'Blackstar' – David Bowie
Después de una larga ausencia de varios años que asustó a los fans que pensaban que el icónico músico se había retirado, David Bowie regresó en 2013 con The Next Day, un agradable trabajo que demostró que sólo se había tomado una "década sabática". A su vez, este álbum le sirvió para reintegrarse a la escena y ―ahora sí―, concebir una propuesta más arriesgada: Blackstar (título estilizado con el símbolo ★), en la que tomó un poco de aquí y de allá, con ecos de su propia discografía, algo de tendencias actuales, más las temáticas nuevas que se le ocurrieron y una nueva exploración de tonos vocales.
El resultado es una declaración consciente de que ya no debía rendirle cuentas a nadie, excepto quizás, a él mismo. Las diferencias entre ambos lanzamientos son muy marcadas: en The Next Day el acercamiento era más inmediato, más espontáneo, fácil de asimilar, mientras que Blackstar es un trabajo más complejo, cerebral, sin coros pegajosos, incluso un poco enigmático. En el de 2013 se escuchaba un Bowie familiar, mientras que el de 2016 nos presenta a un Bowie desconocido, sólo para sorprendernos ―después de escucharlo con atención― con que este nuevo Bowie en realidad es él mismo, no uno más de sus personajes. Esto convierte su apreciación en un proceso muy duro y desgarrador. En el video de "The Next Day" (del álbum homónimo) se vistió de Jesús, ahora interpretó a Lázaro; pasó de concebirse como el Bowie de la vida eterna a aceptarse como un hombre mortal.
Un buen ejemplo de esta catarsis se da en la misma portada: por primera vez vemos una imagen que no representa una figura humana (ni siquiera de caricatura); esto se debe a que esa estrella negra, fragmentada en diferentes partes, es de hecho una representación suya: "I’m not a film star / I’m not a gangstar / I’m not a pornstar / I’m not a wandering star / I’m a blackstar". Reniega de todas las etiquetas que le pusieron ―y se puso― en su carrera: hoy era él mismo. Y aunque tal vez no fue propiamente una estrella de cine (para retomar sus palabras), sí fue un gran actor, lo cual se puede apreciar en el conmovedor video del segundo sencillo desprendido de Blackstar, la intensa "Lazarus", en cuya letra clama: "Look up here, I’m in heaven / I’ve got scars that can’t be seen / I’ve got drama, can’t be stolen / Everybody knows me now" (Mira arriba, estoy en el cielo; tengo cicatrices invisibles; tengo drama, no me lo pueden quitar; ahora todos me conocen). Bajo esta premisa, su tono visual oscuro y su sonido lento adquieren una nueva dimensión.
Otro video que ha circulado por la red es el de la titular "Blackstar", una especie de cortometraje en tono surrealista dirigido por Johan Renck, sobre cuya estructura progresiva destaca una voz emotiva, pero contenida. Renck ha descrito el clip como "una alusión a la obra de Aleister Crowley".
En el aspecto musical, hay pasajes que nos recuerdan el funk de Station to Station, los tintes industriales de Outside y la experimentación de Heroes, pero sobre todo contiene una soltura muy jazzera, en la que resalta el saxofón, que, como varios saben, fue el primer instrumento que tocó Bowie. El encargado de interpretar este instrumento protagonista es Donny McCaslin, dentro de una nueva alineación de músicos. El que sí repitió en su labor de producción fue el incondicional BFF de Bowie, el neoyorquino Tony Visconti, quien comenzara su colaboración con el inglés en Space Oddity de 1969, y que cuenta en su currículo a artistas tan diversos como T. Rex, Iggy Pop, y Morrissey, entre muchos otros.
No debería sorprendernos que a cinco décadas de haber iniciado su carrera, David Bowie nuevamente vuelva a colocarse como el artista inspirador a imitar… ¡lo hizo tantas veces! Pero lo que hoy llama la atención es más sutil; no es su aspecto andrógino, su declarada bisexualidad o sus personajes, ni siquiera sus ojos bicolor (que en los nuevos videos cubrió con botones): lo que destaca ahora es su honestidad. Esta estrella negra nos mostró el lado oscuro del "hombre estrella", en un trabajo muy personal que nos evoca al anciano sabio que captura la atención de sus familiares con los relatos de sus vivencias. Para retomar el tema inicial, después de una década completa de silencio, sus seguidores deben quedar satisfechos, con un par de álbumes para gustos diferentes, que quedan como un digno testamento de una de las carreras más brillantes de la historia… a sólo dos días del lanzamiento de Blackstar (que coincidió con el de su cumpleaños 69) el maestro sucumbió al cáncer que lo afectaba. Que descanse en paz.