“We are Arctic Monkeys and this is ‘I Bet You Look Good On The Dance Floor’, don’t believe the hype”… así se presentaban por primera vez en televisión unos tiernos Arctic Monkeys, por allá de 2005. Tras ocho años, miles de discos vendidos y por supuesto, millones de fans, resulta imposible ignorar ese llamado hype.
2002 era el año en que cuatro jóvenes promesas de Sheffield, Inglaterra, formaban una banda de rock que poco tiempo después, el mundo ovacionaría. A más de una década de su formación, los Arctic Monkeys presentan su quinto álbum de estudio, llamado simplemente AM, titulo inspirado en VU de The Velvet Underground.
Los Arctic Monkeys comenzaron como la mayoría de las bandas adolescentes: hastiados en un salón de clases y prestando atención sólo a los temas que les interesaban. Particularmente Alex Turner fue atrapado por las letras de John Cooper Clark, poeta y manifestante de la cultura punk de los años 70, y quien hasta esta quinta producción, ha sido una fuerte inspiración para Turner a la hora de componer.
AM no es un disco para que la banda gane más adeptos, no, para eso están Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not o Favourite Worst Nightmare. Distante ha quedado esa época en la que los Arctic Monkeys iniciaban una oleada de indie rock que se elevaría a niveles estratosféricos, y que gracias a MySpace, cambiarían la forma de conocer nueva música.
Los Arctic Monkeys siguen acostumbrados a arriesgar y mejorar los resultados, sea cual sea la influencia en cada disco, siguen adaptándose e impregnan su esencia, son sus propios retadores, y por ende, han crecido y madurado exponencialmente desde Humbug, su tercer disco.
El punto de partida para AM fue “R U Mine?”, la canción que en un principio sería lanzada como un track aislado y después para el Record Store Day de 2012, terminaría por definir el sonido y las intenciones de este nuevo álbum. Aquí es un hecho que se metieron en terrenos previamente explorados por otras bandas, como The Black Keys, sin embargo, Turner cita como influencias directas a Dr. Dre, Black Sabbath y Outkast.
AM fue grabado en Los Ángeles, lugar en el que actualmente residen y que también influyó en el sonido e imagen que envuelve a esta quinta producción. Ahora, se preocupan tanto por una guitarra afinada o por unas botas bien boleadas. El peinado de cada uno podría corresponder a cuatro décadas diferentes, aún así, están empapados en el rock norteamericano de los años 70, montados en un auto clásico y un look á la James Dean.
Los Arctic Monkeys de 2013 salen al escenario con cierta altanería y hacen soberbias presentaciones en vivo, justo como una banda de su calibre tiene permitido hacerlo. Y es que a estas alturas, pocas agrupaciones pueden presumir de lo que este cuarteto ha logrado: lanzar lados B igual o más potentes que los propios sencillos, de romper records de ventas, de burlarse sutilmente de la sociedad, incluso de ellos mismos (“Who The Fuck Are Arctic Monkeys?”), de tener canciones que se corean al unísono en sus shows (“When The Sun Goes Down”) y de que los 12 tracks de un disco aparezcan simultaneamente en las lista de éxitos (Favourite Worst Nightmare).
Alex Turner ha desgastado la plumilla de su guitarra lo suficiente como para encontrar en AM, melodías más controladas y menos pubertas, pero que siguen enganchando desde el primer instante. La adolescencia se esfumó desde hace dos discos pero la frescura sigue ahí, ahora en forma de grasientos riffs de guitarra y demoledores golpeteos en la batería, además de los coros perfectamente comandados por Matt Helders y Nick O’ Malley.
El exquisito derroche de sensualidad en las letras, hace que este álbum se disfrute tanto en altos como en bajos decibeles; es cierto que se vuelve más sexy hacía la media noche. Cuando las siglas AM cobran significado (After Midnight/después de la media noche), también tomarán sentido la mayoría de las letras. Donde la consciencia es más débil y las palabras más sinceras, las llamadas a las tres de la mañana tienen la perfecta justificación con “Why'd You Only Call Me When You're High?”.
Entre los colaboradores de este disco están nuevamente Josh Homme, vocalista de los Queens of the Stone Age, que ya había trabajado antes con la banda. Se puede escuchar la voz de Homme en “One For The Road” y “Knee Socks”, está última con una referencia a Main Streets película de Martin Scorsese: “Like the beginning of the Main Streets, you could be my baby/como el comienzo de Main Streets, tú podrías ser mi nena”. Mientras tanto Bill Ryder-Jones se hace cargo de la guitarra en “Fireside” y Pete Thomas, baterista de Elvis Costello, reemplaza a Helders en “Mad Sounds”.
De esta manera AM se convierte en el álbum con el sonido más solido y maduro que los Arctic Monkeys hayan experimentado, por un lado, inteligentemente reforzado con las colaboraciones y por otro, valiéndose de recursos que antes rechazaban. Por ejemplo, la caja de ritmos para “I Wanna Be Yours”, canción que inspirada en el mencionado poeta John Cooper Clark, da como resultado una balada suplicante y de profunda devoción hacía alguien.
Aquellos niños que frente a bandas como The Strokes o The Libertines se veían inocentes e indefensos (pero con muchas agallas), han sido cronistas musicales de la vida urbana, sobre todo, de la vida nocturna y mientras regalaban demos en sus pequeños shows, pretendían comerse el mundo de un bocado. Quienes alguna vez se presentaron en televisión vestidos de payasitos ahora se muestran amenazantes, la confianza que emanan al pararse en el escenario, es digna de quien lo ha hecho bien por un largo tiempo y ya no tiene margen de error.
Con este disco nos dejan una sensación de resaca y culpa mezclada con melancolía, es un álbum atrapado entre el amor ideal y la necedad de encontrarlo. Los Arctic Monkeys siguen comprobando que “they might wear classic Reeboks or knackered Converse… the point's that there isn't no romance around there/ellos podrían usar Rebooks clásicos o Converse desgastados… el punto es que no hay ningún romance por ahí”.
Hay ciertas etapas en la vida en que se miran fotos viejas que producen cierta vergüenza de sí mismo, la manera de vestir, el calzado, el peinado y todo lo que representa enfrentarse a ese pasado, a veces es intimidante. No se sabe si eso le sucede a los Arctic Monkeys, aquellos jovencitos que con instrumentos en mano nos hicieron voltear de nuevo a Sheffield, ya son otros en apariencia y sonido, pero su música se agradece y se sigue disfrutando como si fuera la primera vez.
El disco físico del extracto lo pueden encontrar en la Roma Records, que se encuentra en Álvaro Obregón 200, Colonia Roma. Para más información visiten su sitio web: laromarecords.com