La disquera española Canada se distingue a menudo por sus videoclips preciosistas y su cuidada estética, pero “hermoso” sería el último adjetivo que se podría aplicar a la música de Don The Tiger, el más reciente fichaje del sello. Con reminiscencias de los Bad Seeds primigenios y sin domesticar, de Suicide o los Swans más destructivos (¡imaginen!), se ha lanzado el nuevo proyecto de Adrián de Alfonso, habitante del underground de Barcelona y militante de grupos como Bèstia Ferida y Veracruz.
En Berlín, ciudad donde se cuecen los sonidos industriales por excelencia , fue donde se urdió con rabia este Varadero, presentado hace unas semanas a través del single “La Celada”. Este es uno de los temas donde la vertiente melódica y bolerística tiene un mayor peso (donde se “rebajan los instintos asesinos del primer tigre, al que obsesionaba el ruido y la furia de Esplendor Geométrico, Scorn y Keiji Haino” según apunta la disquera), pero no se confíen pues el felino muerde desde la primera pista. “Labios” es una desasosegante intro industrial que deja paso a un “Be – Bop – A – Lula” sin ningún rastro de una “baby”; ésta probablemente huyó despavorida de sus melodías oscuras y desazón cuasi gótica. Una pesadilla.
No sabemos si lamentar o regocijarnos en el mal afirmando que rolas como “Los Cuencos de la Mar Salada” no nos harán sentir mucho mejor: príncipes azules muy poco recomendables plagan el imaginario de Don The Tiger, dándose la mano con risas de perros (“Soportales de la Chinata”) o los ecos distorsionados de amores rotos (“Bengala”). Ni siquiera nos dará algo de calma la aparente melancolía instrumental de “Quebrantahuesos”: este tigre era un completo desconocido para todos hasta ahora, pero desde este Varadero le respetamos y tememos.