Días de invierno: la ausencia fronteriza
Los cielos color índigo abren camino a las carreteras del norte de México. El horizonte no se percibe, pero conforme pasa la tarde llegamos a una ciudad industrial, cerca de la frontera. Días de invierno se sitúa es ese entorno, un lugar donde todo permanece igual, pero que si nos alejamos un poco, en realidad cambia. El tiempo pasa y nosotros, junto con los personajes, cambiamos.
La película mexicana dirigida por Jaiziel Hernández se centra en la relación de Néstor –interpretado por Miguel Narro–, un joven de 22 años, y su madre Lilia –interpretada por Leticia Huijara–. El muchacho tiene poco interés por continuar su vida en la ciudad industrial, repite –en diversas ocasiones– que irá a Estados Unidos con la añoranza de una mejor cotidianidad. Por su parte, Lilia, de 58 años, está pasando por un momento difícil tras haber perdido su trabajo.
Las carreteras se convierten en un punto de encuentro para que los dos personajes se enfrenten consigo mismos. Poner en duda sus deseos y lo que hay en el camino por delante. Asimismo, acompañados de otros personajes –como la vecina, la novia de Néstor o un estadounidense que viaja de negocios– las historias se van tejiendo para revelar los fantasmas de Néstor y Lilia. Hay una ausencia no apalabrada que los hace entender la necesidad de soltar el pasado.
Durante la conversación que tuvimos con el director y la protagonista en El Cine y… el pasado viernes 15 de octubre, Jaiziel Hernández comentó que: “Días de invierno nació de una necesidad por contar historias que fueran de una región que casi no se ha visto en el cine mexicano. Buscábamos un drama más íntimo”. El largometraje como una oportunidad de contar a una familia atravesada por una realidad bicultural.
Por su parte, Leticia Huijara agregó: “Llevo mucho tiempo pugnando por que la descentralización se lleve a cabo de esta manera. Hay una gran riqueza de historias que son contadas a partir de cómo el lugar en donde vives modifica cómo vas a contar una historia y a sus personajes”. La problemática presentada en la película, aunque influenciada por el contexto y el entorno, es universal. Todos tenemos esperanzas y anhelos a los que regresamos. La historia resuena a través del intercambio de diálogos entre Néstor y su madre: ambos complejos, ambos humanos.
“Yo veo a una mujer –en este personaje– que se retrata poco en el cine mexicano. Tiene poco protagonismo y es sumamente compleja. Tiene deseos, ilusiones y toda una vida que contar. Lo que nos falta ver de los personajes femeninos en el cine mexicano es un retrato más cercano y cariñoso. Desmembrar a las mujeres un poco más, mirarlas menos como arquetipos e ir en buscar de estas historias”, reflexiona Leticia sobre los personajes femeninos que no solemos ver en la pantalla grande.
Días de invierno como una representación de la ausencia, pero también como una separación que nos lleva a una nueva carretera para enfrentar la vida que está por delante. Sin importar nuestra edad o nuestro entorno, ansiamos hacer más, volver a vivir y a sentir, porque todos tenemos una historia que compartir.
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