Una noche dedicada al death metal: Cannibal Corpse en el Circo Volador
Cannibal Corpse, la banda legendaria de death metal, regresó a la Ciudad de México para una noche que prometía intensidad y brutalidad. Junto con una de las estrellas ascendentes de la escena nacional, Tranatopsy, quienes calentaron el escenario, y los Gatecreeper, originarios de Tucson, Arizona, la noche fue todo lo que las y los asistentes esperaban.
El respetable público mexicano, muy exigente con los grupos locales, recibieron con coreos y mosh pits a los mexicanos, aunque ya estaban ansiosos por ver la oferta del panorama internacional. Con un Circo Volador repleto, tras dos años de pandemia, parecía que fueron décadas de sequía metalera.
Continuaron en el escenario principal los Gatecreeper, reminiscentes de un death metal de la vieja escuela, inspirados en los sonidos de grupos suecos como Entombed y Dismember. La gente reaccionó de una manera muy positiva, a pesar de las fallas técnicas en el local y algunas interrupciones en el audio que no afectaron de mayor manera a las y los presentes.
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Gatecreeper se llevó una muy buena impresión del exigente auditorio mexicano, pero la gente estaba inquieta por escuchar a los dioses del death, Cannibal Corpse. Después de casi una hora de retraso por fallas técnicas, lo que llevaba a pensar que después de tanto tiempo tal vez no saldrían al escenario, la banda con más de 30 años en la escena comenzaba la noche con el sencillo “The Time To Kill Is Now”, de su album Kill. Este tema prendió por completo al Circo Volador con los estruendos guturales del vocalista George Fisher, mejor conocido como Corpsegrinder.
Con “Scourge of Iron”, se estableció el ritmo con el que iban a seguir las cosas: 14 rolas en un recorrido por la prolífica carrera de la banda, cada una de ellas manteniendo la intensidad en cada entrega. Sus fans enloquecieron con mosh pits que abarcaban la mitad del escenario, stage diving y coreos de todas sus canciones.
El show, de hora y media de intensidad, generó un calor sofocante, pero este es un público incansable y fiel al death, que se prendía más y más con tanto headbanging de Corpsegrinder, con los destellos del baterista Paul Mazurkiewicz y la magistral ejecución del bajista Alex Webster, miembros fundadores de la banda. Un espectáculo intenso que terminó con el clásico “Hammer Smashed Face”.
De esta manera se acababa una sequía de meses que parecían años para las y los fanáticos mexicanos del death metal.
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