El amor es interpretado como un sentimiento que se relaciona de forma íntima con el afecto y atracción hacia otra persona. Desde el nacimiento de este concepto, diversos han sido los simbolismos que se han ligado al amor, el color rojo, las flores, los corazones y la figura de cupido, fácilmente confundible con los querubines tan presentes en la época del renacimiento y el barroco en obras de artistas como Donatello y Rafael.
Asociado con la pasión y la atracción sexual, el amor se representa en un amplio sentido por la belleza, la naturaleza y la espiritualidad, que, a su vez, se asocia con el arte mediante la estética que logra en mayor medida el complacer los sentidos.
El arte ha servido de medio para expresar este sentimiento llamado amor, en diversas formas, texturas y colores. Un ejemplo de ello, es la pintura de Gustav Klimt titulada “El Beso” (1907) un óleo sobre lienzo, el cual muestra a dos figuras humanas en el momento justo antes de besarse.
“Los Amantes en las Lilas” (1930) de Mark Chagall, es una obra de un estilo que se acerca mucho más al surrealismo y al expresionismo, Chagall, retrata el amor a su esposa y a la forma en que advierten superar las obstáculos de la vida parisina.
“Enamorados” (1875) de Pierre Auguste Renoir, esta obra representativa del impresionismo, muestra a la actriz Henriette Henriot y al pintor francés Franc-Lamy en una escena en la que pareciera evidente la admiración del uno por el otro y en el que la belleza de la técnica de Renoir, se plasma como un sello en el alma de dos enamorados.
“Los amantes” (1928) un óleo sobre lienzo de René Magritte, un amor imposible marcado por una tela blanca que no deja a los amantes verse a los ojos y culminar ese beso apasionado, una forma de plasmar que en el amor también existe la soledad.
La escultura como arte objeto, es quizá una de las más fieles representaciones estéticas del amor. Un ejemplo de lo anterior es la obra de Antonio Casanova llamada “Psique reanimada por el beso del amor” (1793), una pieza neoclásica, que representa el beso que entre Eros y Psique actualmente esta obra se exhibe en el Museo de Louvre y una segunda versión en el Museo del Hermitage.
“Love” de Robert Clark o mejor conocido como “Robert Indiana” es otra de las grandes obras icónicas del arte pop, esta serie nació como postal navideña para el MoMA en 1964 y fue retomada por el servicio postal de Estados Unidos en 1973. La pieza original de esta escultura fue creada para el Indianapolis Museum of Art. Actualmente son más de 20 las esculturas de LOVE en diferentes idiomas que se encuentran en todo EUA y otras ciudades del mundo.
Una de las piezas más famosas creadas por Salvador Dalí es “Corazón Real” una pieza de joyería que cuenta con 46 rubíes, 42 diamantes y 4 esmeraldas.
El artista británico Damien Hirst de cierta forma atrapa y conceptualiza su propia versión del amor en vidrio, silicón e incluso fauna viva; ejemplo de lo anterior, es su obra titulada “Lost Love” (2000), un cubo de cristal que contenía peces tropicales vivos, una silla de ginecología, equipo quirúrgico, anillos de oro, perlas y varios artilugios de laboratorio. Obra surrealista que el mismo Hirst define como una pieza honesta y directa.
Hirts se considera un artista impredecible, que explora diversas facetas del hombre, como la vida y la muerte, que lo mismo puede crear un cráneo cubierto de diamantes, que la pieza titulada “Big Love”, un gran corazón rojo, rociado con polvo de diamante con mariposas reales muertas montadas dentro del corazón, un trabajo hecho en especial para el dia de San Valentín. La más romántica y sentimental hasta el momento.
“I Love You” pieza creada entre 1994 - 1995, es una muestra más del trabajo de Hirst, en la que también hace uso de mariposas muertas fijadas en el lienzo, una forma de conservar la vida después de la muerte, idea que continúa con algunas otras piezas como “I Feel Love”, obra expuesta en el Astrup Fearnley Museum of Modern Art de Oslo, Noruega.
“Kiss II”, una obra mucho más cercana a un cómic que a una pieza de arte, es inspiración del artista norteamericano Roy Lichtenstein, cuadro que se ha convertido en un icono pop de la década de los sesenta.
El arte es en mayor medida consecuencia del amor, pero el amor también deriva en arte, es así que han surgido grandes romances entre artistas. Algunos de los más conocidos son Claire / Jeremy Weiss, Christo / Jeanne - Claude, Genesis P- Orridge / Lady Jaye, Diego Rivera / Frida Kahlo, John Lennon / Yoko Onno.
Pero si hablamos de intensidad y pasión, no podemos dejar de mencionar a Marina Abramovic y Ulay, quienes protagonizaron y dedicaron su talento a diseminar su propia visión del amor mediante varios performance que les dieron fama mundial. Algunas de sus piezas más famosas son “Relation in Space” (1975)y “Relation in Movement” (1976), así como la caminata que realizaron por la Gran Muralla China, iniciando cada uno en lados opuestos y encontrándose en el centro.
Después de más de 20 años de colaboración, los problemas no se hicieron esperar y los conflictos económicos derivados de la obtención de los derechos por sus obras terminaron por separarlos (aunque ellos siempre lo han negado); hasta el encuentro que sostuvieron en 2012, quedó registrado en el documental titulado The Artist is Present durante una instalación realizada por Abramovic en el Museum of Modern Art de New York.
Pareciera que los tiempos modernos se encuentran sedientos de amor: cientos de películas, canciones y obras artísticas se siguen inspirando en este sentimiento. Pero, ¿el amor es algo que se construye o simplemente es fortuito? quizá el principal problema con que nos encontramos es con la limitante de amar y no ser amados, lo que permite la aparición de cientos de textos que parecen tener el secreto del amor y ofrecen recetas mágicas de lo que se debe de hacer para conseguirlo.
El amor es un arte que, como la pintura, la escultura o cualquiera de las bellas artes, requiere disciplina, concentración, paciencia y una constante práctica en búsqueda de la perfección. La capacidad de amar dependerá de la cualidad de superar el narcisismo, de crecer y desarrollar de forma productiva una relación con el mundo y con uno mismo.