Cierre de Temporada Alterna Jazz: Manring, Gunn, y Arreola

Por: @ElRoyMT

Fotos por: Daniel M Torres

La sala telefónica del Centro Cultural Roberto Cantoral reunió, ayer por la noche, a una diversa mezcla de personas. Eran jóvenes con cabello largo, fanáticos de King Crimson, y el metal progresivo. Era gente involucrada en el medio musical, que ansiaba escuchar buena música en lo que sería el último concierto de la gira Alterna Jazz. Éramos melómanos en la espera de un encuentro de tres titanes del bajo.

Un escenario que vibró con personajes como Ben Allison, Marc Ribot, Adam Rogers, Gilberto Cervantes, entre otros, a lo largo del ciclo de conciertos, ahora se preparaba para el mexicano Alonso Arreola, el ex bajista de King Crimson, Trey Gunn, y el virtuoso del bajo, Michael Manring. El primero en subir fue el monstruo chilango, quien estableció un ritmo a base de tapping a dos manos mientras interactuaba un poco con el público. Lo siguió Gunn, quien con su guitarra Warr en las piernas, ya elaboró enseguida sobre lo que Alonso había presentado. Por último, Manring fue recibido con gritos de emoción mientras improvisaba melodías que cabían perfecto en los espacios que los otros dos bajistas dejaban. Para darle fin a esta introducción, Arreola y Michael interpretaron un tema juntos, en donde el oriundo de California tocaba improvisaciones etéreas que flotaban sobre un groove en ostinato de parte de Alonso, y en momentos, sus bajos se encontraban en una melodía en unísono.

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El primero en tomar el escenario por sí solo fue Alonso Arreola. El estilo del mexicano recayó en lo percusivo y lo rítmico. Su acercamiento contemporáneo al instrumento animó al público cuando narró, y emuló una pesadilla que había tenido la noche anterior. Hacía uso de un slap impecable y avorazado mientras susurraba frases incomprensibles, intercaladas con las palabras ‘sí’ y ‘no’, y riffs de bajo conocidos, que iban desde “Time” de Pink Floyd hasta “So What”, de Miles Davis. Su bajo Fodera sonó sobre grabaciones de una conversación entre gente africana, sobre un típico ritmo house, y otras. En general, fue un set diverso y entretenido, que llegó a su fin con un tema para dos ukeleles, que el mexicano y Trey Gunn compusieron en África. Fue una buena manera de variar los timbres sonoros, aunque se sintió poco ensayado, a manera de palomazo.

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Cuando Trey Gunn llenó la sala con el sonido de su instrumento de doce cuerdas, el ritmo cambió, y el evento se sumergió en diferentes aguas sonoras. Siguiendo con las influencias africanas, Gunn desarrolló un ritmo digerible golpeando el bajo en diferentes zonas, el cual puso en un loop y acompañó con una melodía en tapping. El sonido de su instrumento salía alterado a través de su computadora; cuando él apenas rozaba la cuerda, se escuchaban frecuencias parecidas a las de un Moog. Con el uso de efectos digitales, su guitarra Warr coloreó la sala con matices cinematográficos, y mientras más elementos musicales agregaba, la pieza iba adquiriendo una sonoridad más orquestal. Tras explorar diferentes texturas y dinámicas musicales por un tiempo, Trey acabó su set con otra pieza de larga duración. Interpretó “Tehillim”, una composición de Steve Reich. Sin duda, esta selección de repertorio le dio un giro interesante al evento, ya que después de haber visto a un bajista desgarrar las cuatro cuerdas con técnicas relativamente comunes, veíamos a otro elaborar sobre una pieza de música minimalista, desarrollando ritmos con golpes al instrumento, y tocando una melodía distorsionada, originalmente escrita para un coro a cuatro voces.

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Para darle fin a la noche, y así a la gira de conciertos Alterna Jazz, Michael Manring se apoderó del escenario, y del público. Fueron varios minutos de improvisación libre. Al principio, el californiano usaba un E-Bow para darle una duración eterna a las notas. La arquitectura del lugar recibió muy bien todas esas vibraciones sostenidas, y después intercaladas unas sobre otras, con el uso de loops. Contrastó las vibraciones atmosféricas con efectos como Flanger, o Wah, y a veces slap o tapping, como era esperado de uno de los bajistas más hábiles del mundo. Rasgueaba las cuerdas frenéticamente para después repentinamente callar el ruido con un ritmo de notas más cortas y silenciosas. Estos contrastes tuvieron éxito con el público, quienes se pusieron de pie dos veces, antes de que llegara la ovación final. Antes de que los tres bajistas dieran el encore, Manring interpretó un último tema en su bajo Zon, el cual él mismo ayudó a diseñar. Explicó como su instrumento es capaz de hacer sonidos que ningún otro bajo puede hacer, y en su pieza, titulada “Selene” lo dejó claro, haciendo infinidad de armónicos cantar a través del uso de diversas perillas situadas en la cabeza y el cuerpo del bajo que alteran la afinación de la cuerda de manera precisa.

Si las notas fueran tangibles, y tuvieran algún tipo de pintura, se podría decir que la sala telefónica del CC Roberto Cantoral necesita una retocada, ya que tres monstruos de las frecuencias bajas dejaron el lugar completamente cubierto de esta grasa musical que no dejó de sonar en toda la noche. Esperemos que el Alterna Jazz no nos deje de sorprender con esta constante calidad musical que trae a la ciudad.

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