Por @EcceRocko
El José Cuervo Salón se empezaba a llenar a tempranas horas, esa característica escena del lugar en la que se ve casi vacío al principio. Un apagón en las luces o un estruendoso ruido provoca que emerjan de quién sabe donde cientos de personas. De pronto no cabe una persona, el sudor es compañero en el concierto y un mar de gente se bambolea en esta bodega de ventiladores que jamás se encienden.
El boleto marcaba una consigna: 21:00 hora del evento. Como es común, la gente esperaba que pudiera retrasarse unos cuantos minutos el inicio de un concierto que se esperaba a principios del 2013 y que fue cancelado. Una hora y media después, tras gritos de desesperación, cervezas, cigarros y otras sustancias encima, ell apocalíptico sonido de un videojuego poseído que provoca tendencias suicidas y ganas de golpear al mundo entero dieron inicio para no detenerse.
Menos de 5 minutos bastaron para empapar a la gente entre lluvia de cerveza y alcohol con saliva de Alice Glass. Indicios de slam, gente sin playera, si el News Divine tuviera un lado divertido (y no lo tiene) sería musicalizado con una canción como “Pale Flesh” y sería representado por el momento en el que Alice se aventó a los asistentes y todo mundo perdió el control; personas en el suelo, unos encima de otros, tenis abandonados, hitters, ropa y vasos. La entrega tanto de los asistentes como de la banda rebasaban por mucho el techo del lugar.
Algunos no entienden lo que las canciones de Crystal Castles significan, otros comentan que tal vez ni Alice Glass sabe que es lo que está cantando. No importa, al final tal vez esto es parte del éxito de estos tres dementes. Definitivamente, este es uno de los mejores conciertos del año, la incertidumbre, la violencia y los rostros de la gente son la prueba de ello.
Minuto a minuto hay momentos entrañables de la noche del 4 de octubre del 2013, uno de ellos cuando sonó “I’m Not In Love” conocida porque la voz original del track es del maestro Robert Smith. “Untrust Us”, “Crimewave”, “Sad Eyes”, en fin. Un setlist bastante complaciente para los fanáticos de la señorita Glass y compañía.
No hay en absoluto comparación con otro proyecto con otro género, Crystal Castles es un degenere, no es para gente de sano juicio. Su sonido es sexo sucio, imágenes desagradables y estrobos epilépticos que deben consumirse con uno de esos licuados de pastillas y cápsulas de colores con Mountain Dew. Después de un concierto de los Crystal Castles todos debíamos morir.
Canadá se apoderó de nuestro país por unas horas y dejó al público con ganas de más o tal vez no. Este tipo de conciertos son los que te dejan con dolor de oídos. El final del concierto dejó al José Cuervo como un campo de batalla, perfecta para esas decadentes fotografías de Tumblr que no tienen sentido, pasos pegajosos por cerveza y kilos de basura. Piernas adoloridas y hematomas de esos que te gusta presumir.
