Impresiones: Picasso revelado por Duncan

Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso, mejor conocido como Pablo Picasso, nació un 25 de octubre de 1881 en  Málaga, España. Su padre en dicha ciudad fue profesor de dibujo en la escuela llamada San Telmo, y bajo su dirección, en una corrida de toros, realizó su primer cuadro titulado El pequeño picador la que sería su primera pintura al óleo. Señalaría más tarde el pintor que “a diferencia de la música, no hay niños prodigios en la pintura. Lo que la gente percibe como genio prematuro es el genio de la infancia que no desaparece gradualmente a medida que envejece. Es posible que ese niño se convierta en un verdadero pintor un día, quizás incluso un gran pintor. Por lo tanto, por lo que a mí respecta, yo no era un genio. Mis primeros dibujos nunca se han mostrado en una exposición de dibujos infantiles. Me faltaba la torpeza de un niño, su ingenuidad. He hecho dibujos académicos a la edad de siete años, con una precisión de la que me asusto’”.

De lo que sucedió después de ese cuadro – sus geométricas perspectivas trazadas en lienzos y su etapa azul– es conocida la tremenda influencia que desataría el cubismo en las artes a principios del siglo XX, hasta consagrarlo como el pintor más importante y popular del siglo pasado, según dice la cédula que está aun costado de la imagen (la de abajo) que da la bienvenida a la exposición Picasso revelado por Duncan. Lo peculiar de la muestra, como bien queda claro al verlo sonreír con su pelo en pecho mojado,  es el poder  husmear un poco en la humanidad del pintor a través del que sería su amigo a partir de 1955 el fotógrafo corresponsal de guerra David Douglas Duncan.

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Su amistad comienza cuando el fotógrafo va a visitarlo con motivo de darle  los saludos de un amigo en común, el también corresponsal gráfico de guerra, Robert Capa. Señalan brevemente dos renglones del lado izquierdo del pasillo que sigue a la foto de la tina “desde que abrió la monumental puerta de hierro forjado de su villa, me encontré frente a un mundo, un puente a otro planeta”; así tras brincar el pretexto de su primera aproximación es que se da la foto de la tina, primera, de las 150 que conforman la exposición.

La sala donde están las demás, que por cierto tiene unos grandes candelabros y pequeñas lamparillas cilíndricas colgando, se divide en 6: el primer pasillo ya mencionado que retrata el estudio donde el pintor trabaja en su villa La Californie; la segunda y principal se subdivide en 4 temas: la mujer, cerámicas, los bañistas y unas baldosas de barro redondeadas donde el artista dibujó caras de niños y de animales con trazos básicos, casi primitivos, y finalmente como apéndice a ésta principal, un espacio dedicado a la tauromaquia donde queda claro el gusto del pintor por tal ejercicio. Al salir de la principal un cuarto guarda las esculturas de bronce que el artista realizó en los treintas, y del otro extremo de la sala principal, un cuarto alberga retratos que representan las relaciones que el pintor sostuvo con distintas personalidades como lo señala una foto de Jean Cocteau.

En octubre de 1944 Pablo Picasso se afiliaría al Partido Comunista Francés tras la insurrección de París sucedida en agosto de ese año.Tras terminar la Segunda Guerra Mundial el círculo social de Picasso estaba integrado en su mayoría por artistas e intelectuales comunistas, así que no es raro ver una foto en la misma sala del pintor concediendo una entrevista a un reportero de un diario comunista francés.

Tras dejar atrás las litografías y dibujos del taller fechados de 1956-1959  y una foto del matrimonio en las afueras de su casa -con los gestos en tímida alegría- uno se percata del gusto de Picasso por otras disciplinas, como la escultura y el grabado, así como su placer de pasearse semivestido por el estudio.

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Hay muchas fotos de la que sería su segunda esposa, Jacqueline Roque, algunas en relajada charla con el pintor, mientras permanecen sentados en un par mecedoras de madera curveada frente a cuadros y esculturas. Que si se da la vuelta de la pared  las va a encontrar protegidas por un cubo de cristal, son 3 esculturas que también sirven para dividir la sala, se llaman Mujer de brazos abiertos, Mujer con niño, Mujer desnuda de pie. Se aprecian en tan diferente situación, ya que en las fotos sólo están ahí en el suelo mezcladas en un desorden de  cuadros, cerámicas, sillas y  Jacqueline.

Ahí en medio lucen más rígidas pese a ser la misma pieza.Pero no piense en tomarles fotos, ni a los platos de cerámica de búhos, peces y mucho menos  a las fotos donde se ve al artista con el torso descubierto, acompañado sólo de esculturas de cabezas de mujeres cubistas que parecen observarlo curiosas, mientras enjuaga los platos de cerámica.

Si avanza hacia la otra pared encontrará  15 fotos de Picasso en plena ejecución de una pintura, aveces sosteniendo un cigarro encendido mientras ve su cuadro. Las fotos acompañadas de “comenzó a pintar justo antes del medio día del primero de julio y paró justo antes del amanecer del 3 de julio” e imaginarse luego el comentario del pintor al fotógrafo “Duncan es mucho más fácil empezar que parar”.

Pero no todo es trabajo en la exposición, sino todo lo contrario, las fotos nos permiten llegar a ese carácter juguetón y humano obscurecido por la fama del pintor.Como en la sala de la izquierda donde sale con su pequeño hijo Claude, donde Picasso trae puesta una nariz, bigotes y cejas y un sombrero que le dan un aire de Charles Chaplin, también aquella donde sale jugando a brincar  la cuerda con sus hijos, en calzoncillos al igual que el pintor, o dándole un beso en los labios a su hijo.

Como dice el fotógrafo Duncan “algunos días parecían más felices que otros, como por ejemplo, aquél  en que Picasso preguntó a Jacqueline si recordaba algunos de sus pasos de ballet de sus años  de estudiante. Sí, los recordaba”.

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Sobre la intimidad de los retratos y la discreción del fotógrafo sobre el pintor afuera de la  sala Duncan nos explica en un video,que al preguntarle a Piccaso sobre qué fotos podía publicar el artista le respondió, “yo no le pido instrucciones de cómo pintar, así que yo no le voy a dar instrucciones de cómo hacer su trabajo”

Duncan tuvo completa libertad de retratar a Picasso, incluso de arruinarle un cuadro, ya que mientras exploraba un cuarto lleno de obras inéditas, y al tratar de quitarle el polvo acumulado para retratarlas en foto,de un movimiento del plumero corrió el trazo arruinando la obra. Pálido se lo diría a Piccaso quien sólo patearía la obra para tranquilamente invitarlo al almuerzo.

Agrega Duncan en alguno de los muros de la exposición “lo estuve asediando con mis cámaras literalmente cada minuto del día. Ninguna foto fue arreglada, fingida para darme gusto, ninguna mano se levantó oponiéndose a alguna de mis tomas. Cada imagen fue tomada con luz natural y bajo las condiciones precisas en las que el maestro trabajó.

Eso es lo más interesante de la muestra: nos permite ver cómo era el proceso creativo del pintor en estado bruto  sin ningún filtro más que el de la íntima perspectiva de Duncan, que por cierto si llegó hasta aquí abajo se habrá dado cuenta que gusta del blanco y negro  en sus fotos, los mismos que usaba para retratar heridos y muertos en sus coberturas bélicas.

Si quiere acudir a Picasso revelado por Duncan estará abierta en @mbellasartes  hasta el 20 de julio , de martes a domingos, en horario de 10:00 a 18:00 horas.

 

 

@alexalrus

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