Black Midi: la tragedia, comedia y drama del nuevo rock británico
Fotos: Román de Castro
¿Qué obtienes cuando mezclas una obra de Shakespeare con post punk y una pizca de math rock? A Geordie Greep, Cameron Picton y Morgan Simpson, tres jóvenes británicos mejor conocidos como Black Midi. En su presentación en el Variety Playhouse Theater el pasado 8 de abril en Atlanta, Georgia, pudimos ser testigos del histrionismo y teatralidad que la banda posee junto a lo que bien podrían ser cantos gregorianos hechos con guitarras y saxofones. Sin embargo, no hubo un misticismo o un ritual que rodeara a la banda poco antes de su show: mientras Nnamdï, el multiinstrumentista de Chicago, abría el show, Cameron y Morgan ya se encontraban brincando en el escenario, pateando en el mosh pit y siendo cargados por la audiencia del recinto.
En un barrio antiguo de una de las capitales de la música en Estados Unidos, adolescentes con la ropa rota, uñas pintadas, collares de perlas, sombras rojas en los ojos y el cabello decolorado, brincaban y headbangeaban junto a estos jóvenes fuera de serie que conforman una de las bandas de post rock más influyentes del último año.
Cavalcade, el segundo álbum de estudio de Black Midi, dejó en claro que Schlagenheim, su disco debut, no fue una mera coincidencia. Aún con la desafortunada salida del guitarrista Matt Kwasniewski-Kelvin, estos tres músicos mantienen una evolución del post punk a su manera, con un sonido muy especial y único. Tocando algunas de sus canciones más queridas como “John L” y “bmbmbm”, Black Midi le da un giro dramático a cada una de sus rolas.
¿Cómo es posible que llores, rías y bailes un waltz en un concierto de rock y punk progresivo? Una vez más, la respuesta es el trío originario de Londres. Especialmente porque cada uno representa una personalidad muy marcada dentro del conjunto:
Geordie Greep, vocalista y guitarrista, es un actor innato. Con performance de baile y gritos desgarradores, seguidos por una canción de cuna y llanto, se posiciona como el primer rostro en ser arrojado a la audiencia. A su lado, Cameron Picton, el segundo vocalista y bajista, sale a escena con una playera donde se lee “They Thought I Was Gay” (“Ellos pensaron que era gay”), y por ratos toma una guitarra acústica con la tapa del orificio mal tapada con cinta gaffer, mientras al mismo tiempo declama a gritos un poema a gran velocidad. Morgan, el baterista, lanza su baqueta al aire hasta que roza las luces del techo y cae de nuevo perfectamente en su mano para atizar el golpe siguiente a la tarola. El percusionista de la banda es un espectáculo de tanta destreza. La cereza en el pastel es Kaidi Akkinibi, el saxofonista de casi dos metros de altura que termina por quitarse la playera después de sudar a chorros por la intensidad con la que acompaña a la guitarra de Geordie en todo momento.
Poco antes del show, en entrevista con la banda, mencionaron que un tercer álbum viene en camino este año, y que será música romántica. De acuerdo con el vocalista del trío, “bebés se harán escuchando ese disco”. También, nos compartieron sobre cuál película les gustaría musicalizar, su evolución musical, sus influencias, las etiquetas que la gente les pone y la importancia de la improvisación en sus creaciones sonoras.
Escucha aquí la entrevista completa:
Poco a poco, Black Midi conquista más diversidad de oídos: ya no son sólo los punketos y rockeros alternativos quienes les escuchan, porque una vez que encuentras la armonía en el ruido, ya no hay vuelta atrás.
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