De Alice Guy-Blaché a Yalitza: ¿dónde están las mujeres en el cine?
Desde el nacimiento del cine en 1880 con la primera cámara con movimiento, las mujeres se han visto involucradas en el proceso de hacer películas. Sin embargo, cuando se hace referencia a la historia del cine, son las figuras masculinas las que suelen sobresalir. Un ejemplo es la historia que rodea al Kinetoscopio y su presentación en el Salon Indien du Grand Café en París el diciembre de 1894. En este Café, los hermanos Lumière presentaron 10 cortometrajes entre los que se encuentran La Sortie des usines Lumière (La salida de la fábrica Lumière en Lyon) y L'arroseur arrosé (El regador regado).
El público brincaba desde sus asientos, llenos de curiosidad y asombro; estaban fascinados con este nuevo invento. Así, corto tras corto, los hermanos Lumiére se posicionaron como revolucionarios del cine. Mas el cine como expresión artística no fue algo exclusivo de los hermanos Lumière. Mucho tuvo que ver con una revolución femenina y las manos que ondearon esta bandera de liberación y creatividad fueron las de Alice Guy-Blaché.
Alice estaba sentada entre los 33 suertudos, aquel diciembre de 1894, y vio en el Kinetoscopio una infinidad de oportunidades. A pesar de haber sido gran amiga de los Lumière y de haber apoyado su invento de muchas maneras, Alice no compartía las mismas ideas creativas que ellos. Por lo que su historia se separa de aquel Café casi de manera inmediata.
Así, a la temprana edad de 22 años, inició su vida como cineasta. Fue directora y productora de más de 700 películas. Tristemente, a pesar de que Blanché fue una de las pocas y primeras personas en poder hacer del cine su única profesión, su nombre fue ignorado por mucho tiempo en la historia del séptimo arte.
Este fenómeno suele pasar en gran medida con directoras, escritoras o productoras. Es cierto que, aunque la representación femenina dentro de la pantalla grande ha cambiado de forma drástica en los últimos años con heroínas y mujeres independientes frente a roles protagónicos, el detrás de cámaras continúa velando las oportunidades y logros propios de la paridad de géneros.
Según Celluloid Ceiling, un informe anual publicado por el Centro para la Mujer en el Cine y la TV, la mayoría de los trabajos detrás de cámaras generalmente le pertenecen a hombres (más de 75% en todos los casos). A su vez, este informe demuestra que las mujeres todavía forman solo parte del 28% de los personajes principales, dejando así a las mujeres en una minoría, no solo fuera de la pantalla, sino que también dentro de ella.
Y así hubiera continuado si no fuera por las mujeres que iniciaron una conversación con el #MeToo. El ahora célebre hashtag y movimiento social apareció por primera vez en el 2006 gracias a la activista Tarana Burke, quien denunció un caso de violencia de género. En 2017, este hashtag resurgió para darle fuerza a las discusiones de acoso y violencia de género. En el mundo del cine, las cosas se vieron transformadas cuando las mujeres empezaron a compartir sus historias de productores y magnates que tomaban ventaja de sus posiciones para abusar de ellas desde múltiples niveles.
A pesar de situaciones como estas, tenemos a grandes ejemplos de mujeres capaces y exitosas abriéndose paso en el mundo del cine. Tal es el caso de Kathryn Bigelow, la primera mujer en recibir el premio de la academia por mejor dirección en 2010 por la película The Hurt Locker.
Otro caso es Patty Jenkins, directora de una de las películas más taquilleras y con mejor representación femenina del 2017, Wonder Woman. A la par, se han visto grandes discursos de mujeres ganadoras de este prestigioso premio como el de la talentosa Patricia Arquette quien al recibir un premio por su papel en la película Boyhood defiende los derechos de las mujeres en su discurso: “A todas las mujeres que han dado a luz, a todas las que pagan impuestos y son ciudadanas de esta nación, que hemos luchado para que todo el mundo tenga los mismos derechos. Es el momento de tener igualdad de salarios para todos e igualdad de derechos para las mujeres”.
La importancia del cine como medio de entretenimiento de gran poder ha ocasionado que el público exija mayor diversidad cultural en pantalla, por lo que poco a poco se ha ido transformando y diversificando. El año pasado vimos claramente este cambio con la película Roma (2018), en la cual no tan sólo tenemos a una mujer como protagonista, sino que esta mujer representa a una minoría de la sociedad mexicana: Yalitza Aparicio.
Así, desde el estreno de la película en salas tradicionales y plataformas, Yalitza se ha vuelto un ícono para romper el filtro que aún gira alrededor de qué y quiénes merecen o no estar en pantalla, ya que a pesar de los esfuerzos de muchas, el crecimiento de esta diversidad es lento y, en algunos, casos regresivos. Siguiendo con el ejemplo de Roma, aclamada y merecedora de diversos premios, el nombre de Yalitza está acompañado casi siempre por aquel a quien se le ha visto como prácticamente su salvador, su creador: Alfonso Cuarón.
Bien podríamos cambiar la pregunta de ¿En dónde están las mujeres del cine? a un ¿en dónde no están? La respuesta es simple: detrás de cámaras.
Texto por: M.P. Braud y Alexa Pereda