Perfúmate con ‘Zapandú’
En la escena musical de México, bandas de origen indígena no están presentes hoy en día más allá de una cuestión meramente folclórica y anecdótica. Los hermanos Elizabeth y Hugo Valdivieso, junto con su amigo Julio Sánchez, forman Valgur: la nueva revelación de la música independiente mexicana que busca romper el estigma de sólo ser una banda tradicional oaxaqueña más.
En su más reciente lanzamiento, mezclan la psicodelia con sonidos electro pop llenos de sintes que dan como resultado la definición de su proyecto: un “weird-pop” donde no dejan atrás sus raíces Juchitecas y la tradición Zapoteca.
Zapandú, palabra que le da nombre al disco, tiene origen zapoteco que en español significa Chintul; una planta que nace en los pantanos de Tehuantepec, Oaxaca. Al triturar las raíces de ésta, las mujeres zapotecas se perfumaban y se cuidaban el cabello. Es por eso que con dicha palabra, el álbum en su totalidad es un homenaje a la mujer mexicana, donde se reviven los antiguos rituales de la mujer zapoteca y la tradición oral de los pueblos originarios.
El disco inicia con “Rogelia” tema cantado en zapoteco que fue lanzado junto con un video dirigido por Martha Maya, artista reconocida en el campo del Glitch Art que consiste en usar errores digitales o analógicos con fines estéticos. Es así como Valgur deja claro el mensaje que quiere transmitir: un diálogo entre dos mundos; el tradicional y el moderno. En mensaje de la banda:
“Hoy en día la industria musical solo quiere generar dinero con material que gira en torno al amor, utilizando la estética sonora de la música tradicional, careciendo de contenido”.
En contraste, “Infancias trágicas” y “Vampiro” funcionan como antesala para lo que está por venir.
Las canciones nos hablan de un México distópico donde la sociedad nos devora y siembra odio en nuestros corazones desde que estamos en la infancia. Por otro lado, “Vampiro” es una canción inspirada en la novela de Luis Zapata El vampiro de la colonia Roma.
Nuestra ciudad debería sentirse como un hogar, en cambio, al salir se viven desventuras de horror que nos hacen pensar que tenemos mala suerte y por ende, mala vida. A lo largo de la canción, la frase ¿Qué harás cuando Dios se muera? retumba en nuestra cabeza.
El clímax del álbum llega con la canción “El Pozo” ya que probablemente es una de las canciones más pegajosas del disco, sin embargo, una de las más impactantes en su letra, ya que nos recuerda a una devastadora realidad en nuestro país: los feminicidios.
Acompañada de una línea de bajo, Elizabeth hace una demanda hacia las autoridades por tanta indiferencia a la violencia que consume al país, sobretodo a Juchitán, una de las localidades con mayor índice de violencia actualmente, lo que buscan es despertar conciencia, y sobre todo, hacerse escuchar ante las autoridades para que den una solución a este problema.
Mientras el disco avanza, el tempo aumenta. Llega “Bupu”, palabra en zapoteco que significa: espuma. En apenas dos minutos la canción nos atasca de sintetizadores y keyboards que contrastan perfectamente con los vocales de Elizabeth que narra una tradición oral zapoteca de un hombre que se convierte en animal.
Después de la lluvia, llega la calma. “Zapandú” canción que le da nombre al disco, nos habla de la tradición zapoteca de cuando no existía el shampoo y la mujer recurría a lo natural –a las fragancias naturales– y con la tierra hacía sus propias cremas para embellecerse. La feminidad es el principal tema en el álbum, la figura de la mujer es muy fuerte en la sociedad zapoteca y querían honrarla de esa manera.
En la recta final del disco, “Joyas” y “Tejas” son palabras de aliento que nos recuerdan que la época en la que vivimos puede cambiar:
“Sobre terciopelo destellando como tú, espléndidas en la oscuridad, son las joyas”.
“Desnudx” es el sencillo que culmina la magia de Zapandú, uno de los discos más interesantes en lo que va del 2019, que además de mezclar sonidos del new wave, synth pop y tintes de funk ochentero, le da voz a aquellos que nunca la tuvieron, a aquellos que ya no están con nosotros en un país que derrama sangre.
Sin duda, la música de Valgur nos confirma que todavía hay esperanza.