este jueves 6 de octubre, que marcará el cierre de una época en la música y trayectoria de Emir Kusturica en Latinoamérica y comienza la leyenda de las danzas balcánicas que tanta alegría provocaron en los mexicanos que siguen y evidente mente aman el trabajo de este personaje.

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