La gran Mezquita de Abu Dhabi, un recinto de tolerancia, respeto y diversidad cultural
A lo largo de la historia, la fe ha sido un elemento muy importante cuyos principios han movido la historia de la humanidad. Hace un par de días visité la mezquita Sheikh Zayed conocida como la gran mezquita de Abu Dhabi, sin saber muy bien que esperar. Quedé fuertemente impresionada, no solamente por su imponente arquitectura sino también por las miles de personas ahí reunidas.
Para ingresar es importante portar la ropa adecuada, las mujeres deberán llevar cubierta la cabeza, las piernas y los brazos; por su parte, los hombres deberán usar pantalones largos. Si eres un turista despistado ahí mismo te facilitarán con lo necesario para cumplir las normas, el recinto cuenta con vestidores llenos de ropa y túnicas de diferentes colores disponibles para prestar. Queda completamente prohibido utilizar short o blusas sin manga; tampoco están permitidas las demostraciones de afecto en público, abrazar o tocar a otros, y por supuesto guardar silencio es fundamental.
Cuando llegué se escuchaba por todo lo alto el azan o adhan, es decir, el llamado a la oración, el cual se hace cinco veces al día. El sonido surge del interior de la mezquita pero gracias a un sofisticado sistema de bocinas se escucha simultáneamente en escuelas, oficinas, hospitales, parques y en las calles de todo el país. La gran mezquita, como se le conoce en el mundo musulmán, es la más grande de los Emiratos Árabes Unidos y es una joya de la arquitectura islámica contemporánea. Se le considera el recinto religioso oficial del país y el epicentro espiritual de los siete emiratos.
La gran mezquita fomenta la tolerancia y el respeto entre las diversas culturas de todo el planeta.
Cada año la visitan millones de personas de todo el mundo, pues son bienvenidos absolutamente todos sin importar su religión. La entrada es gratuita y en ningún momento se piden cooperación o donativo. El edifico está lleno de detalles, no importa a donde voltees siempre habrá algo ahí, flores, diversas caligrafías, mosaicos. Perfección absoluta en cada centímetro.
En 1971 se unificaron los 7 emiratos, y fue a finales de los años 80 cuando se concibió el gran sueño de construir la mezquita. El gran Jeque Zayet —fundador y primer presidente de la nación— estuvo presente en todo el proceso de planeación y selección de materiales y trabajó fuertemente en la construcción del recinto. Desafortunadamente no logró verla terminada. Fue tras su muerte en 2004 que su hijo continuó con la gran encomienda y en diciembre de 2007 —durante las fiestas musulmanas— la gran mezquita recibió a miles de fieles de todo el planeta.
Arquitectónicamente combina fuentes de inspiración variadas, adopta la diversidad del mundo árabe, mezcla diseños mogoles y otomanos; en las columnas se pueden ver materiales naturales, mármol, oro y piedras semi-preciosas, concha nacar, lapislázuli, amatista y cristales italianos. Al interior de las bóvedas se leen frases en caligrafía árabe que hacen alusión a Alá, el único Dios.
La paz, la fe y la convivencia son tres valores del país que aquí se celebran.
El marco visual es excepcional, la simetría juega un papel fundamental en la estética de la mezquita; se observan jardines perfectamente diseñados, fuentes espejo que enaltecen y expanden la visibilidad, 82 cúpulas de tamaños diversos, siendo la más grande la que cubre la sala de oración, que mide más de 33 metros de diámetro.
El salón de oración está iluminado por tres lámparas de grandísimo formato, hechas de acero, diseñadas por expertos italianos, bañadas en oro de 25 quilates, con incrustaciones de cristales de Swarovski. La mayor lámpara de tres, la central, mide 10 metros de diámetro y 15 metros de altura, es tan alta como un edificio de cinco pisos y pesa unas 12 toneladas. La alfombra está hecha de lana de algodón y es la alfombra tejida a mano más grande del mundo, con una superficie de 5,400 metros cuadrados.
La mezquita cuenta con más de mil columnas, y cada una fue recubierta in situ con mármol blanco, decoradas en taracea —técnica mongol— con incrustaciones de piedras en forma de flores. En ellas, destaca el brillo del lapislázuli ágata roja, de la amatista y de la concha nácar. Tiene un purísimo color blanco, el favorito de su fundador y símbolo de pureza y paz, se utilizaron más de 165 mil metros cuadrados de mármol de Macedonia y el efecto blanco es deslumbrante al punto de lastimar la vista.
Las abluciones preceden a la oración y para dicha actividad hay lavabos especiales hechos en mármol Italiano. Los fieles musulmanes son los únicos con permiso para ingresar al salón de oración. Lo hacen con la frente pegada al piso en dirección a La Meca.
Al interior tiene mármol italiano, el cual es muy frío y contrasta con las altas temperaturas del desierto. En total hay más de 30 distintos tonos de mármol desde rosa a blanco. Otro de los elementos importantes son los minaretes, herencia del periodo mameluco, los cuales están coronados por luna nueva dorada característica de las mezquitas.
Después de un recorrido de dos horas, la paz, el silencio y los rostros tranquilos se hacen presentes. Lejos quedó el impulso energético e invasivo evidente al entrar. Salimos, de una u otra forma, transformados…