(Fiction Records, 2010) Crystal Castles no necesita reinventarse para llamar la atención.
No necesita encontrar su faceta acústica, regresar a raíces folk, o transformarse en un fenómeno masivo. Desde su primer álbum, Crystal Castles definió su estilo; con este último, decidió olvidar las melodías de 8-bits y madurar su música. Sin embargo, mantiene su sonido intenso, energético e imponente.
Crystal Castles (II) es el soundtrack de esas decadentes fiestas dentro de bodegas abandonadas, donde las drogas abundan mientras que la prudencia y el sentido común no existen. Exige girar la perilla del volumen al nivel 11, hasta que las bocinas truenen y las ventanas se cimbren. Rescata los escasos vestigios de punk puro que se pueden encontrar en nuestra era, y los suelda con teclados modificados, pedales de distorsión y vocoders.
Alice Glass posee una voz mitológica, capaz de proferir los gritos más desgarradores de una banshee, y de entonar melodías dignas de una sirena en plena melancolía. Por el contrario, el poder sobrenatural de Ethan Kath es convertir en hielo todo lo que toca. “Not in Love” es un “cover version-ardillita” de la banda de new wave Platinum Blonde, y “Year of Silence” “samplea” a “Inní mér syngur vitleysingur” de Sigur Rós. Las canciones originales derraman calidez y sentimientos a flor de piel; las de Crystal Castles son versiones robóticas y frías, resultado de la “postpostpostproducción” a base de decenas de máquinas.
Tracks como “Celestica” y “Suffocation” presentan un sonido más pulido de Crystal Castles, reminiscente al corte final del Crystal Castles (I), “Tell Me What to Swallow”. “I Am Made of Chalk” se derrite, burbujea y centellea en los oídos. Es la resaca de un disco emocionante y propositivo en sus mejores momentos (“Doe Deer”) y meramente olvidable en sus peores (“Violent Dreams”).
Las constantes en el trabajo de Crystal Castles son la honestidad y la aspereza en la música y la entonación de la voz. Si bien Crystal Castles ha purgado su música de los sonidos juguetones que predominaban en su disco debut, Crystal Castles (II) conserva la esencia de la banda desde un enfoque más introspectivo.
Ethan Kath y Alice Glass han salido victoriosos de la prueba del segundo álbum. Quienes alguna vez estuvieron al borde del one-album-wonder, ahora se encuentran en el proceso de consolidarse como autoridades de la electrónica y el punk.