Por @muranio22

A estas alturas resulta tedioso hablar acerca de Reflektor (Merge Records), y ni siquiera ha salido. En un mes muchas preguntas quedaron en el aire: ¿El hype terminó con la carrera de Arcade Fire?, ¿La única manera de mantener el interés por nuevas producciones es hacer campañas virales?, ¿Por qué Michael Cera prefiere a Shakira?.

Cuando se develó que la portada de Reflektor mostraba una escultura de Rodin de Orfeo y Eurídice, se empezó a idealizar composiciones con tintes épicos provenientes de la cultura griega. Sin embargo, el nuevo sonido de Arcade Fire, traslada más bien, a paisajes tropicales con sonidos llenos de percusiones como bongos y marimbas, y un deseo innato por mover el cuerpo sin una razón aparente. El lyrics-video para “Afterlife”, aparente segundo sencillo, utiliza un metraje de Black Orpheus de Marcel Camus, y sigue dejando abierto el panorama de los franco-canadienses.

Todavía no se puede asimilar el nuevo sonido del todo, pero es ya sabido que ningún álbum de Arcade Fire suena igual al anterior. Tal vez su éxito radica en esa habilidad que muchas veces se pasa por alto. Antes de vanagloriar o enterrar a Reflektor, lo mejor sería dejarlo descansar algunos días, antes de escribir algo apresurado; habrá que escucharlo sin pensar en qué analogías son las más precisas o si las baterías son sincopadas. Después de todo, siempre hay preguntas más existencialistas que hacerse; como dice su segundo sencillo: “When love is gone/ Where does it go?// Cuando el amor se va, ¿a dónde se va?”.